Blog de Rafael Francisco Góchez.
El final de un cuento onomástico titula este espacio de conversación imaginaria. Las razones, si las hubiere, acaso se sospechen en su mismo desarrollo.
sábado, 25 de abril de 2009
Literalmente extraño
En esa multitudinaria mezcla coral del miércoles y jueves pasado estaba Diana, así que nuestra presencia parental en el público era indispensable. Como tengo asumido que la ejecución y sobre todo la apreciación de la danza no es lo mío, mi atención iba a concentrarse en la orquesta sinfónica nacional y, por supuesto, en los cientos de voces de la pieza principal, "Carmina burana", cuya majestuosidad se limita (con perdón) a la invocación de entrada y salida. La coordinación de más de doscientas personas sobre el escenario en tres órdenes artísticos distintos acabó imponiéndose a un público que no tenía la obligación de conocer el contenido de las rimas y mucho menos de la "narrativa" dancística. Eso sí: de ahí a que Orff pretenda convencerme de que su idea musical es adecuada para unos cantos profanos que celebran la vida y la naturaleza, hay un diámetro planetario de distancia: casi nada audible resulta más escalofriante y descorazonador que el supremo y diabólicamente bello coro de "O Fortuna / velut luna / statu variabilis". Así pues, contra la ortodoxia y a riesgo de que los maestros pongan el grito en el cielo, considerando que los textos están en dialectos medievales, lo que yo realmente extrañé y eché de menos fue... ¡un buen proyector con los subtítulos!
Proyector con subtitulos?
ResponderEliminarno sea vulgar! :/
no puede negar que la ejecución
dancística fue muy buena :)