Blog de Rafael Francisco Góchez.
El final de un cuento onomástico titula este espacio de conversación imaginaria. Las razones, si las hubiere, acaso se sospechen en su mismo desarrollo.
viernes, 24 de julio de 2009
Doble réquiem
¿Qué importa si científicamente está demostrado que no es posible para los humanos y humanas respirar la atmósfera de Marte? ¿Qué más da si es inviable imaginar que mil cohetes interplanetarios pudieran llevar, como enormes autobuses que se abordan en una parada casi espontáneamente, a cientos de miles de personas hasta el planeta rojo? Ray Bradbury no escribió sus “Crónicas marcianas” para demostrar cifras y datos, sino para enfrentarnos con nuestra propia naturaleza, esto es, la posibilidad de una conquista y colonización motivada por las cosas de siempre: ambición, escapismo, necedad, aventura... y los sueños de un universo distinto, aunque fallido. Ciertamente, su fuerza maestra es el aire depresivo y desesperanzado que impregna cada párrafo de los cuentos-capítulos de este bello libro, en donde casi la única posibilidad de trascendencia está en seres artificiales, y tras de cuya lectura uno acaba sintiendo compasión y cierta lástima... ¡por ambas razas!
Se perfila como una interesante lectura :)
ResponderEliminarMe hace referencia a "La máquina del tiempo" :')
amé tanto ese libro :|