La expresión que irradia de mí -al tiempo que reposo sobre una enorme roca en el río Guayapa, dentro del Parque Nacional "El Imposible", con el fondo escénico de mis alumnos/as de este año- traduce exactamente la satisfacción de supervivencia a la primera parte de la caminata y el posterior baño en esas frescas aguas puras y cristalinas. El aspecto de casi absoluta extenuación en la escalada de regreso afortunadamente no quedó registrado, pero debió ser como aquel dicho rural que utilizaba mi abuelita: "ya no puede ni con la carta de venta". Y eso que me preparé con semanas de anticipación.
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