Las novelas de Agatha Christie siempre me resultaron de impaciente lectura y, en cierto sentido, adictivas. Únicamente por leer alguna de ellas pasé alguna noche en desvelo en tiempos de juventud, incapacitado para soltar el libro hasta conocer la resolución del misterio. Casi un par de décadas después, el fenómeno no llega a tanto pero sí se mantiene el espíritu de leerlas lo más pronto posible, sin dejar de hacer hipótesis sobre la estelar pregunta: "¿quién es el asesino?" y sorprenderse con el cuidadoso entramado urdido por la autora, quien a pesar de utilizar una estructura similar en sus decenas de obras... ¡siempre acaba subyugándonos!
jueves, 16 de agosto de 2012
lunes, 6 de agosto de 2012
"Los Ángeles Negros" verdaderos
De la música que me acompañó en mi infancia, a través de una radiola JVC Nivico en discos de 45 y 33 RPM, destacaba la de “Los Ángeles Negros”, con canciones como “Y volveré”, “Murió la flor”, “Cómo quisiera decirte” y “Si las flores pudieran hablar”, entre otras, siendo la voz de Germain De la Fuente lo que le daba el tono distintivo, con gran expresividad lírica.
Décadas después, me encontré un CD con el título de “Grandes Éxitos de Los Ángeles Negros”, pero por alguna razón que entonces no comprendí, no sonaban exactamente como los recordaba. No era tanto por los instrumentos regrabados, sino que había en la voz un algo que acusaba cierta mezcla extraña entre el mal pasar del tiempo y un ligero malsonante cambio de timbre.
Fue hasta hace pocos días cuando encontré la explicación parcial a lo que había pasado: Germain se separó del grupo en 1974 y desde entonces la banda tuvo varios vocalistas que de una u otra forma se parecían mucho (por no decir que imitaban) al cantante original. Según dijo uno de los fundadores, esto lo hicieron “por respeto al público”, aunque a mí me parece más bien lo contrario. Por su parte, aquél siguió presentándose como “Germain y sus Ángeles Negros”, pero para entonces su voz ya no era la de antaño. Lo que aún no sé es si ese disco que tanta extrañeza me causó era de “Los Ángeles Negros” con alguno de los Germain style singers, o bien del propio Germain con su voz desmejorada.
Por eso, mejor quedemos en que “Los Ángeles Negros” de verdad son los que sonaron entre 1968 y 1974.
viernes, 3 de agosto de 2012
Validación de la fonomímica
De acuerdo a diccionario en línea de la Real Academia Española de la Lengua, el vocablo “fonomímica” existe en El Salvador y significa “arte que consiste en fingir que se habla o se canta, mientras suena un sonido previamente grabado”, aunque en televisión y cine se le conoce generalmente como playback.
Obviamente, en las presentaciones y conciertos en vivo se considera deshonesto hacer playback, aunque varios artistas pop lo hacen con el propósito de enfocarse más en otros aspectos del espectáculo: danza, efectos especiales y complicados movimientos escénicos. Sin embargo, en cualquier programa de televisión lo normal es, precisamente, la fonomímica, y resulta excepcional y a veces imposible que sea de otro modo.
Cualquiera que tenga noción de todo lo que se necesita para capturar el sonido de un grupo en vivo, especialmente si es para televisión, sabe que hay muchas horas de pruebas y ajustes previos para que todo suene como es debido. Un MTV Unplugged no se logra con solo poner a los músicos a tocar sus instrumentos frente a las cámaras. Los conciertos de medio tiempo en el Superbowl requieren de un pequeño ejército de técnicos debidamente entrenados. No hay banda ni de pueblo ni de fama mundial que se haya privado del playback como medio para difundir su música.
En las revistas y programas de televisión donde te dan espacio para presentarte, pocas veces están para exclusividades: lo usual es que llegues con tu gente, te ubiquen en el set y se proceda a la transmisión, llámese el "Combo Playero El Tunco" o los mismísimos "Beatles". Lo importante en ese caso es que la teatralización quede bien, sea creíble y logre transmitir mensajes y sentimientos a través del medio audiovisual.
El playback existe desde que se pusieron canciones en películas y se transmitieron en programas de televisión. Todos los videoclips son playbacks, por añadidura.
Si el aspecto a censurar es que hay demasiada diferencia entre el sonido de un grupo grabado en estudio con respecto a sus presentaciones en vivo, eso ya es otra cosa; pero la crítica desfavorable a la fonomímica, por el solo hecho de que se haga, realmente no tiene fundamento.
¡Son ellos!
El humor de "Los tres chiflados" pertenece a una época en donde uno se reía de cosas bastante más inocentes que las requeridas en la actualidad (un tropezón o algo absurdo como una langosta viva saliendo de la sopa para colgársele de las narices), indisolublemente unido a mi infancia de dos canales de televisión transmitiendo en blanco y negro episodios ya entonces antiguos.
Reencontrar dichos cortos cinematográficos en edades posteriores es, pues, un baño de nostalgia; sin embargo, ver una película actual con actores interpretando en una trama extendida a Moe, Larry y Curly de manera verosímil, tanto que por momentos uno cree que son ellos, es algo más que agradable.
En efecto, la película dirigida por los hermanos Farrelly (de "Loco por Mary" e "Irene, yo y mi otro yo") conserva en su pureza la esencia del trío cómico, recrea muchos gestos y escenas célebres e incluso se toma alguna licencia de humor moderno sin que le vaya mal.
Si uno es fan de los chiflados, sentirá este filme como un natural y largo episodio de aquellos memorables cortos.