Por este medio, deseo hacer una aclaración acaso evidente, pero necesaria.
Hace tres años decidí participar más activamente en el debate público, ejerciendo mi derecho ciudadano de expresar opiniones, comentarios y análisis políticos en diversos medios de comunicación social, tradicionales y digitales.
Desde el inicio estuve consciente del riesgo de recibir ataques personales, dada la toxicidad que prevalece en ese ambiente; sin embargo, valoré más la posibilidad de aportar pensamiento desde un estilo particular, ecuánime y ponderado, convicción en la que me mantengo firme y con ánimo de continuar.
Durante ese trajinar he tenido el cuidado de no vincular mis opiniones particulares con mi trabajo como docente en una institución educativa de larga trayectoria, tanto en mis artículos y entrevistas externas como en el día a día estudiantil interno. Mantener esta separación de roles me ha permitido conservar mi responsabilidad e integridad profesional, al tiempo que desempeñarme satisfactoriamente en los espacios de opinión a los que he sido invitado. En este particular, agradezco tanto a mis superiores en lo laboral, como a los anfitriones de los programas mediáticos, por el respeto y la comprensión que me brindan.
Invito cordialmente a las personas que aún no han logrado entender la separación de ambos roles, a que hagan el esfuerzo por no confundirse ni confundir a la audiencia. Lo que es conmigo como “analista político”, es conmigo y con nadie más. No busquen flancos de ataque en escaques inexistentes fuera del tablero.
Atentamente,
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