lunes, 11 de agosto de 2025

¿Un dictador amado por el pueblo?

Publicado en ContraPunto

El 5 de agosto de este año, el canal La Base América Latina transmitió un programa de opinión con varios invitados, entre ellos el activista opositor Óscar Martínez, del periódico digital El Faro, quien casi al final de su intervención pronunció una frase que debe quedar enmarcada para la historia: "Somos prensa crítica contra un dictador al que mi pueblo ama", dijo a nombre de su red de homólogos, en referencia al presidente Nayib Bukele.

Resulta paradójico, con tintes de absurdo, atribuirle a una misma persona dos características de suyo contradictorias: ser un dictador y ser amado por el pueblo. 

Comenzando por la segunda parte de la célebre frase, no hay ninguna duda del fortísimo apoyo que la población le ha endosado a Nayib Bukele en sucesivos eventos electorales, llegando al 85 % en las elecciones de 2024 y manteniendo esos números en todas las encuestas reales. Esto le ha permitido tener una Asamblea Legislativa que le da plena gobernabilidad, la cual también ha nombrado funcionarios de segundo grado en sintonía con sus políticas públicas.

No tiene, por lo tanto, ningún sentido ni tampoco rigor conceptual utilizar el término “dictador” para referirse a Nayib Bukele, pues en ningún momento este ha accedido ni se ha mantenido en el poder por la fuerza. Esta concentración de poder ha sido el resultado de la voluntad consciente de la enorme mayoría del pueblo, que es el verdadero soberano, consolidada a partir de los resultados en materia de seguridad y el inicio del despegue económico. El mandatario está en el legítimo ejercicio de la autoridad conferida por el soberano.

En términos simples: no existe un dictador amado por el pueblo. Si alguien es dictador, es porque necesita usar la fuerza como elemento imprescindible para estar en el poder, suprimiendo arbitrariamente las libertades ciudadanas. Tal fue el caso de Fidel Castro y sus herederos de sangre y de ideología en Cuba, donde hay un partido único por ley y se suprime de facto cualquier iniciativa opositora, con varios niveles de obsesiva prevención. Tales son los casos de Nicolás Maduro y la pareja maldita Ortega-Murillo en Nicaragua, quienes además tienen presos y exiliados políticos reales, no creados por redes internacionales de propaganda.

Si un pueblo empodera a una persona, usando los mecanismos legítimos para tal fin —y si, además, la oposición y el disenso tienen espacios tradicionales y digitales para decir lo que quieran— entonces no hay dictador ni dictadura, el término es impertinente. Otra cosa muy distinta es que haya quienes finjan persecución política o la invoquen para cubrir delitos de otra naturaleza, pero ese es análisis aparte.

Desmontada la falacia anterior, cabe hacer un par de observaciones adicionales. Si el autor de tan paradójica sentencia afirma que él y su camarilla combaten a Bukele y, al mismo tiempo, admiten que el pueblo ama a Bukele, la conclusión lógica sería que, en última instancia, estas personas que dicen ser “prensa independiente” en realidad combaten intencionalmente aquello que el pueblo quiere. En ese caso, pareciera que el espíritu de la dictadura yace en ellos mismos y no en aquel a quien así etiquetan, pues se consideran una élite por encima de la voluntad popular, a la cual deslegitiman.

Finalmente, un detalle que no es menor, aunque a primera vista pase desapercibido. El uso de “mi pueblo”, por parte del emisor, es una forma de expresar un distanciamiento emocional y político muy fuerte. El dicho popular “¡Ah, mi pueblo!” generalmente está cargado de una fractura identitaria y una paradoja dolorosa para quien lo pronuncia. Es al mismo tiempo condescendiente, lastimero e irónico, con un dejo de superioridad y frustración por algo que está culturalmente bien instalado. A este nivel, lo que se percibe en quienes así se expresan no es una voluntad de intentar, al menos, entender con simpatía y empatía a ese pueblo, sino la reafirmación de varias obsesiones adictivas que los tienen en la marginalidad desde la que opinan.

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