domingo, 27 de marzo de 2011

¿A qué vino? ¡Pues a esto, gente!

En el libro de visitas de la tumba de Monseñor Romero ubicada en la Catedral Metropolitana de San Salvador, el Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, escribió esto:

"Gente de todo el mundo halla inspiración en la vida del Arzobispo Romero. Ojalá sigamos su ejemplo en la defensa de la justicia social y los derechos humanos".

Realizar ese gesto es motivo suficiente para una visita.

sábado, 26 de marzo de 2011

¿El "cambio" de siempre? Ojalá que no.

Hace unos días la actual Junta Directiva de la Federación Salvadoreña de Ajedrez anunció su próxima renuncia y convocatoria a elecciones para nuevas autoridades. Comprendo que el ánimo de luchar contra corriente (es decir, los esquemas culturales de la majada) tenga un límite y entiendo que ese sea el principal motivo de su salida. Espero que quienes lleguen al cargo tengan la prudencia y discreción necesarias.

Les recomiendo que escuchen al ocho veces campeón nacional MF Boris Pineda y, sobre todo, que los entrantes moderen sus propios egos y vean más allá de las perennes revanchas. Desde mi saludable retiro, vería bien una candidatura como la de Efraín Segura para presidirla, acompañado de gente honesta, madura y con visión de futuro.

En cuanto a la Drectiva saliente, donde están mis amigos Marvin Guevara, Luis Liévano y Virgilio Hernandez, es de reconocerles que han tenido aciertos pero también errores, especialmente en cuanto a comunicación y relaciones públicas. Con todo, no creo que hayan actuado con mala voluntad, han dado ejemplo de probidad, han tomado ciertas decisiones valientes y lamentablemente han gastado mucha energía en defenderse de una permanente campaña sucia "made in"... ya sabemos dónde.

De las autoridades que resulten electas, espero sinceramente que aprovechen la ventaja de recibir una FSA sin un par de cargas ya liberadas y, sobre todo, que sepan manejar con diplomacia pero también con soberanía de criterio ese mal necesario intrínseco que supone tener "buenas relaciones" con cierto par de personajes regionales de la FIDE. No olviden que los dineros que administran vienen de nuestros impuestos y deben ser para beneficio nacional, siempre sujetos al escrutinio público.

Y como decía el gran Teniente Columbo: "Oh, just one more thing!" Convenzan y hagan que regrese Gustavo Zelaya, a quien la juventud ajedrecista necesita como tutor en la FSA (eso sí, dentro de un esquema de trabajo bien ordenadito y adecuadamente supervisado, que lo cortés no quita lo valiente).

domingo, 13 de marzo de 2011

¡Ah, la envidia!

Sí, el diccionario aún conserva su capacidad de sorprender. Buscando el término “envidia” encontré el significado esperado: “emulación, deseo de algo que no se posee”; pero también una definición provocadora de muchas reflexiones: “tristeza o pesar del bien ajeno”, entendiendo “bien” tanto como “patrimonio, hacienda, caudal” como también lo que de bueno pueda ocurrirle a otra persona.

Quizá no haya explicación suficiente para la absurda actitud de un niño o niña que, habiendo estado feliz con su juguete durante horas, repentinamente lo desprecia por mirar y anhelar otro que no tiene y que, no obstante, desempeña exactamente la misma función vital de diversión y entretenimiento. Quizá tampoco se pueda entender racionalmente por qué alguien que está en posesión y disfrute de muchas cosas buenas -que incluso ya quisieran otros- de repente no las valora porque le parecen poco y las ve palidecer en comparación con las de éste, aquélla o el de más allá. El fiasco viene cuando el envidioso o envidiosa logra su propósito y tampoco vive satisfecho en la nueva situación.

Casi todos los ámbitos de la vida pueden servir para ejemplificar lo antes dicho, siendo evidente que la ideología dominante utiliza y potencia los sentimientos de envidia para aumentar irracionalmente el consumo. Históricamente, los círculos del poder han sido campos fértiles para el desborde de la envidia, pero también el campo del arte y el mundo del espectáculo están llenos de ella.

Dicen los analistas que la lucha contra la envidia pasa por aceptarla como un sentimiento natural que no por serlo debemos cultivar, pero el arma principal es... ¡aprender a gustar y disfrutar de lo que uno tiene y es capaz de hacer con los propios recursos!

viernes, 11 de marzo de 2011

Eufemismo de basurero

Admito que la biblioteca personal de una relevante figura cultural puede considerarse con toda justicia su fuente espiritual y, sin duda, la base sobre la que edificó su saber. De allí que sea razonable mirar con interés tal colección de libros y estimarlos en su real valía.

Desde tal perspectiva, no parece descabellado que, tras el fallecimiento una destacada autoridad intelectual, los libros que a ella pertenecieron se eleven a la categoría de bien cultural que, como tal, debe preservarse y ponerse a disposición de quienes tienen hambre y sed de sabiduría.

Sin embargo, aceptar todo lo anterior sin más -por irreflexivo principio de autoridad, injustificado endiosamiento y sobre todo carencia de criterios- deriva en nefastas consecuencias.

Más allá del debate sobre los méritos de tal o cual persona (que en algunos casos sería perfectamente discutible), muchas veces ocurre que sus herederos/as sencillamente no hallan qué hacer con aquel supuesto manantial de cultura y, en lugar de tirarlos a la basura o hacer una hoguera onomástica, se les ocurre la feliz idea de donarlos a una biblioteca.

El mal viene cuando se los acepta sin someterlos a un cuidadoso proceso de selección.

Que un libro haya ocupado los estantes de éste o aquélla no significa necesariamente que Dios mismo lo haya insuflado con su aliento. Para merecer conservarse, deberá haber en él algo especial, bien sea por su origen, sus anotaciones, su edición, su dedicatoria, su escasez u otra condición singular desde algún punto de vista justificado.

Sin ese necesario filtro, la biblioteca aceptante corre el riesgo de reducirse a un receptáculo acrítico, cuya función final equivale a un eufemismo de basurero.

jueves, 10 de marzo de 2011

Hasta el hartazgo

Ya sea enfrente de los acontecimientos “en vivo”, ya sea en esos ratos libres que el cerebro se pierde en recuerdos y desvaríos, el caso es que en uno se van acumulando cosas que fastidian, aburren, molestan y hostigan, bien sea por su elevado nivel de insensatez, por su recurrencia ad infinitum, por su intrínseca absurdidad o porque jamás de los jamases van a solucionarse, tanto que dan ganas de cachimbear a alguien pero no se halla a quién o, si lo hay, mejor no hacerlo porque uno mismo podría salir perdiendo, y por mucho.

Así las cosas, he aquí una pequeña lista personal catártica, sin seguir ningún orden particular.

Señoras y señores: digo que estoy hasta el gorro de…

… el intrincado, anacrónico, ineficiente y bastante corrupto sistema judicial que padecemos, capaz de producir fallos tan insólitos como indignantes y principal culpable de la impunidad y la sensación de inseguridad generalizada.

… el despilfarro que de los recursos públicos hacen los funcionarios de los diversos órganos del Estado, de todos los partidos políticos y especialmente en la Asamblea Legislativa.

… la ligereza de las huelgas, tomas de calles y edificios, suspensiones de labores, barricadas, etc. por la mínima causa que se les ocurra, generalizando y al mismo tiempo desvalorizando un método de lucha histórico hasta volverlo ineficaz y contraproducente.

… las alocuciones envalentonadas de gente que habla de temas que no conoce, que cita como verdaderos hechos que no le constan y cuya única fuente de información siempre es el impersonal “me contaron” y el difuso “dicen que” (incluyendo dudosos correos electrónicos o publicaciones irresponsables en Internet).

… los políticos y políticas con sus campañas, sus decires y sus múltiples inoperancias.

… la enorme cobertura mediática de temas, personajes y productos triviales, alienantes o basura, con el argumento de “es lo que a la gente le interesa”, cuando son los propios medios quienes han inducido y acostumbrado a las masas a consumirlos.

… los intelectualoides pedantes que van de víctimas –especialmente en el extranjero- hablando mal de este ingrato país que no los merece, ganando fama a costa de ello pero incapaces de aportar algo para salir del hoyo.

… los debates sobre importantes temas jurídicos y políticos en el marco del Estado laico hechos a base de argumentos religiosos de corte fundamentalista.

… los buseros, su comportamiento y las cíclicas negociaciones de estira y encoge con el Gobierno, de donde siempre salen con una pila de promesas y acuerdos para mejorar un sistema obsoleto y caduco.

… y las pláticas de chupadero... ¡fuera del chupadero!

domingo, 6 de marzo de 2011

Serrat al máximo


Aunque de joven ya conocía algunas canciones, fue mi vecino Milton quien me presentó los discos completos de Joan Manuel Serrat, mientras cantaba a media calle con cara de loco la pieza “De cartón piedra”. Fue en 1985 y Milton estaba armando la presentación de “Chubasco”, en la que incluyó “El niño yuntero”, poema de Miguel Hernández musicalizado por el noble catalán.

Algún tiempo después, en casa del ya fallecido DJ Johnny Calderón estuvimos conversando sobre el LP en vivo “En directo” y la incredulidad de que pudiera haber algún público tan silencioso y atento durante las interpretaciones. También por aquella época, en el repertorio de un grupo musical juvenil al que yo instruía incluimos “Para la libertad”, vigoroso texto del visceral poeta antes mencionado, entretanto yo seguía conociendo más y más música de este cantautor, cuya mención de canciones memorables puede exceder cualquier espacio.

Luego del fallecimiento de mi amigo Toño Dimas, quienes fuimos su comunidad fraterna hicimos un entrañable homenaje a su memoria, acto en el cual canté como mejor pude la “Elegía”, casi desconectado del entorno por el inmenso sentir y sentido del poema (Miguel Hernández de nuevo). En paralelo, me seguían sorprendiendo las formas y figuras tanto como los arreglos de “Cada loco con su tema” y sonreía con varios sarcasmos de “Bienaventurados”.

Pese a todo lo anterior, por razones que aunque las hubiere me cuesta recordar, no asistí a ninguno de los conciertos que Serrat dio en el país antes de ayer. Pero esta ha sido una de las esperas compensadas con creces al momento de su realización.

En plena posesión de su timbre y voz, el Serrat de anoche vino musicalmente enriquecido, con Ricard Miralles pero también con Josep Mas “Kitflus” al mando del sexteto musical, superando agotamientos pasados y dándole una inusitada frescura a las interpretaciones.

Del evento en sí diré que la audiencia (unas tres mil personas mayoritariamente adultas, a ojo de buen cubero) demostró bastante hambre de cultura, en algunos casos muy al modo salvadoreño (¡qué maña esa de pedir a gritos esta o aquella canción, como que es mercado!) donde no faltaron algunos bayuncos/as que confundieron el auditorio CIFCO con algún chupadero donde se ve la Liga Española. Del los agudos gritos de fan de la Chele adolescente (que estaba a tres sillas de distancia) diré nada más que compadezco los tímpanos de la pareja que tenía a la par al mismo tiempo que la felicito su buen gusto musical y le agradezco que supiera hacerlo solo en los espacios intermedios entre canciones.

En el plano más personal, el trance extático fue con la interpretación de las "Nanas de la cebolla" (sí, Miguel de nuevo), siguiendo línea a línea el texto y el arreglo exacto. Ya en lo colectivo, me sorprendió la cantada en coro multitudinario de “Mediterráneo”, “Penélope” y “Cantares”, no porque ocurriera previsiblemente sino porque la letra estaba muy bien sabida. Creo que Serrat mismo no se lo esperaba, pues aparte de los dos “finales planificados” (o sea, ya se sabe que va a regresar ante la prolongada ovación de pie por parte de la majada), volvió una tercera vez interrumpiendo el proceso de desconexión de micrófonos e instrumentos. En esta parte, como ya se habían retirado los vigilantes que custodiaban la zona VIP y el rebaño estaba a medio salir, saltamos la grada que daba acceso y nos apuramos a correr al pie del escenario, cosa que habría sido imposible de haber habido allí un foso con hambrientos cocodrilos.

La foto insertada en la foto inserta del principio, silueta de luz tomada con el bueno y antiguo Motorola V3 a menos de cinco metros de distancia... ¡es testimonio feliz de ese momento!

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Posdata: se me acaba de informar que salimos entre el público en la foto del reportaje de "El Diario de Hoy" (6/3/11, pág. 53).

miércoles, 2 de marzo de 2011

Cita apropiada

"Ya sabéis cómo son esos viejos cascarrabias que han envejecido entregando su vida generosamente a un arte. Riñen a todo el mundo. Habitualmente son altos, huesudos y delgados. Les gustaría que el breve plazo que les queda de vida fuera una repetición del largo periodo que han dejado atrás. Enseguida se sulfuran y se enfurecen, protestan por cualquier cosa. Cogen las riendas de todo desesperando a cualquiera. No les gusta nadie ni nada. Yo soy uno de ellos."

Orham Pamuk en “Me llamo Rojo”
(Capítulo 38, “Yo, el Maestro Oman”).