sábado, 28 de noviembre de 2015

Manual para defender pederastas

Casi nadie defendería abiertamente a un hombre que durante ocho años violó a una niña. Sin embargo, cuando este individuo es además sacerdote católico, en lugar de que esa condición sea agravante del delito, al parecer de algunos/as feligreses resulta ser un atenuante... y se ponen indulgentes.

A continuación, verán unas cuantas maneras de defender pederastas, expresadas reiteradamente por fieles devotos, supongo que de buena fe o sin darse cuenta de la magnitud de la infamia que están apoyando de manera inconsciente.

No incluyo los descaros de decir que son calumnias, que yo lo conozco y él sería incapaz de hacer una cosa así, ni mucho menos las consabidas culpas a la víctima y su familia por no fijarse o no decirlo a tiempo. No. La gracia de las aquí enumeradas es que tienen trampa y la gente cae fácilmente.

1. No juzgar

Una de las citas bíblicas más convenientemente usadas en este caso es Mateo 7, 1-5 (con su respectiva equivalencia en Lucas 6, 37), que básicamente llama a no juzgar a los demás.

Si atendemos a una torpe lectura del texto, esto equivaldría a no tener leyes ni penas, es decir, el reino de la impunidad terrenal absoluta, puesto que como “solo Dios puede juzgar”, sería antibíblico cualquier sistema judicial, sea laico o eclesiástico.

Esta sentencia interpretada literalmente es insostenible y un insulto a la dignidad humana.

Joven profesional asesina y descuartiza a un individuo.
No juzguemos.

Militares masacran a más de 800 civiles desarmados en El Mozote.
No juzguemos.

Hombre prende fuego a su compañera de vida por celos.
No juzguemos.

¿Es ese realmente el sentido de la doctrina católica? La práctica y cualquier sentido común apuntan a que no.

Hay extensas interpretaciones para intentar establecer por dónde va esta frase, no todas coherentes y muchas veces contradictorias, pero por lo visto hay una que los así llamados creyentes desconocen o prefieren no atender, y ciertamente la jerarquía eclesiástica ha olvidado hacer notar: que discernir entre el bien y el mal, denunciar y condenar un crimen, son deberes esenciales de todo católico.

2. Quien esté libre de pecado…

Del episodio de la mujer adúltera (Juan 8, 1-11), piadosos defensores del pederasta extraen la sentencia “quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.

Según esta mezquina interpretación, como todos somos humanos e imperfectos, algún pecado tendremos y, por lo tanto no debemos decir nada ante un delito de esta magnitud.

Una vez más, queda en evidencia la pobreza de la lectura comprensiva y, ni qué decirlo, de la casi nula orientación al respecto de quienes están a cargo de enseñar la doctrina.

El valor moral del episodio en cuestión está, principalmente, en denunciar la injusticia, por cuanto las leyes de entonces condenaban a muerte a la mujer adúltera pero no establecían pena alguna para el hombre adúltero; y en segundo término, en criticar la hipocresía de esos hombres que también habían cometido adulterio y no obstante se ensañaban con esa mujer en particular.

Por supuesto, quienes así gustan de citar la Biblia se cuidan mucho de no incluir a Mateo 18, 6 en sus piadosas defensas de un caso de pederastia:

El que hiciera caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar.

3. Los enemigos de la Iglesia

Hay un buen ramillete de citas bíblicas dedicadas a los enemigos de la Iglesia, que más allá de las persecuciones de tiempos antiguos, históricamente les fueron aplicadas -desde su poder terrenal- a quienes denunciaron errores, incoherencias, abusos y crímenes de la propia Iglesia.

Cuando hace tres décadas comenzaron en muchos países las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, la primera reacción fue precisamente negar y contraatacar con el estribillo de “los enemigos de la Iglesia” y la “campaña de desprestigio”.

Luego, cuando ya las evidencias eran tumultuosas, la jerarquía no tuvo más que aceptar los hechos, pedir perdón y establecer políticas claras para prevenir más casos y atender las denuncias.

En El Salvador, siendo este el primer caso de gran relevancia (aunque técnicamente no el primero), el Arzobispado reaccionó correctamente, según a la política eclesiástica actual, aunque sólo después de la presión ejercida por la Secretaria de Inclusión Social; sin embargo, parece que la cúpula no ha sabido bajar el mensaje o hay mandos medios que todavía siguen con la paranoia de que hay mala intención detrás de la denuncia.

Tampoco está claro si quienes así reaccionan ven en un sacerdote pederasta a un amigo de la Iglesia que, además, tiene buenas intenciones.

Anexo para nada extemporáneo: en esta línea, no habíamos considerado el ángulo político, pero este sujeto hace un brillante aporte a esa trinchera.

4. En vez de criticar, oremos por los sacerdotes.

No voy a discutir la oración en sí, pues esto pertenece al ámbito de las creencias personales.

Si así le nace, usted puede orar por cualquier persona en cualquier momento.

Y si es por que haya más y mejores sacerdotes, con real vocación para hacer y propiciar el bien, hasta podría contar con mi apoyo.

Pero no creo que sea esa la intención estratégica de esas estampas que hoy piden orar por los sacerdotes ya que “detrás de ellos está el Demonio que quiere hacerlos tropezar y caer en la tentación”.

En el contexto de opinión en que esto se publica, el significado es otro. Lamento si ofendo su sensibilidad o creencias con la siguiente afirmación, pero en realidad esto es pedir oración por un pederasta en particular.

Aplique la sana crítica y vea que dichas peticiones, sin dolo en cualquier otra situación, no aparecen en un momento casual, sino precisamente en medio de la indignación por el caso descubierto, y tienen una función bastante clara: defender al agresor por la vía de la lástima, haciéndolo ver como un pobre hombre indefenso, de quien el Diablo se posesionó en un momento de debilidad. Tal es, ni más ni menos, la versión seudoespiritual de un violador que durante ocho años abusó continuamente de una niña.

Por supuesto, en esos clamores no tienen en cuenta a las víctimas.

No sé ni quiero saber si quienes promueven estas cadenas de oración se han imaginado a sus propias hijas sufriendo tales vejámenes.

5. ¿Pederastia? ¡Sí, qué mal! Cambiemos de tema.

El Diario de Hoy invisibilizó el caso cuando la Secretaria de Inclusión Social lo denunció y, tras la conferencia de prensa del Arzobispado, no tuvo más remedio que publicar la noticia. En su primera plana le dio un espacio aproximado de 15 cm². Trate de encontrarlo en la siguiente imagen.

El noticiero matutino de TCS, del día posterior a la mencionada conferencia, comenzó con diez minutos de una noticia política y, a continuación, concedió un minuto exacto para este tema.

En la cuenta de Twitter y blog de uno de sus comunicadores emblemáticos de esa misma estación televisiva -quien se declara católico, apostólico y romano- no hay una sola palabra del tema, pese a que publica y actualiza varias veces al día y no deja área nacional o del mundo sin comentar.

Una persona que conozco me dijo: “sí, sí, está mal y que lo suspendan, pero ¿no cree usted que hay algo detrás de la denuncia?”

El dicho “no hay que hacer leña del árbol caído” parece haber revivido en la cultura popular, en su mejor versión.

En fin, son maneras de decir las cosas quedito, que no haga mucha bulla, al fin y al cabo la Iglesia ya se pronunció y el delito ya prescribió y ya aburren con esto, por qué no dicen nada de aquello otro.

Y, por supuesto, no podía faltar la carta de Paolo Lüers, desviando la atención hacia otro tema, pues para él lo importante es desacreditar a la Dra. Vanda Pignato (quien dio voz pública a la denuncia), no olvidemos que ella le cae mal.


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viernes, 27 de noviembre de 2015

¡Ay, católicos!

Leer los comentarios que la gente deja en redes sociales ante los hechos que son noticia en la Guanaxia Irredenta no es un ejercicio intelectual, sino una auténtica prueba de temple para el espìritu y el sistema digestivo.

La sarta de insensateces allí plasmada no deja de sorprender, pero cuando esta se genera en grupos de quienes se espera si no sabiduría, al menos cierta lucidez y un poco de ética, la reacción no puede ser más que de profunda decepción.

Tal es el caso de la publicación de Radio Luz, de filiación católica, en el contexto de la suspensión eclesiástica a Monseñor Jesús Delgado, por acusaciones de pederastia.

El mensaje subyacente que leo es este: responsabilizar de alguna manera a la feligresía por la conducta delictiva de este u otros religiosos, dada por la falta de oración por ellos.

Bien: puedo estar equivocado, puedo ser demasiado alcanzativo, pueden caber matices de interpretación, tal vez la intención no es esa y al entenderlo así se tergiversa el mensaje.

La infinidad de amenes allí plasmados no amerita comentario, pues cada uno de ellos se puede entender como concordancia con el mensaje explícito o implícito, con la supuesta buena intención o simplemente como asentir mecánicamente ante todo lo que provenga de la jerarquía eclesiástica, cada quién sabrá.

Vaya y pase.

Lo que sí indigna y preocupa son comentarios desde lo inconsciente hasta lo perverso... de fieles católicos. No, no es la carta de exculpación del pastor Carlos Rivas publicada por los devotos del TAI, tampoco son los del Taber defendiendo a Tobi Sr. cuando estuvo preso. No: son mujeres y hombres católicos.

Verán, como nota dominante, los llamados a no juzgar, prácticamente una apología de la impunidad. Luego están las alusiones a la debilidad humana (¡pobre hombre tentado!), los diagnósticos disparatados, echar la culpa al Enemigo, responsabilizar a la víctima o a sus padres y, por supuesto, defenderse ante de campañas de desprestigio anticlerical.

¿Autocrítica? ¿Oración por las víctimas? ¿Asunción de responsabilidades institucionales? ¿Política actual de la Iglesia Católica contra abusos sexuales de sus funcionarios? ¿"No se oye, padre..."?

Transcribo aquí algunas de esas perlas dejadas por los y las fieles a este respecto, con los debidos arreglos ortográficos.

Si no le indignan, puede unírseles en esta dirección ►http://on.fb.me/1XxfWVp.

“El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

Ante estos eventos que afectan la imagen de nuestra Iglesia salvadoreña, solo quiero invitarle a que no seamos maquinaria pesada que aplasta la dignidad de la Iglesia, sino que seamos como ladrillos que refuerzan la Iglesia ante esta cantidad de ataques que sufriremos de ahora en adelante por los enemigos de la Iglesia.

Cuando un sacerdote es calumniado la noticia llega a todos los medios.

Debemos poner nuestra confianza en Dios y no en el hombre y no juzgar.

Dejemos de meternos con los errores de los demás y solucionemos los nuestros que no vemos.

Déjenlos tener esposa para que no caigan en las violaciones.

El único que va juzgar es Dios.

Juez solo Dios.

La inocencia de nuestros hijos es responsabilidad de sus padres.

La verdadera iglesia es la católica porque es la más acusada u criticada.

La vieja pelona actuó con dolo.

Las mujeres debemos también ser más conscientes que ellos son humanos, hombres llamados a la castidad, por eso mismo no lleguemos a las iglesias con ropas deshonestas.

Lo que no entiendo: ¿por qué duró tanto tiempo teniendo relaciones con el sacerdote, por qué no dijo lo que sucedió en el mismo instante?

Los que los critican es porque no piensan que aparte de ser sacerdotes son hombres humanos que se pueden equivocar.

Pecados todos tenemos, no podemos juzgar a nadie.

Perdona a los que no han podido ser fuertes para pelear con el Enemigo.

Por eso hay que orar, porque criticando no hacemos absolutamente nada.

Quienes los critican que se vean primero sus vidas

Solo Dios nos conoce tal cual somos y solo él nos puede condenar o salvar.

Son humanos como nosotros, el único perfecto y que jamás fallará es Dios.

Todos son santos cuando hablan de los pecados ajenos. Eso es lo que hacen los que critican a los sacerdotes.

Y hay veces solo son calumnias, no olvidemos cómo criticaron al Maestro.

¡Ven, Espíritu Santo, y con tu rayo instantáneo sánanos!

Posdata: si ya agarró envión y quiere seguirse deleitando, aquí hay más (aunque no sé si mejores): http://on.fb.me/1XB3N1G


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¿Por qué no lo denunció antes?

Una vez conocida la denuncia de abuso sexual contra Monseñor Jesús Delgado, hecha a través de la Secretaria de Inclusión Social, así como la aceptación del caso por parte de la jerarquía católica salvadoreña, la gente ha soltado todo tipo de comentarios y valoraciones, que incluyen desde las usuales expresiones declaradamente estúpidas (como insinuar que la víctima o su familia propiciaron los abusos) hasta las defensas inconscientes del agresor (como culpar al celibato o al Diablo que pudo tentarlo).

Como se sabe de acuerdo a lo informado por la SIS, y confirmado por la propia Iglesia Católica, la denunciante tiene en la actualidad 42 años. El abuso sexual continuado fue cometido cuando la víctima tenía entre 8 y 17 años de edad, es decir, entre 1981 y 1990; por tanto, ante la ley el delito prescribió en 2000 y no procede acción penal.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué la señora hace la denuncia hasta ahora, 25 años después?

Este tipo de cuestionamientos son pronunciados por personas de buena fe, seguramente sin mala intención, pero tristemente arraigados en esa amalgama de creencias, prejuicios e ignorancias a la que solemos llamar “nuestra cultura y tradiciones”.

Además de las ya conocidas explicaciones de especialistas en el tema, sobre la psicología de la víctima, me parecen pertinentes las siguientes consideraciones para abonar respuestas a dicha pregunta.

Las dejo acá para su análisis.

- Por el aura de divinidad de la Iglesia y sus funcionarios

La Iglesia se enviste a sí misma como divina y hay mucha gente que así lo cree. Fieles devotos se refieren a los sacerdotes como aquellos designados por Dios para guiar a su rebaño.

Aceptar la filiación sobrenatural de una institución y sus funcionarios inhibe fuertemente la denuncia de los delitos que puedan cometer, porque sobre la parte acusadora pesa la amenaza imaginaria de la condenación, así como la acusación real de que su motivación no es buscar la justicia sino sumarse a la “campaña mundial de desprestigio contra la Iglesia”.

No es sino hasta que se entienden las cosas de otro modo y se ven posibilidades reales de que la denuncia reciba atención y adecuada respuesta, cuando es posible actuar de modo diferente. Pero estos procesos pueden tomar mucho tiempo.

- Porque el caso ya no requiere del sistema judicial

Esta razón es paradójica a primera vista, pero no carece de lógica.

El punto de partida es la sensación generalizada que el sistema judicial salvadoreño más bien garantiza la injusticia y la impunidad, y abundan los ejemplos para ilustrarlo.

La hipótesis (por demás imposible de comprobar) es que si los abusos sufridos por la víctima todavía fueran objeto de acción penal, seguramente habría continuado sin denunciarlos, ya que su suerte estaría en manos de un órgano judicial ineficiente y corrupto.

Pero al canalizar la denuncia a través de la Secretaría de Inclusión Social, cuando el delito ya prescribió, el tema se traslada al campo de lo moral, donde las condenas no implican prisión y las reticencias son ciertamente menos feroces.

- Porque hasta hoy hay un fuerte liderazgo reivindicativo

La gente acude allí donde siente confianza y posibilidades de ser atendida.

Según la información publicada, la denuncia se conoció primero en Ciudad Mujer, y de allí pasó al tribunal eclesiástico.

Las luchas reivindicativas feministas son recientes, diversas y mucha gente ha participado en ellas; pero, más allá de simpatías o antipatías particulares, es un hecho cierto que muchas personas, especialmente mujeres, ven en la persona de Vanda Pignato una líder en la defensa de sus derechos.

La aceptación pública de los hechos, por parte de la jerarquía católica, vino solo 24 horas después de que la Dra. Pignato mencionara públicamente el caso. No creemos ser escépticos en exceso si dudamos que el Arzobispado hubiera dicho algo de no ser por la presión mediática derivada de dicha alocución.

La mención particular no va por el culto a la personalidad, sino por la evidencia de que hay acciones personales capaces de incidir en el decurso de los acontecimientos.

- Porque antes la Iglesia habría desestimado el caso

Si la Iglesia Católica manifiesta en la actualidad una política clara y explícita contra delitos sexuales cometidos por sus funcionarios, es porque no le quedó más remedio, tras la avalancha de denuncias y testimonios de las últimas décadas.

Pero en los años ochenta la situación era distinta.

Hay suficientes evidencias para afirmar que la política implícita de la Iglesia Católica era no solo soslayar sino hasta proteger a los agresores. Esto ocurrió al más alto nivel, pues hay fuertes indicios de que hasta el papa Juan Pablo II en un momento arropó con el manto de la protección eclesial al pederasta Marcial Maciel, de los Legionarios de Cristo.

Así pues, mucho sufrimiento y mucha valentía de las personas denunciantes ha tenido que haber a través de los años para que la Iglesia se ponga del lado de las víctimas.


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jueves, 26 de noviembre de 2015

Del mal

El ser humano tiende naturalmente al mal, cualquiera sea su condición.

No importa raza, estátus social, opción política, credo religioso, orientación sexual: si se le deja a sus anchas, el mal germinará y se convertirá en hechos concretos, llamados delitos.

El ser humano siempre lo supo y se horrorizó, por eso creó frenos (moral y ley) a veces con aspecto religioso, a veces laicos o racionales.

Un ciudadano o ciudadana cualquiera que decide comportarse correctamente puede que crea hacerlo por un intangible impulso de bondad intrínseca, pero de fondo hay una ecuación consciente o inconsciente, cuya resolución incluye variables simples: las consecuencias negativas en caso de ser descubierto, perseguido y sancionado por ello.

Sea por intuición o por frío cálculo, quien comete un acto ilícito cree, intuye o sabe que no será castigado.

Quien además pertenece a una institución que ha tenido por norma histórica proteger a sus miembros (como los partidos políticos, élites económicas, iglesias de toda denominación, fuerzas armadas, etc.), se sentirá aún más seguro de proceder según sus instintos básicos.

Si fallan los organismos encargados de hacer cumplir la ley, no habrá o no se atenderá la denuncia, el castigo será inexistente, la impunidad será la norma y campeará el delito.

La diferencia entre civilización y barbarie no está, entonces, en la naturaleza de las personas, sino en la capacidad de las instituciones sociales (familia, escuela, iglesia, estado) para que sus miembros internalicen ciertas normas morales que mantengan a raya sus impulsos destructivos, lo cual solo se logra si se establece una correlación visible entre crimen y castigo.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Con disgusto

politicastro, tra
1. m. y f. despect. Político inhábil, rastrero, mal intencionado, que actúa con fines y medios turbios.

Ese engendro social llamado “clase política” de la Guanaxia Irredenta ha motivado estos versos, adaptables según el color de la antipatía particular de la distinguida concurrencia: imprecaciones merecidísimas, viendo que en la desgraciada historia patria unos y otros han demostrado ser de similar calaña, pese a las variopintas apariencias.

En su descargo, añádase lo siguiente: acaso lo peor no sean ellos en cuanto deleznables criaturas, sino la angustiosa constatación de que somos los ciudadanos/as quienes allí los hemos colocado.

La esperanza es que de un amargo aprendizaje nazca la enmienda.