domingo, 30 de noviembre de 2008

Nocturno y gris

Este soy (era) yo anoche en la fiesta de graduación de mi hija, captado in fraganti por Carmen. Este era (soy) yo actualmente: un ser gris y nocturno, convertido en tal ente cuasi-demencial por obra y virtud de un camión de volteo manejado por J. Delbarco, quien ha descargado sobre mí centenares de toneladas de texto, texto y más texto, todo ello para ser procesado y entregado para ya, para ayer, para la semana pasada, para hace un mes, para antes de mi existencia. Esta vista mía vale más que mil decires y dice más que otras cien vistas.

Lo tragicómico es que no me puedo (no me debo) quejar, pues ¿no podía simplemente haberme negado al principio o al medio del camino? Pues sí, “podría”... pero no quise. ¿Acaso fue (es) por cierta sana vanidad (que la hay, sí), por hacer cosas que se diga que están bien (porque lo están, sí), por recrearme en la propia contemplación de mi prosa y recursos didácticos, proyectadas en un espacio virtual al que acudirán seres imaginados?

Por último, ¿no es todo este discurso un asumir conscientemente esa ofensa que se adjetiva como “capital”? (“¡Ah, la vanidad, mi pecado favorito!”, dijo Milton en el brillante cierre de la película “El abogado del Diablo”, un magnífico “thriller” teológico). No lo sé; mas, por si acaso, sirva este autorretrato como reconocimiento, contricción y confesión... ¡que la penitencia ya la estoy padeciendo!

***

Posdatas entre paréntesis:

(Tampoco es para tanto, pues muchos de los otros padres y madres de adolescentes ya graduados tenían una sola, única y larga cara de aburrimiento.)

(Un poco, pero sólo un poco menos trágico parece el asunto al considerar que todo esto no es al estilo de aquel pintoresco personaje oriental: “¡de choto!”.)

martes, 25 de noviembre de 2008

¡A tres voces!

Por diversas razones, no habíamos podido realizar el proyecto de presentar la canción "Jesús, dulce alegría", de J.S. Bach, con el coro juvenil externadista, hasta que finalmente, durante este mes, logramos tener seis ensayos continuos antes de la graduación colegial. El resultado de ese esfuerzo fue muy bueno, como lo atestiguan no sólo el millar de personas que estuvieron presentes, sino la grabación de audio y vídeo. He aquí treinta y cinco segundos de muestra, sólo para que nos crean. La letra que se escucha con la reverberación propia de una iglesia grande dice, en octosílabos con rima asonante: "¡Oh, Jesús, mi fortaleza / fuente de bondad eterna!"

domingo, 23 de noviembre de 2008

La vida y la muerte


"La vida y la muerte
borda'as en la boca"
("Romance de Curro, el palmo", de J.M. Serrat)

He aquí una de las siete u ocho tortugas que deambulan por el jardín de la casa. La foto fue captada la mañana de ayer por mi hija Diana, quien la descubrió merendando un suculento platillo: un gran caracol que desde hace días andaba por ahí. En efecto: bordadas en su boca (y por ello quizá deberíamos llamarla "Merceditas, la del guardarropa") están la vida y la muerte, quizá un tanto más dramática esta última por la apariencia de los pedazos del ex-caracol. En mi mente, suena "The circle of life".

martes, 11 de noviembre de 2008

Esos molestos gatos muertos

En mi lista de películas memorables está “Pet Sematary” (1989, basada en la novela de Stephen King), porque la putrefacta demencia está muy bien contextualizada y el terror no viene necesariamente de la asquerosa y malévola presencia de zombis, sino de la perversión que tal condición supone para las relaciones familiares. Pero no fue sino hasta hace un par de semanas que completé la lectura del libro, casi medio millar de páginas que reafirman mi primera opinión y, además, amplían la dimensión del dolor y la desesperación que causan y probablemente perpetúan la horrible tragedia sobrenatural allí narrada.

Sin duda, las condiciones en que esta obra fue leída contribuyeron a crear en mí cierta hipersensibilidad: la mayoría de sesiones fueron desarrolladas en las butacas de espera de un hospital durante los atardeceres tempranos de Octubre, entre gente muy enferma y llamadas de “código uno” por los altoparlantes, a la luz agonizante de lejanas lámparas de mercurio, entre el constante ir y venir de camillas, algunas de ellas sanguinolentas y ocasionalmente cargando una bolsa negra con su difunto ocupante debidamente identificado.

Si a lo anterior añadimos la inverosímil anécdota de un gato muerto que cayó del tejado a las once de la noche, sin previo aviso, estrellándose contra el pavimento de uno de los espacios internos de mi casa, el cuadro es entre cómico y surrealista. No me refiero al gato muriendo de hace casi dos años: quiero decir un nuevo cadáver de gato. Verlo allí inerte e inoportuno y recordar la contraportada del libro de Stephen King, “Cementerio de animales”, fue un solo acto:

Church estaba allí otra vez, como Louis Creed temía y deseaba. Porque su hijita Ellie le había encomendado que cuidara del gato, y Church había muerto atropellado. Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto, incluso lo había enterrado más allá del cementerio de animales. Sin embargo, Church había regresado, y sus ojos eran más crueles y perversos que antes.

viernes, 7 de noviembre de 2008

En "La rayuela"

No creo haber sabido de un café cultural, artístico o medio bohemio en Santa Tecla anterior a "La rayuela", que parece ser el primero. Buena ambientación, todo artístico, el sitio ofrece los viernes por la noche un espacio literario del que pude aprovecharme, con la complicidad de René Chacón Linares, organizador del mismo: una hora de música y poesía para recordar que de la primera soy cantautor y de la segunda, heredero. El agradecimiento y mención especial va para la pequeña poeta y suprema declamatriz, Marta "The Cookie" Zavaleta, por prestarle su voz al eximio y ya difunto Góchez Sosa. En resumen: bonita velada para mantenerse en forma.