sábado, 28 de agosto de 2010

Prejuicio confirmado

Mi reticencia para con la lectura de Roberto Bolaño arraigaba en dos objeciones no negociables, ya mencionadas en entradas anteriores. Por una parte, está su comprobada y extendida manía por hacer literatura con temas literarios, un recurso que si bien puede ser simpático en lo poco y breve, resulta cargante cuando se vuelve seña de identidad. La literatura es para hablar de la vida y, con perdón de colegas y fans, la literatura como protagonista de la literatura es vana, como Narciso contemplándose a sí mismo. El otro obstáculo para con la obra de este celebrado chileno radica precisamente en la injustificada veneración que se le hace a un escritor con graves carencias en cuanto a su estructuración narrativa integral, sea porque falle en los finales a partir de planteamientos válidos y en ocasiones muy ingeniosos, sea porque inserte varios capítulos impertinentes con el solo fin de alargar la extensión de lo que pudo haber sido un cuento redondo, tan solo para decir que se trata de una novela, tal como sucede en “Estrella distante”, uno de sus libros emblemáticos. Así pues, digo “no, gracias, Roberto”, y dejo esta entrada en testimonio de que, a veces, los prejuicios están plenamente justificados... ¡y se convierten en "post-juicios"!

domingo, 22 de agosto de 2010

Sentirse artista

Cada cierto tiempo, en intervalos absolutamente irregulares, me siento artista, sin otra pretensión más que hacer algo que guste, tanto en forma como en contenido, y recibir un legítimo reconocimiento, usualmente de carácter afectivo (pues de lo monetario... forget about it). Anoche fue una de esas ocasiones, en mi papel de compositor y músico acompañando a Sarita Cáceres, que fue invitada especial en el concierto de la Orquesta "Simiente", del maestro Nelson Huezo, en el Teatro Presidente.

Hicimos tres canciones: "Supernova" y "El amor viví", sólo con guitarra y voz, y "Con las rosas de mi suerte", acompañados por todo el grupo. Detallitos aparte (de esos de los cuales casi siempre sólo se da cuenta quien tiene en su mente la pieza ideal), el público se mostró complacido y llovieron felicitaciones sinceras.

Como aún no tengo el vídeo, he de creer en la aprobación recibida, ya que adentro del escenario hubo un problema técnico de monitores y nada más percibíamos el rebote del sonido, con medio segundo de retraso. Incluso así, me pareció que las piezas unplugged estuvieron a la altura de las circunstancias y la canción de las rosas sobrevivió a la condición acústica ya mencionada y a la dificultad de que únicamente hubo dos sesiones parciales de trabajo y un solo ensayo con el grupo completo.

Sarita, por su parte, confirmó la vocación artística que propició este acontecimiento y se vio muy bien en un escenario grande frente a medio millar de personas. El arquitecto escénico a cargo de la producción le dijo: "¡Felicidades, has crecido mucho!" Y es muy cierto.

Con permisito, doña Virginia.

Aunque “Las horas” es una película fundamentalmente depresiva, me llamaron la atención los párrafos de “La señora Dalloway” que aparecen en una de las tres historias allí entrelazadas. Quedé ante mí mismo de leer a su autora, Virginia Woolf, y hace algunos días quise cumplir con ese pendiente. Fracasé. No es que los párrafos sean malos, literaria y conceptualmente hablando; no, todo lo contrario. El problema es que son párrafos que se oyen bien cuando están aislados, pero en el caudal narrativo –que, según especialistas, refleja los problemas mentales de la autora tenía- tienden al caos y el conjunto se convierte en un auténtico bloqueo para la comprensión y, en consecuencia, la generación de expectativas y motivaciones para continuar leyendo. Así, la trama se esfuerza por no ser reconocible y eso vuelve la obra un pesado collage descriptivo-evocativo, por muy literatura de vanguardia o experimental que lo apoye. Así pues, digo “con permisito, doña Virginia”, ahi la dejo hablando de sus cosas, mucho gusto y adiós.

sábado, 21 de agosto de 2010

Compensación o azar

Hay quienes creen que la vida todo te lo compensa, muy a pesar de ciertas evidencias de gente que, por decirlo de algún modo, recibe más palos que repostería. Serrat lo puso mucho mejor dicho en "Bienaventurados": "si a plazos o al contado, la vida pasa factura". La acotación viene a propósito de una multa de tránsito bastante rigorista (real, no virtual como la anterior), que ya quisiera yo ver aplicada al ejército de cafres (ojo, dije "cafres" y no CAPRES) que deambula por nuestras lunares calles y avenidas.

El policía estrictamente hablando, cumplió con su deber, sospecho que porque yo no entré en la discusión de si era justa o no la esquela. Pienso que, de haberlo hecho, habría terminado todo en un micro-soborno (o "mordida") por aquello de "hey, hombre, no sea tan hecho leña, mire que ando buscando una dirección y no conozco la zona, además venía despacio y con las luces intermitentes puestas; y por último, es un pasajito donde no se puede ir a más de cinco kilómetros por hora". Tampoco iba a ponerme a filosofar sobre la diferencia entre lo legal y lo justo.

Pero como para todo hay que hallar algún asidero moral, vital y exisencial, vengo yo y me acuerdo en ese instante de la creencia enunciada al principio, o sea, ¿qué cuenta me está pasando la mera life por la suma de otros dos acontecimientos recientes? Helos aquí: primero, el pago que finalmente no se me cobró por un servicio previamente convenido (de noble carácter artístico, no sean malpensados/as); y el segundo, una pequeña reparación vehicular sin honorarios, tipo entre cherada, que en cualquier otro taller me habría significado algunos billetitos.

Ponderando la una y las otras cosas, vengo yo de optimista, echo cuentas... ¡y resulta que hasta salí ganando!

La mera "alienation"

Al leer este artículo publicado hoy en LPG, cualquiera diría que soy un viejito medio amargadón, o bien, un escritor hipercomprometido. En mi defensa, no sabría que decir; es mas: no sabría si defenderme o no. De cualquier modo, un clic sobre la imagen despejará las dudas... ¡o generará otras nuevas!.

martes, 17 de agosto de 2010

De cultos incautos

Más de dos textos apócrifos atribuidos a consagrados autores circulan por la web. Crédula y cómodamente, hay personas respetables que los reenvían e instituciones serias que los citan y recomiendan. Pero son falsos y generalmente no son más que caricaturas de sabiduría barata, aunque hay quienes -como en Arjona o Coelho- creen hallar allí grandes verdades. ¿Por qué esta facilidad para creer que García Márquez nos escriba un "poema" que zarcea entre la admiración y el regaño a la guanaxia, o que Borges ande por ahí dejando versos de viejito cursi? Un enigma. Quizá se deba a la combinación, por una parte, del desconocimiento y/o pereza investigativa para con el supuesto escribiente (cosa supina en tiempos de Google y Wikipedia) y, por otra, de una irritante candidez-timidez mental que vuelve a la gente incapaz de analizar la lógica del asunto y emitir un juicio razonable, amparándose en un "es que es posible..." para aceptar cuanta formulación fantasiosa, irreal, absurda, truculenta o bacteriológica se le ponga enfrente.

domingo, 15 de agosto de 2010

"Los protestantes" en la realidad

Luego de varias semanas de arduo, tenso y copioso trabajo, este grupo de jóvenes presentó la obra "Los protestantes", breve pieza teatral de mi autoría, bajo la esforzada dirección de Rosa Salguero. Yo en lo personal (¿o qué hay otro modo, pues?), les doy las gracias por haberle puesto vida a los parlamentos imaginados. Y sin que lo siguiente derive en un culto a la síntesis -considerando además que uno, en cuanto escritor-espectador, tiene difícil emitir un juicio crítico que pase por objetivo- ateniéndose a los comentarios comúnmente expresados (más en la segunda que en la primera función), se puede fundamentar la opinión de que los diecisiete personajes en escena, más los treinta y cinco minutos de duración... ¡estuvieron muy bien!

jueves, 12 de agosto de 2010

Lo que sí y lo que no acepto

Uno sabe que al publicar una obra artística está expuesto a comentarios y críticas de todo tipo de espectadores/as, desde quienes acogen la obra con cariño y admiración hasta quienes manifiestan juicios desfavorables, a partir de un amplio espectro cultural. Todas las opiniones son legítimas en cuanto reacciones humanas ante un producto artístico, aunque no necesariamente sean todas justas o válidas.

Traigo a cuenta este asunto a propósito de la publicación de "Con las rosas de mi suerte", balada que canta Sarita Cáceres. No creo pecar de inmodesto si digo que casi todos los comentarios han sido favorables, tanto por la voz de la cantante como por la letra, música y arreglos. Del videoclip “económico” (en el buen sentido del término) lo mejor que se puede esperar es que pase desapercibido, es decir, que no desmerezca la calidad del audio.

Como productor del audiovisual, puedo aceptar yerros de iluminación, maquillaje, resolución de pantalla, alguna sombra inoportuna y hasta algún detalle de sincronización, todo lo cual no obsta para que el resultado esté objetivamente decente. En cuanto a la música, convengo en que la orquesta suena poco espontánea en algunas partes, ya que salvo las guitarras el resto son instrumentos MIDI que, por muy avanzados que sean, no pierden su carácter electrónico. Incluso, aun sin ser especialista en danza contemporánea, podría debatir sobre algún movimiento de la expresión corporal. De la novel cantante, convengo en que su presencia ante cámara todavía debe ganar más seguridad, aunque asumo plena responsabilidad de diseño en cuanto a que ella no mire directamente al lente.

Lo que no voy a aceptar son críticas contra la naturaleza misma de la obra, pues en esto no hay concesión posible. En este sentido, defiendo con filial ferocidad el carácter metafórico del poema y el reto que supone interpretarlo, blindo el tono suave-nostálgico del arreglo orquestal y me pongo capa y espada en pro de la inclusión de la danza contemporánea en el vídeo.

Para que nos entendamos: la obra es así y no de otro modo. Así fue sentida y así fue pensada. Así es su naturaleza... ¡y es en cuanto tal que se abraza o se rechaza!

viernes, 6 de agosto de 2010

Home made videoclip

Este momento, tras un par de noches de todo trabajo y cero sueño, el término que menos-menos quiero oír es "editar vídeo"; tampoco hablar de códecs, compatibilidades ni sincronizaciones. No obstante, nada se compara a la placentera sensación de la obra terminada. Eso sí: la viñeta de "hecho en casa" es nada más para ubicar este videoclip en su contexto; o sea... ¡no es zafada!

lunes, 2 de agosto de 2010

Nolan rules!

"El origen" ("Inception", 2010) viene a ser audiovisualmente tan buena como "Matrix" (la primera, la que sirve), pero con un plus: el manejo de varias realidades virtuales oníricas en cascada y, sobre todo, la instalación o propagación de la duda cartesiana, esa que en ciertos momentos puntuales de nuestras vidas nos cuestiona si lo que percibimos por los sentidos será o no será real, uno de los temas recurrentes de Christopher Nolan ("Memento", "The prestige"), desarrollado en esta ocasión hasta sus consecuencias más profundas. Considerando otros antecedentes argumentales además de la ya mencionada "Matrix" ("Existenz", "The thirteenth floor", "The cell", "Dark city" y "The Truman show", entre otras), uno se pregunta: ¿habrá algo más que se pueda hacer o decir con respecto al tema?