lunes, 21 de septiembre de 2009

Hurto culto con reaparición instantánea

Que en cualquier rincón de nuestro amado país uno no puede dejar nada medio mal puesto, so pena de quedarse buscándolo, es una realidad ya pertinaz. Eso debí haber tenido en cuenta este mediodía al levantarme para atender un llamado de turno en el HMQ y dejar en el asiento de a la par el voluminoso pero "de bolsillo" ejemplar de "El club Dumas", ese "best-seller" construido a base de fórmulas eficaces aunque demasiado hollywoodenses (damas voluptuosas incluidas). Uno o dos minutos después... "campas de libro", como diría mi abuelita.

Pescueceo para un lado y para el otro, nacas-tracas. Resignación y ardor en el bolsillo por la necesaria compra para reponer el ejemplar de biblioteca. Y entonces, cuatro horas después (de regreso en la institución mencionada para el trámite subsiguiente)... ¡misteriosa reaparición! El tal ejemplar me aguardaba sobre la solitaria mesa de la secretaria ausente. Gestión inmediata para traspasar la ventanita corrediza y el ejemplar vuelve a mi poder de nuevo.

¿Hipótesis? Imagino que alguien lo hurtó y luego, al no verle cara de libro interesante o para su gusto, lo dejó tirado por ahí; alguien que pasó tuvo la gentileza de dárselo a la secretaria de turno en espera de que fuese reclamado. ¿Conclusión? Que el hurto culto fue parcial, fugaz, momentáneo, y mi bolsillo no sufrirá la temida erosión. Por una vez, quizá la falta de expectativas literarias de la majada ha resultado beneficiosa. Eso sí: me hubiera molestado ligeramente esperar meses para terminar de leerlo (pues el volumen está agotado en todas las librerías)... ¡faltándome sólo veinte páginas para el final!

domingo, 13 de septiembre de 2009

Procesos distintos

Hace unos cinco o seis años tuve mi primera experiencia siendo objeto de extracción de una cordal inferior. Entonces, poco le faltó a la doctora para encaramarse al estilo de las mejores caricaturas o de algún episodio de “Los tres chiflados”, a fin de ponerme el pie en el pecho para afianzar mejor la pieza. Esta vez, en cambio, la homóloga y recíproca de la ya extirpada quedó en manos de un cirujano maxilo-facial del tipo Dr. Posner en la película “Wit” (2001). O sea que hoy, nada de zarandeos, forcejeos ni exclamaciones optimistas de “¡ya sale, ya sale!”. Por el ruido de cierto aparato (la “pequeña vibración” que mencionó el especialista), deduzco que hubo corte de pieza y extracción por partes, por la complicada posición en que la última molar estaba.

Lo que no sé si fue intencional o espontáneo fue la ininterrumpida plática del galeno con la dentista de la clínica huésped, sobre el tema de lo mal diseñado y poco amigable que está el programa DET del Ministerio de Hacienda, de donde resulta difícil su instalación exitosa; así como otros temas tangenciales (becas en la India, aparatos de blanqueo dental, multas por pago extemporáneo, etc.), con alguna ocasional interrupción para indicaciones precisas sobre el procedimiento en cuestión y un inquietante comentario sobre una fase de corte particularmente peligrosa que en ese tipo de cirugías puede ocurrir (justo cuando acababa de no producirse el hecho).

El caso es que, entre seguirles la plática mentalmente y los sonidos del instrumental... ¡ni cuenta me di cuando la pieza ya estaba fuera!
Posdata: en cuanto a la recuperación, todo marcha según lo
previsto, pues la inflamación va en franco ascenso hacia su cénit.

Se lo han ganado


Que si es casi imposible que clasifiquemos al mundial de Sudáfrica 2010... ¡no importa! El punto es que estos bichos se han ganado nuestro cariño por su forma de jugar. Recuerdo hace un par de años que no dábamos ni una "cora" por ellos, y ahora... Todo mundo habla de "la chilena" de Christian (¿cuándo se había visto algo así en el "Cuscatlán"?). ¿Y quién no ha sido tentado a comparar la habilidad de Zelaya con la de Messi? Y así podríamos ir uno por uno: que si la serenidad de Álvarez, que si los pases y tiros de Osael, que si el "míster" De los Cobos, etc. Que hemos perdido afuera, sí: todos por un gol de diferencia, pero pudiendo haber empatado o ganado. Han dado lo mejor de sí, por eso nos sentimos orgullosos de ellos y, lo más importante, han demostrado que en este país pueden hacerse cosas buenas. ¡Sí se puede!