viernes, 26 de diciembre de 2008

Lisa operática

La de la foto con gesto facial sui generis es Lisa, conocida también como Isabel Guzmán, en un recital operático que ofreció el pasado Jueves 18 en Kalpataru, acompañada por el pianista Giovanni Ardón (evento al cual sí pude llegar puntual, a diferencia del de hace dos años, que me perdí buscando la dirección por falta de mapa). A Lisa la conozco desde que ella estaba en cuarto grado de primaria, hace más de una década, y desde entonces he leído sus textos literarios, la he visto en gimnasia rítmica (lanzando por los aires cintas, aros y bastones), he oído sus expresiones dramáticas en el arte de la declamación y, sobre todo, he escuchado cantar, como miembro y sostén del coro colegial ESJ y especialmente como solista (que también es compositora y ejecuta varios instrumentos). Ahora, años de estudios musicales en Canadá y Costa Rica han producido una mezzosoprano capaz de agradar el oído incluso de quien, como este que escribe, no es devoto del bel canto, debate en el que ya hemos ocupado varias sesiones de "chat". No uso sombrero, pero me lo quito ante los logros de esta jovencita, buena semilla sembrada en tierra buena. Eso sí: para la próxima ya le tengo solicitadas al menos dos piezas en su repertorio: una clásica en español, aunque sea traducida, y otra de su cosecha personal, que tiene todos los merecimientos

martes, 16 de diciembre de 2008

Septuagenaria

Atendiendo diversos documentos, esclarecer el año y fecha exacta de nacimiento de mi madre provocará serios dolores de cabeza por parte de sus biógrafos. El caso es que, por convención, solemos celebrárselo este día, correspondiendo en la cuenta oficial la cifra de setenta años, representados en una sola vela septuagenaria y alcanzada gracias a los avances de la ciencia, que la mantienen aún entre nosotros. Hemos así celebrado con sencillez y calor de hogar: yo diría que esta imagen transmite algo de eso.

Al aire libre y acústico

Lo que se ve detrás de la cachucha es la Orquesta Sinfónica Juvenil dando un concierto al aire libre y prácticamente acústico (pues los del sonido "la volvieron a hacer") el pasado Sábado 13. Al costado izquierdo (visto de frente) se puede notar a un pequeño grupo de adolescentes que vendría siendo el coro, una de cuyas integrantes fue mi hija Diana. Se estima su esfuerzo, así como el de los demás jóvenes músicos y cantores y, en general, de los invitados mayores y experimentados (con la notable excepción de un par de señoras cuyos desaciertos no merecen ni este paréntesis).

domingo, 7 de diciembre de 2008

En un conciertazo

Aunque es un tópico, lo cierto es que el adjetivo "indescriptible" cabe perfectamente para referirse a la monumental experiencia audiovisual de anoche en el concierto de Juan Luis Guerra. Las palabras pueden brotar cual palomitas de maíz y, a lo sumo, pueden aludir al hecho de haber estado ahí, frente a la perfección musical de la banda, la potencia del sonido que hace vibrar las prendas de vestir (incluso "aquéllas") y, especialmente, la enorme pantalla lanzando efectos e imágenes desde atrás del escenario. Pero en este caso particular es aún más cierta la imposibilidad de sustituir lo presencial por lo virtual... ¡por mucho DVD, "wide screen" o "home theater" que se tuviera!

viernes, 5 de diciembre de 2008

Mártoles

El mártoles es el día que uno necesita después del martes pero antes del miércoles. Su existencia facilitaría todas las cosas: por ejemplo, si aún es martes casi a medianoche y uno no ha completado los desproporcionados encargos de la vida laboral o académica, mismos que son para entregar inexorablemente el día miércoles, perfectamente podría decir: “Tranquilo: terminaré todo mañana mártoles”.

Eso sí: no sé exactamente a qué organismo dirigirme para solicitar un mártoles. Pensé en el Vaticano pero desistí porque, conforme a lo visto, la respuesta del Hacedor quizá tardaría siglos o, en caso de manifestarse pronto, habría que hacer otro Concilio para interpretar Su Palabra. Por su parte, las Naciones Unidas están un poco de capa caída y tampoco sé si habría acuerdo universal para una Convención Extraordinaria del Mártoles.

Pero de que necesito el mártoles, lo necesito ya. Mi único argumento, con todo el peso posible, es el siguiente: si no se hizo al ser humano para el sábado, sino éste para aquél, entonces ¿por qué no puedo tener un mártoles?