martes, 17 de diciembre de 2013

La música de Roberto Carlos

Yo crecí escuchando a Roberto Carlos, que sonaba en discos de 45 r.p.m. en aquel viejo tocadiscos de mi antigua casa.

La sensación de suavidad acústica, la riqueza conceptual de sus letras a pesar de la aparente sencillez con que están confeccionadas, la dulzura e inteligencia instrumental y la sensación de sinceridad en el canto, esos y otros elementos detecto -hoy ya de adulto- como las virtudes más notorias de aquellas bellas piezas.

Un elemento muy particular y especialmente querido de su música es la incorporación de temas cercanos pero poco usuales. De la diversidad de personas y personajes que nos presenta, podemos reconocer la amistad en un sentido ingenuo, limpio e infantil ("Un millón de amigos"); la necesidad de consuelo y apoyo, proveniente de la querida madre de la infancia ("Lady Laura"); el gesto agradecido de cariño filial ("Mi querido, mi viejo, mi amigo"); la protesta ecológica ("El progreso") y hasta un gesto divertido para una anécdota automovilística que finalmente desembocó en ventajas de cara a las chicas ("Mi cacharrito").

Claro que además está la música propiamente romántica, desde el enfoque erótico plasmado con sutileza ("Cóncavo y convexo"), pasando por la conquista delicada ("Yo te propongo" y "El día que me quieras", esta última cuya versión es la que más me agrada), hasta la nostalgia por lo que se parece perderse irremediablemente ("Qué será de ti", "Candilejas" y "Un gato en la oscuridad").

Si por algo me es querida la música es, en buena medida, por las canciones de Roberto Carlos.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Con el oído hacia a las estrellas

La “ciencia-ficción” es probablemente el género literario y cinematográfico que más se ha distorsionado al combinarse con otros tales como la novela de aventuras, el “thriller” o suspenso, la película de terror, la comedia, etc., hasta trivializarla. Por eso, entre otras razones, es un raro placer encontrar una novela -y su correspondiente adaptación cinematográfica- que le den un tratamiento serio, científico, al tema de la posible vida extraterrestre y su eventual comunicación con la especie humana.

Contacto” -novela de Carl Sagan publicada en 1985 y llevada al cine en 1997 bajo la dirección de Robert Zemeckis- es, además de una fantasía posible, un interesante debate sobre las implicaciones metafísicas que tendría un contacto con civilizaciones de otros mundos.

La paradoja es que el agnosticismo religioso de la doctora Arroway, la protagonista, se convierte al final en una suerte de agnosticismo científico, pues aun cuando el viaje haya sido posible conforme a ciertos modelos teóricos y la relatividad especial, no hay evidencia objetiva de la experiencia intergaláctica de los viajeros haya ocurrido realmente.

Más allá de la historia principal y las naturales variaciones entre una y otra, me agradó un poco más el filme en cuanto película que la novela en cuanto libro, si bien el capítulo once presenta un debate que a toda persona interesada en la búsqueda de verdades metafísicas, creyente o no, se le recomienda leer encarecidamente.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Lo inalcanzable, lo perdido.

Una buena forma de describir temáticamente la película “El gran Gatsby” (2013) es como el drama de un hombre por corregir el pasado. Su amigo Nick sabe que esto no es posible y trata de hacérselo ver, pero la fijación de Jay Gatsby al respecto es irreversible, de ahí que las cosas no puedan acabar bien.

Basada en la novela de F. Scott Fitzgerald, publicada en 1925, y dirigida en 2013 por Baz Luhrmann, la obra es un derroche visual de estridencia barroca en medio de una colorida atmósfera por momentos irreal, cautivadora entre el fastuoso ensueño casi permanente y la pesadilla que acecha. He aquí el aporte de Luhrmann, que mejora y potencia el texto original.

La débil y verduzca oscilación luminosa que Jay Gatsby ve al otro lado de la bahía, a la cual se aferra en tanto representa la sublime idealización que ha hecho de su amada lejana Daysi, abre y cierra un filme cargado de pasiones, nostalgias y ternuras, pese al trasfondo violento que no por ser apenas insinuado deja de estar menos presente.

viernes, 18 de octubre de 2013

La falacia de la filosofía del último día

Es frecuente escuchar, disfrazado de sano consejo: "vive como si hoy fuera el último día". Nada más falso, dañino y peligroso.

Si uno supiera que hoy es su último día, seguramente cometería infamias, vejámenes y delitos sin temer a lo que vendría después. Cualquier moral sensata -es decir, que se base en una ética de las consecuencias- perdería sentido. Si algo nos y refrena nuestros peores impulsos es, precisamente, el aprecio de la vida que viene después del hoy, la cual no deberíamos echar a perder con actos que comprometan nuestra humanidad.

Saber con certeza que moriremos mañana nos daría una especie de maligna impunidad, pues si hoy fuera ese último día, ¿quién se privaría de abyectos caprichos?

domingo, 8 de septiembre de 2013

De Dios

No creo en un Dios a quien le importen más los gestos y profesiones de fe antes que las buenas obras; en cambio, prefiero imaginármelo alentando los mejores esfuerzos y acciones de las personas, más allá de sus filiaciones.

No creo en un Dios cuya conversación sea repetir mecánicamente lo que los seres humanos han escrito y publicado en su nombre; en cambio, prefiero imaginármelo como el buen maestro o maestra que invita a pensar, criticar y buscar siempre la verdad, aun si en ello se apartase de aquellos dogmas.

No creo en un Dios fanático de sí mismo, celoso e intolerante que nos ponga anteojeras mentales para no escuchar y atender más que su santa palabra, so pena de fulminarnos; en cambio, prefiero imaginármelo conversando amigablemente con ateos, agnósticos y creyentes de cualquier denominación, pero genuinamente comprometidos con los más caros anhelos de la humanidad.

No creo en un Dios que delegue su autoridad en seres humanos investidos de poder para asolar infieles, oprimir conciencias o hacer negocios; en cambio, prefiero imaginármelo indignado ante el uso perverso que de su nombre se ha hecho, acompañando las resistencias, protestas y luchas contra tales poderes fácticos, aunque tarden años en verse los frutos.

No creo en un Dios que escoja un caso entre millones y haga un milagro mientras los demás se pierden en la amargura, tan solo para demostrar su poder o reforzar el estatus de una religión en contra de la ciencia; en cambio, prefiero imaginármelo acompañándonos a través de seres queridos aún en el más duro padecimiento humano, como gesto solidario ante nuestra condición perecedera y sin atormentarnos por darle un sentido al sufrimiento inútil que, como ser piadoso, nos ayudaría a finalizar de la mejor manera.

No creo en un Dios que espíe nuestros más íntimos y diversos actos amatorios, ofendiéndose por lo que ve desde su ojo prejuicioso e indiscreto; en cambio, prefiero imaginármelo respetando la privacidad y los acuerdos sentimentales de las personas que habría creado en su auténtica libertad.

No creo en un Dios que haya formado seres inteligentes con el único propósito de que le alaben y exalten su ego divino; en cambio, prefiero imaginármelo transfigurado en el humilde servidor/a que, calladamente pero sin falsa modestia, procura mejorar en mucho o poco sus espacios vitales y dejar a la siguiente generación algo mejor que lo recibido.

No creo en un Dios titiritero que maneje nuestras vidas a su antojo y conveniencia; en cambio, prefiero imaginármelo como el espectador de esa gran película que es todo el devenir humano, donde se alegra o aflige por lo que pasa, pero no interviene porque desea y confía en que sabremos arreglárnoslas para llegar a buen término.

domingo, 1 de septiembre de 2013

"Balada Poética" ya con dos discos

La noche del jueves 29 de agosto de 2013, en el nuevo salón multiusos del Externado San José, presentamos el segundo disco de Balada Poética, “Iniciativas para respirar”.

Fue un recital al mismo tiempo cálido y refrescante, por el clima acogedor que disfrutamos y también por las sensaciones que nos va dejando este grupo de talentosos jóvenes y “jóvenas”, con quienes ya llevamos casi tres años de actividad.

Aquí quedan los enlaces de la descripción del disco y también de la galería fotográfica en Facebook.

domingo, 25 de agosto de 2013

No hay infalibilidad roqueana

Las pesquisas literarias de Rafael Lara Martínez y las investigaciones documentales de Carlos Cañas-Dinarte han revelado la falsa autoría del apelativo “El Pulgarcito de América” para la República de El Salvador, que la voz popular atribuye a la poetisa chilena Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura, cuando en realidad es del escritor salvadoreño Julio Enrique Ávila.

La validación de esa creencia generalmente se remonta al libro de Roque Dalton “Las historias prohibidas del Pulgarcito”, en donde aparece como epígrafe la supuesta afirmación de Gabriela Mistral: “El Salvador es el Pulgarcito de América”, lo cual, a la luz de lo expuesto, constituye la legitimación de un error cultural.

Sin embargo, en el texto de Lara Martínez donde cuenta este hallazgo lanzan una hipótesis temeraria: que el propio Dalton sabía del engaño y lo puso allí con intenciones cuya explicación resulta, por decir lo menos, un tanto enredada.

¿Por qué no admitir que Dalton (al igual que todos nosotros en algún momento) tomó equivocadamente como cierto dicho engaño?

En abono de lo anterior, cito un fragmento de la novela de Dalton, “Pobrecito poeta que era yo” (EDUCA, Centroamérica, 1976) en la página 16:

… y entre aferramientos -conmovedores como un archipiélago recién bombardeado, no lo niego- a la creencia de que todo lo bueno viene en frascos chiquitos (el Pulgarcito de América, ay no tú, carajo, no hay derecho de que esa vieja cerota nos haya ninguneado así por el camino del muchacho a quien consolamos diciendo: “No, mijito, qué va, qué vas a ser cabezón”) vamos ostentando (llamando a piedad, cherito, a piedad que ha tenido que aguantarse la risa) esta terrible naturaleza de enanos con demasiada sangre…

A mi parecer y por el contexto en donde se dice, queda claro aquí que Dalton sí asumió como cierta la autoría apócrifa. Que no haya, pues, dogma de infalibilidad roqueana.

Cinco falsedades culturales en la Guanaxia Irredenta

Acostumbrados a la poca investigación y a creernos cualquier paja que nos dicen (más aún si esta viene de nuestros mayores), hemos acabado creyendo cosas relativas a la cultura nacional que son, por demás, falsedades de alto calibre. En esta entrada nos ocupamos de desmentir cinco de las más difundidas.

1. El Himno Nacional de El Salvador, tercero mejor del mundo.

Ante la relativa escasez de méritos con que alimentar la autoestima patria, se suele decir (incluso a nivel académico) que el Himno Nacional de El Salvador (letra de Juan José Cañas, música de Giovanni Aberle) ocupa el tercer lugar a nivel mundial, resultado obtenido en un concurso realizado nadie sabe dónde ni cuándo ni organizado por quiénes.

Al respecto, en la parte del “Prólogo y teoría general” de la novela póstuma de Roque Dalton, “Pobrecito poeta que era yo”, encontramos este párrafo alusivo al tema:

Porque nunca, nun-ca, se dio ese fantástico concurso mundial de himnos nacionales en cuyo seno -je ajegura, je dije, rumoran juentej por lo general bien informadaj- el “Saludemos la patria orgullosos” ganó un tercer lugar tipo están-verdes-las-uvas, detrás (honrosísima y ú-ni-ca-men-te) del “Allons, enfants de la patrie” y el “Mexicanos al grito de guerra” y no sé cuántas cosas al cañón.

2. Una Nobel de Literatura nos bautizó como “El Pulgarcito de América”.

El apelativo de Pulgarcito alude a las cualidades de astucia, valor y excelencia que -pese a su diminuto tamaño- tiene el protagonista del cuento tradicional recogido por los hermanos Grimm y Perrault. La creencia popular es que fue la poetisa chilena Gabriela Mistral (1889 - 1957, Premio Nobel de Literatura en 1945) quien bautizó a El Salvador con ese apelativo, dado que es el país más con menor extensión territorial del continente. Esta especie se ha visto prácticamente oficializada por la referencia explícita en “Las historias prohibidas del Pulgarcito”, de Roque Dalton.

Sin embargo, investigadores como Rafael Lara Martínez no han encontrado un solo texto de ella en donde se compruebe tal afirmación; por el contrario, el historiador Carlos Cañas-Dinarte muestra evidencias de que fue el escritor Julio Enrique Ávila, hacia mediados del siglo XX, quien publicó un texto en donde como letanía se repite el apelativo en cuestión. En esta publicación hay más detalles al respecto.

3. El Salvador y Honduras, a la guerra por un partido de fútbol.

En 1969 ocurrió la llamada “guerra de las cien horas”, cuando el ejército salvadoreño atacó territorio hondureño en respuesta a los despojos, expulsión y vejaciones que sufrieron miles de compatriotas en aquel país. Por esa época, las selecciones nacionales de fútbol de ambos países se enfrentaban por un boleto al Campeonato Mundial México 70.

Aprovechando esta circunstancia como gancho publicitario, el periodista polaco Ryszard Kapuściński publicó un libro titulado precisamente así, “La guerra del fútbol”, en donde narra diversos conflictos en países subdesarrollados, entre ellos el ocurrido en Centroamérica.

Las causas de esta guerra fueron de orden social, político y económico, pero la coincidencia de la mencionada serie eliminatoria en el deporte de las masas populares acabó por acaparar la atención y pasar a la historia.

4. “La bala”, original de la orquesta Hermanos Flores

La internacional orquesta Hermanos Flores es seguramente el más popular y conocido de los combos tropicales cumbieros salvadoreños. Con casi cuarenta años de trayectoria, es un punto de referencia de identidad para sus compatriotas dentro y especialmente fuera de las fronteras patrias. Una de las canciones que nunca puede faltar en las fiestas animadas por ellos (fuera de toda duda y a riesgo de injurias y agresión popular si falta), es “La bala”, que la gente -al igual que “El carbonero”, de Pancho Lara- ha elevado a una especie de himno nacional oficioso.

Pues bien: “La bala” es una versión o “cover” de la cumbia original del compositor panameño Arturo C. Hassan (1911-1974), la cual se popularizó primero en Colombia.

5. Atlacatl, el cacique heroico.

Cuando se habla de la propia raíz cultural, emerge el mito de “el indio cuscatleco”, los valerosos Atlacatl y Atonal, supuestos líderes de la resistencia indígena ante los conquistadores españoles.

Sin embargo, desde hace algún tiempo se sabe que, salvo en la escultura de Valentín Estrada que está a la entrada de Antiguo Cuscatlán, Atlacatl no existió y su nombre puede ser el resultado de una mala traducción que alude a una población cercana a la frontera con Guatemala, no a un soberano ni tal. Mucho menos creíble es la versión cuasi-cinematográfica de que fue Atonal, disparando una flecha en cámara lenta y con efectos sonoros, quien acertó en la pierna de Pedro de Alvarado.

¿Y entonces…?

Lo que toca es construir realidades dignas a base de esfuerzo diario, no vivir de mitos inventados.

lunes, 19 de agosto de 2013

Una guapachosa Incitación al delito

“La colegiala” es una cumbia de Walter León y Los Ilusionistas, que se popularizó en los años ochenta, en la versión del colombiano Rodolfo Aicardi y, a nivel local, con el cover de Los Hermanos Flores.


Un poco de atención y sentido común bastan para ver que, detrás de esta letra sencilla con ritmo guapachoso, asoman situaciones potencialmente delictivas.

Ubiquemos primero a los personajes en un contexto verosímil.

Está claro que, si la chica a quien el sujeto se dirige cursa 9º grado o 1º año de bachillerato, ella es menor de edad. Y si no lo fuera (pues en último año de bachillerato algunas las estudiantes cumplen 18) el simbolismo de la colegiala como objeto de seducción suele dirigirse a una adolescente, no a una adulta joven.

La caracterización de la colegiala tiene dos rasgos que son muy apetecidos por el depredador que va tras su presa: inocencia y picardía a la vez. La primera está en la imagen de ella caminando con sus libros y una sonrisa que no conoce del "sufrimiento" (eufemismo de deseo) que provoca en el tipo. La segunda está en la doble mención que la califica como “coqueta” (en la segunda acepción de la RAE: “esmerada en su arreglo personal y en todo cuanto pueda hacerla parecer atractiva”). Nótese que, según esta lógica, la responsabilidad de lo que pueda pasar estaría en ella, por "provocar" con su belleza y atributos tales reacciones.

Veamos ahora quién es el sujeto.

Obviamente, no es un colegial adolescente compañero de ella, sino un adulto (joven o viejo, da igual) que la acosa mientras ella se dirige a su centro educativo. Recuérdese que la categoría de “colegiala” tiene dos características que ya no pertenecen al sujeto: la juventud adolescente y el hecho de estudiar todavía en un colegio o escuela. O dicho de otro modo: ningún joven colegial usaría el término “colegiala” para referirse a una chica de colegio.

Establecido lo anterior, vamos a los posibles o potenciales delitos.

Dada la reiterada insistencia del tipo en que le dé el “sí” (y nadie cree que esté pensando en solo un besito), se entiende que la chica lo ha rechazado anteriormente, por lo que bien podría ser acoso sexual (art. 165 del Código Penal). Y ya que él no la llama por su nombre, es claro que se trata de acoso callejero.

¿Pero qué tal si ella le diera el “sí” (para relaciones sexuales consentidas, cuando menos preamatrimoniales, si no es que extra)? Entonces el caso caería en lo contemplado en el art. 163 del Código Penal, si fue “con engaño” de por medio. Ojo, que este concepto se puede aplicar a situaciones tan diversas como falsas promesas de matrimonio, ocultamiento de relaciones o compromisos previos, etc. La denuncia también podría hacerla, en calidad de ofendida, la familia de la menor y… ¡a bartolinas!

Como dijimos al principio, la canción fue un éxito en radios y fiestas. No recuerdo que alguien señalara su inconveniencia o peligrosidad. Así se ha fundamentado nuestra "cultura".

domingo, 11 de agosto de 2013

Juventud 75

Más de treinta años después, no sé decir con total exactitud qué fue el grupo “Juventud 75”: un coro de iglesia, un conjunto de amigos, un lugar recreativo, un centro de reflexión, una plataforma artística…

Quizá tuvo un poco de todo.

Lo que no sé si haya tenido es un documento formal de constitución, aunque sí algún reglamento indicando tener 15 años de edad y ser invitado por un miembro del grupo como requisitos para ingresar.

Sé que fue fundado en 1975, quizá por el padre Peralta, sacerdote que por muchos años fue director del colegio salesiano “Santa Cecilia” de la ciudad de Santa Tecla, más conocido como “el padre Queiquito” del Chaleco.

Supongo que el objetivo de J-75 coincidía, en general, con una de las visiones salesianas más sencillas acerca de los jóvenes: es preferible reunirlos los sábados por la tarde y en la misa dominical, en lugar de que anden en otras actividades insanas.

Dos de mis hermanas mayores estuvieron en algún momento en el grupo, en la que seguramente fue su época de esplendor, en los primeros años de su existencia. De esa etapa, recuerdo que se puso en escena “Jesucristo Superestrella”, la versión española de la ópera rock de Andrew Lloyd-Webber y Tim Rice, protagonizada por Camilo Sesto, Teddy Bautista y Ángela Carrasco. En la ocasión más memorable, se hicieron algunas canciones en vivo, con los buenos elementos de aquella época; en las demás, se hizo con fonomímica.

(Tema aparte es preguntarse si la gente habrá captado que esta obra es una dramatización libre y muy humana de los personajes de la historia sagrada, con especial énfasis en las motivaciones y cuestionamientos de Judas, herejías para los ortodoxos.)

Por mi parte, yo viví un periodo un tanto errático del grupo, entre 1982 y 1985, porque mientras unos íbamos motivados por la música y el coro a cuatro voces, otros iban por el lado de la entretención con dinámicas de grupo y aun había quienes se decantaban por algún tipo de formación espiritual, visitas a asilos y actividades afines. En esa época el cura a cargo era el padre Luis Mangana. Teatralmente, en ese periodo lo que se hacía eran parodias con fines de entretenimiento y recaudación de fondos para fines asistencialistas. Incluso tuvimos alguna fiesta de disfraces, amenizada por nosotros mismos.

Para mí, esa fue una etapa donde pude ejercitar los arreglos y dirección musical, socializar, aprender y corregir en algo mi muy mal carácter (¡sí, entonces era peor!), ocupar en actividades inocuas mis fines de semana y discutir por cosas que entonces me parecían importantes.

Desconozco cuándo y por qué dejó de existir “Juventud 75”, pero creo que no llegó a ver los noventas. Tengo la impresión de que los miembros que estuvieron en esa primera etapa (finales de los setentas) guardan los mejores recuerdos del grupo. En todo caso, lo importante es lo que fue y la nostalgia que en muchos aún despierta.

domingo, 28 de julio de 2013

El plan es hacernos sentir ínfimos

La mala atención que se recibe en los bancos del sistema financiero local es exasperante, especialmente en cuanto a los larguísimos tiempos de espera para hacer operaciones de una u otra índole. Esto ocurre no solamente en los que pudieran considerarse días pico, sino en prácticamente cualquier fecha, en buena parte porque apenas una parte de los puestos de atención al cliente y cajeros humanos están habilitados.

Poco a poco estoy llegando a la conclusión de que todo esto no es casual ni solamente por mezquinos motivos de avaricia (por ahorrarse unos pesos en puestos de trabajo); por el contrario, es parte de un plan siniestro para hacernos sentir a nosotros, usuarios forzosos del sistema, como seres desposeídos de todo poder, ínfimos, inermes, insignificantes e indefensos ante tales corporaciones financieras que tienen y manejan nuestro dinero.

lunes, 1 de julio de 2013

Loor al mal gusto

PRECAUCIÓN: los enlaces colocados en esta entrada conducen a sitios con fotografías que pueden resultar desagradables.

Nota al aviso anterior: tome lo anterior como una prevención, no como un aliciente para ir corriendo a verlas.

En tiempos en que todo (¡todo!) se publica bajo el argumento de combatir tabúes y luchar contra la mitificación, hemos visto fotografías de mujeres menstruando en actividades de la vida cotidiana (lo mismo que el sudor, pero con sangre) y también posando inmediatamente después del parto, con placenta, cordón umbilical y toda suerte de líquidos involucrados.

Si esto es reivindicación de la humanidad o exhibicionismo naturalista de mal gusto, ya verá cada quién. De momento, a quienes están por la labor de regodearse de nuestras excreciones sólidas, líquidas, gaseosas o gelatinosas con fines reivindicativos se me ocurre sugerirles retratos en alta resolución de estas otras cosas:

- Para desmitificar la imagen de la niñez como algo adorable, perfumado y risueño, háganse sesiones de fotos de niños/as pequeños en actividades naturales pero generalmente reprendidas, como comer mocos y untarse de heces en estado no muy sólido.

- Con el propósito de borrar la imagen juguetona pero atractiva de la adolescencia, programen una serie de gráficas macro de chicos y chicas reventándose las espinillas frente al lente.

- A fin de no reforzar la machista idea del Príncipe Azul, documentemos al detalle a un hombre adulto realizando faenas poco públicas, tales como dormir la resaca envuelto en vómito después de una ardua noche de copas o expulsando los restos mal procesados de una cena indigesta.

Ya con esto, pueden pensar en otras sugerencias de dicho calibre.

jueves, 13 de junio de 2013

De códigos intolerados

I. LO VISTO Y LEIDO

En su momento, vi la película “El Código Da Vinci” (2006) como un acto de curiosidad por el revuelo mundial que causó el libro de Dan Brown. Recuerdo que me pareció algo tediosa, a causa de su innecesaria extensión (más de dos horas y media, casi tres en la versión completa) y su carga de parlamentos.

Hace pocos días leí la novela, a sugerencia de quien iba a dar una charla sobre el Jesús histórico, no porque el propósito fuera rebatir punto por punto el best-seller mencionado, sino para familiarizar al público con los temas a tratar, desde una perspectiva creyente pero plural, no ortodoxa.

Si al principio la novela me causó interés por el manejo literario del suspenso, hacia el final me provocó una creciente desesperación por el exceso de claves y acertijos. Admito, no obstante, que la explicación de los planteamientos que sustentan la tesis central mantiene el interés e impide dejarla hasta completar su lectura.

El núcleo argumental es plantear una historia alternativa de Jesús, la cual habría sido ocultada y preservada por siglos por una orden secreta, el Priorato de Sión, y ante la inminencia de su revelación, el Opus Dei (como expresión ultraconservadora de la Iglesia Católica) monta un violento plan para evitarlo.

Esa otra historia, basada en los llamados “evangelios apócrifos” y otras investigaciones (reales o no, confiables o dudosos, según la perspectiva), afirma que Jesús se habría casado con María Magdalena y tenido descendencia, la cual se habría mantenido oculta y protegida por el Priorato de Sión para evitar su destrucción por parte de la Iglesia Católica, que vería amenazado su poder al quedar en evidencia sus conspiraciones históricas para deformar esa verdad y construir su poder.

II. ANTIHERETISMO Y OPORTUNIDAD PERDIDA

Finalizada la lectura, me parece exagerado y un tanto ridículo todo el escándalo que se montó alrededor de la novela y la película. En su momento, la jerarquía eclesiástica católica local llamó a sus prosélitos a no entrar en contacto con un producto así de herético, perdiendo en ello la oportunidad de explicar y aclarar a sus fieles cosas tan elementales como que los evangelios (“apócrifos” y canónicos) no fueron escritos por los apóstoles como lo hace un cronista o reportero, pluma y pergamino en mano, sino que son recopilaciones muy posteriores basadas en tradiciones orales que se basan en lo histórico, pero incorporan elementos imaginarios, metafóricos, teológicos y confesionales según el contexto y las necesidades de aquellas comunidades cristianas.

Otra cosa que bien pudieron explicar (porque es de desconocimiento generalizado, por insólito que parezca, gracias a la forma en que se enseñan estas cosas) es que sí, ciertamente la Iglesia Católica en un momento de la historia decidió cuáles textos iban a ser incorporados a la Biblia y cuáles no. Si esa elección respondió a conveniencias políticas o de torcida naturaleza (como plantea la novela) o fue el resultado de la iluminación del Espíritu Santo (como dice el dogma oficial), “cada quien que saque sus propias conclusiones”, como dice Don Macario.

Así, muchos temieron que la gente “perdiera su fe”, acudiendo al oscuro método de tapar ojos y oídos. Sin ánimo de ofender, creo que una fe así protegida es muy primitiva y, como se basa en la ignorancia, cualquiera que mencione esos temas, aún con débil fundamento, es capaz de provocar un terremoto espiritual, aunque lo propuesto sea tanto o más sinsentido que aquello que se critica (como sucedió con “Jesús verbo, no sustantivo”, de Arjona).

III. INTOLERANCIA LITERARIA

Por otra parte, es lamentable que en la percepción general no se entienda que “El Código Da Vinci” (libro y película) es una obra de ficción de buena factura comercial cuyo propósito es vender entretenimiento, utilizando los recursos y técnicas literarias que su autor considere apropiados para tal fin. Si bien es cierto se ocupa de un tema religioso, ¿quién dice que no se puede hacer ficción sobre esto? Por esa intolerancia es que se condenan a la hoguera otras obras muy serias e interesantísimas como “El evangelio según Jesucristo”, del Premio Nobel José Saramago; “La última tentación de Cristo”, del director Martin Scorsese sobre novela de Nikos Kazantzakis; o “Jesus Christ Superstar”, de Tim Rice y Andrew Lloyd Webber.

IV. PAN PARA MI MATATE

Finalmente, de entre toda la maraña de acertijos en clave, compendiosas explicaciones presuntamente históricas (pero no tan empalagosas como las de “El Péndulo de Foucault”, de Umberto Eco), códigos místicos, persecuciones espectaculares y diálogos estándar, subrayé un párrafo que me llamó la atención agradablemente, prueba de que hasta en un best-seller se pueden hallar cosas interesantes. Es cuando Langdon le dice a Sophie lo siguiente, en el capítulo 82:

Todas las religiones describen a Dios recurriendo a la metáfora, a la alegoría y a la exageración, tanto en el antiguo Egipto como en las clases de catequesis de las parroquias. Las metáforas ayudan a nuestra mente a procesar lo improcesable. El problema surge cuando empezamos a creer literalmente en las metáforas que nosotros mismos hemos creado.

Y entonces pensé en todos los sufrimientos que ese problema ha causado aquí y allá, antes y ahora.

sábado, 8 de junio de 2013

Tocar el bajo

El instrumento que toco en la foto es una guitarra bajo (nombre y adjetivo), más conocida como "el bajo".

De pequeño, fui el bajista del grupo musical en el que estaba, a mediados de los años setenta, porque a pesar de ser buen guitarrista no había quién ocupara esa otra plaza, pues quien la cubría pasó a ser baterista. Algo similar pasó con mi grupo "Sinapsis", de finales de los ochentas, ya en la universidad. Durante todo ese tiempo nunca desprecié el bajo, pero siempre quise tocar la guitarra, lo cual solo ocurrió durante un breve periodo en el Chaleco, entre 1982 y 1984.

Muchos años después, al ir armando Balada Poética, tomé la previsión para que las cosas no fueran a ir por los caminos ya andados en este aspecto y así pude convencer a talentosos guitarristas jóvenes para que fueran ellos y no yo quienes tocaran el bajo, realizando así una de mis pequeñas aspiraciones musicales.

Sin embargo, en la Peña Cultural que hicimos en la UCA el 6 de junio ocurrió una situación pocas veces vista: para la canción "Brillo de amor" yo podía permitirme dejar la guitarra, porque el puesto estaba bien cubierto y es de las que más seguras tenemos en todos los instrumentos, y tomar de nuevo el bajo, mi querido bajo. ¡Ah, cuánto gusto me dio y cómo disfruté ese toque!

martes, 4 de junio de 2013

Beatriz, 2013.

Este es un resumen esquemático del caso de Beatriz, nombre por el que se conoció a la joven madre salvadoreña que solicitó la interrupción de su embarazo a fin de salvar su vida.

Nota: después de dar el primer clic e iniciar, en la esquina inferior derecha se puede cambiar a presentación de pantalla completa.

viernes, 24 de mayo de 2013

Dudas de ley (y religión)

Dice el artículo 296 del Código Penal de la República de El Salvador:

El que de cualquier manera impidiere, interrumpiere o perturbare el libre ejercicio de una religión u ofendiere públicamente los sentimientos o creencias de la misma, escarneciendo de hecho alguno de los dogmas de cualquier religión que tenga prosélitos en la república, haciendo apología contraria a las tradiciones y costumbres religiosas, o que destruyere o causare daño en objetos destinados a un culto, será sancionado con prisión de seis meses a dos años.

Si lo anterior fuere realizado con publicidad, será sancionado con prisión de uno a tres años.

La reiteración de la conducta será sancionada con prisión de tres a cinco años.

La conducta realizada en forma reiterada y con publicidad, será sancionada con prisión de cuatro a ocho años.

Este artículo se incorporó a la ley como reacción a varios actos públicos de destrucción de biblias e imágenes católicas que hizo una secta cuyo líder decía ser la reencarnación de Cristo, acciones realizadas frente a parroquias católicas a principios del siglo XX.

Sin embargo, pese a la aparente justeza de esta ley, hubo recursos de inconstitucionalidad, por los alcances del artículo tal como está redactado.

El 24 de mayo de 2013, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró que dicho artículo es constitucional, bajo el siguiente razonamiento (transcrito de su comunicado de prensa):

La Sala establece que, según la Constitución, El Salvador es un Estado laico o no confesional, y que los que optan por ejercer la libertad de manifestar o practicar su religión gozan de la protección constitucional, pero también asumen la posibilidad de ser criticados y rechazados, situación que se debe tolerar y aceptar en una sociedad democrática y pluralista, ya que constituye el ejercicio de la libertad de expresión.

No obstante, la Sala señala que cuando exista un ejercicio abusivo de la libertad de expresión contra la libertad religiosa, los autores de esta conducta responderán por el delito que cometan, ya que el objeto de la prohibición penal es la prevención de aquellas manifestaciones que buscan incitar ataques o realizar conductas ilícitas contra la libertad religiosa en el país.

Entiendo el espíritu de la ley y el razonamiento del fallo; sin embargo, conociendo lo que conocemos de la Guanaxia Irredenta, aún me inquietan dudas como estas:

· ¿Cómo se aplicará este artículo en un país lleno de inmadurez y fanatismo donde, con demasiada frecuencia, toda crítica se toma como insulto o “campaña de desprestigio y difamación”?

· ¿Qué pasará con el mundo virtual (redes sociales, blogs, etc.), donde efectivamente se encuentran insultos y ridiculizaciones contra iglesias, sectas, clérigos y pastores (p.ej. Toby y sus diezmos, el Arzobispo destruyendo el mural de Catedral, etc.?

· ¿Qué hay con la ficción literaria (novela, cuento, poesía, teatro, etc.) y sus "indirectas-directas"? ¿Y las caricaturas de crítica?

· ¿Podrá ser demandado el Ministerio de Salud y aprisionado su titular si hace campaña publicitaria a favor del uso de preservativos, puesto que hay quienes ven el látex profiláctico como una ofensa a sus creencias religiosas?

· ¿Se prohibirán libros como “Las historias prohibidas del Pulgarcito”, de Roque Dalton, bajo el argumento de que contienen fuertes ironías y sarcasmos anticlericales (p.ej. el capítulo titulado “Los ídolos, los próceres y sus blasfemos”?

Conste, "sólo pregunto".


Posdata: muy ilustrativa es la lectura de la sentencia completa de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

sábado, 18 de mayo de 2013

El chucho aguacatero

El chucho aguacatero es el animal nacional de la Guanaxia Irredenta. Es el perro universal, la quintaesencia canina, la idea de perro que soñó Platón.

Está aquí, allá y más allá, con su escuálida omnipresencia. No discrimina ni por raza ni por sexo, tampoco por condición socioeconómica ni creencias: se le ve en todos los estratos sociales, lugares y territorios. Es el alfa y el omega perruno. Es la salvadoreñidad que vio Roque y puso en su poema: "los que nunca sabe nadie de dónde son", "los arrimados", "los comelotodo" y otros epítetos conocidos.

Amigo de todo aquel que le dé un mendrugo o le haga un gesto amable, no desarrolla apegos obsesivos. Es valiente pero sabe hacer retiradas estratégicas. Es adaptable y sabe estar feliz en cualquier sitio. No complica, pues si se le ama, se le deja libre; si regresa, es porque cree que le darás algo; si no, de seguro halló mejor acomodo en otra parte.

El chucho aguacatero nunca será de nadie. Es "como el pan, la poesía: de todos".

domingo, 12 de mayo de 2013

Español, no castellano.

Tanto en El Salvador como en Latinoamérica hablamos español en variante latinoamericana, pero hay gente que se empeña en decir que hablamos en castellano, cosa que no es así.

Según la Real Academia de la Lengua, “castellano” es un término que se refiere a la lengua española, especialmente “cuando se quiere introducir una distinción respecto a otras lenguas habladas también como propias en España”, como el catalán, el vasco, el gallego, etc.

Es cierto que la lengua española se basa principalmente en el castellano, pero es mucho más que eso: tiene aportes del árabe, el inglés, el francés y, en los países latinoamericanos, la enorme influencia de las lenguas nativas.

Tengo la impresión que la insistencia de quienes dicen “castellano” es para evitar decir “español”, como una manera de pasarle factura a la conquista y todo ese rollo (aunque los conquistadores eran principalmente de Castilla).

Pero si habláramos castellano, pronunciaríamos la ce y la zeta con el fonema /z/, utilizaríamos las conjugaciones castizas de la segunda persona plural y andaríamos diciendo “¿a que vosotros no lo sabíais, pardiez?”

Así que no.

Una conferencia colosal

Viendo estadísticas, debatíamos en cierta ocasión si la iglesia católica está perdiendo adeptos, aunque aún conserva millones de fieles, especialmente en Latinoamérica y África. Ante los posibles porqués, los más cerrados a la autocrítica decían que porque los apóstatas son seducidos por Satanás y el pecado. Otros lo atribuían a la mejor estrategia mediática y sensorial de las iglesias evangélicas. No faltaron quienes culparon a la sociedad de consumo y sus ídolos contemporáneos. Como insumo para avivar esta interesante discusión, comparto esta breve anécdota relatada por uno de los presentes, con la usual recomendación de Don Macario: "¡ahi saquen ustedes sus propias conclusiones!"

Uno de estos años, tuve el extraño privilegio de asistir a una colosal conferencia de varias horas de duración. El tema era la moral desde una perspectiva religiosa y el ponente era un destacado sacerdote a quien, según calificativos propios y ajenos, se le tiene como progresista.

Con los acuerdos y desacuerdos del caso, la charla transcurrió con relativa normalidad por las diversas áreas temáticas hasta que llegó a la moral sexual, donde el especialista no sólo expuso con vehemencia la postura eclesiástica oficial, sino además dejó ver sus propios prejuicios en diversos comentarios.

Varias perlas dejó por el camino: desde la insistente recomendación de no permitirle a las niñas practicar fútbol por riesgo de que se vuelvan lesbianas, hasta afirmar que el acto sexual no tiene mayor historia porque sólo hay una forma lícita de hacerlo, que es la posición del misionero, “y todas las demás las aprenden los hombres en los prostíbulos”.

No faltó la exaltación, cual modelo a seguir, de una pareja que tiene diez hijos y continúa en la labor “en la vivencia de la fe”, con la correspondiente censura a los matrimonios que planifican tener únicamente el número de hijos que realmente pueden mantener, diciendo que esa actitud es una especie de idolatría de la comodidad material.

El clímax expositivo llegó cuando enumeró las perversiones sexuales, entre las cuales incluyó a íncubos y súcubos, siendo la última y más peligrosa el “tener sexo con demonios”.

En ese momento quedó clara la esencial inconveniencia de prolongar aquello con preguntas y comentarios al expositor, no fuera a ser y recurriese a la excomunión o el exorcismo.

viernes, 10 de mayo de 2013

Por qué el Tecla no fue a semis

En la última jornada del Torneo Clausura de la liga mayor de fútbol de El Salvador, jugada el sábado 4 de mayo de 2013, se enfrentaron el Santa Tecla FC y el CD Luis Ángel Firpo en la cancha de Usulután, en duelo directo para clasificar a semifinales. La victoria para uno de ellos significaba avanzar, mientras que el empate o la derrota los hacía depender del resultado del Juventud Independiente, el tercer involucrado en la pelea por las dos plazas aún no definidas.

El resultado fue 2-1 a favor del Firpo, quien así clasificó; pero como el Juventud también perdió, hubo necesidad de un partido de desempate entre éste y el Tecla, partido que se jugó el miércoles 8 de mayo en el Estadio Mágico González de la capital, el cual ganó en tiempo extra el Juventud con marcador de 1-0.

En resumen, el Santa Tecla perdió las dos oportunidades que tuvo para llegar a semifinales.

Yo como aficionado tecleño comparto la tesis comentada con varias personas: el equipo perdió ambos partidos por jugar con un planteamiento estrictamente defensivo, renunciando al ataque y especulando con resultados de terceros o incluso la definición por tiros desde el punto penal.

El partido contra Firpo se comenzó perdiendo antes de los diez minutos. Ante eso, los jugadores tecleños se esforzaron por buscar la portería rival, logrando empatar a los pocos minutos y manteniendo el asedio durante todo el primer tiempo. Lo triste y desesperante es que, después de la charla técnica del medio tiempo y habiéndose enterado de que el Juventud Independiente iba perdiendo contra el FAS en Santa Ana, comenzaron la segunda parte paseando el balón de lado a lado, sin esforzarse por atacar, esperando conservar el resultado que los clasificaba, siempre y cuando el Juventud no empatase en Santa Ana. Este error de disposición y mentalidad se pagó caro ya que, a falta de unos quince minutos para terminar el partido, se sancionó un penalti a favor del Firpo, que fue convertido en el contrarremate. Allí vinieron entonces las prisas y el querer remediar en poco tiempo lo que se había dejado abandonado.

La suerte estuvo de cara, no obstante, pues en Santa Ana, el Juventud erró el penalti que pudo darle la clasificación en el último minuto, con lo que se llegó al partido extra contra el Santa Tecla.

El partido de desempate Santa Tecla - Juventud Independiente fue bronco, trabado y aburridísimo, con predominio de la marca por sobre la habilidad, por ratos con ambos cuadros jugando a no perder y con el Santa Tecla FC lanzando pelotazos a ver si Vaquero, único delantero no del todo hábil, pescaba algo.

Y he aquí el mensaje nefasto: al minuto 60, faltando media hora para terminar el tiempo reglamentario, el técnico del Santa Tecla, William Renderos Iraheta, sacó del terreno de juego a Kevin Santamaría, jugador líder, volante ofensivo que tiene mucha claridad de juego hacia adelante, sustituyéndolo por un volante de contención, quizá para amarrar el empate. Pero no para allí la cosa: en el minuto 70 se fue expulsado el mejor jugador del Juventud Independiente por doble amarilla, pero en esos quince minutos restantes el técnico tecleño no movió nada para buscar el partido, teniendo en la banca a William Maldonado, quien es reconocido por su buen manejo del balón y vocación ofensiva.

Se llegó así al tiempo extra, donde se emparejaron las cosas al salir expulsado un jugador tecleño y quedar ambos cuadros con diez. Y luego, la desgracia: cinco minutos antes del final, con la inminente tanda de penaltis a la vista, el Juventud Independiente marcó un gol de tiro libre y fue hasta entonces que Renderos Iraheta metió a Maldonado para buscar con prisas el milagro, que no hubo.

En conclusión: visto lo visto, parece que para el cuerpo técnico del Santa Tecla (Renderos Iraheta y Memo Rivera), atacar es un mal necesario al que sólo se acude cuando se ven abajo en el marcador.

Así pues, quedó demostrado (una vez más) que el conformismo y la especulación no ganan partidos. ¡Lástima por la oportunidad perdida! A ver si la junta directiva del equipo toma nota y hace los cambios necesarios.

lunes, 6 de mayo de 2013

Analizando el fanatismo

En varias ocasiones he manifestado mi postura contra todo fanatismo político o religioso, peligrosa actitud que lamentablemente "distingue" a tanta gente aquí en la Guanaxia Irredenta. Hoy encontré este artículo de Luis Armando González que explica, con bastante claridad, qué es el fanatismo. Por considerarlo importante, lo reproduzco aquí, citando la fuente: el periódico digital Contrapunto.

Sobre el fanatismo

Por Luis Armando González

Es bueno y hasta necesario que haya gente que asuma la defensa de causas religiosas, éticas o políticas. Pero hay un riesgo en esto de asumir causas por las cuales luchar: el fanatismo. No es inevitable eso de defender fanáticamente una causa, pero cuando se la absolutiza la caída en el fanatismo es casi automática.

El fanatismo es, además de una traba para resolver los problemas reales de la gente, un peligro en el plano del conocimiento y en el plano de las actitudes y prácticas a las que da lugar. Veamos algunos rasgos del fanatismo.

Primero, absolutiza la situación o problema que tiene en la mira, y que es la que alienta su causa. Es decir, en la visión de la realidad que tiene el fanático no hay nada más importante (trascendental) que aquello que le preocupa, y ante lo cual todo lo demás es totalmente irrelevante y prescindible.

Segundo, el debate y el diálogo –entendidos como mecanismos para lograr un mejor conocimiento y para corregir las visiones equivocadas de la realidad— no tienen ninguna utilidad ni pertinencia para las personas fanáticas. Cuando estas personas se las ven con otras para debatir lo que hacen es repetir monótonamente sus posturas de fondo, aunque varíen sus argumentos y “pruebas” de respaldo.

Tercero, el fanatismo es monotemático. Y lo es de manera obsesiva. Los nervios, el cuerpo, la inteligencia y la voluntad del fanático están volcados, plenamente, a la causa que se ha asumido. El ser del fanático se revela violentamente ante los “enemigos” de su causa.

Cuarto lugar, además de monotemático y obsesivo, el fanático (o la fanática), es intolerante. Rechaza visceralmente opiniones, valores y pruebas contrarias a las suyas. Le gustan y celebra las que confirman su visión de la realidad, pero rechaza violentamente las que la contrarían.

Quinto, el fanático suele ser incoherente en su discurso, y también en su práctica. No es extraño que su discurso mezcle indebidamente argumentos y “pruebas” de la más distinta procedencia, sin rigor y consistencia.

Y, sobre todo, al proclamar grandes formulaciones (abstractas) el fanático se olvida (o pasa por encima) de las personas concretas, de carne y hueso, a la cuales el fanático no duda en sacrificar con tal de imponer su visión de la realidad.

Sexto, la persona fanática, en su afán de mezclar cosas para defender su postura, violenta el carácter de aquello que usa para sostener o probar su visión de la realidad. Por ejemplo, puede mezclar ciencia, con religión, filosofía y moral. Pero es que, además de eso, no es infrecuente que traicione la naturaleza de esos saberes. En el caso de la ciencia, algunos fanatismos no entienden el significado de sus aportes teóricos y empíricos.

Finalmente, cuando el fanático proclama que posee la “verdad” sobre un asunto y esgrime argumentos científicos en su favor lo que hace es violentar le carácter de la ciencia, que se ha construido mediante la aceptación de que nadie posee la verdad, mucho menos los científicos.

sábado, 27 de abril de 2013

Reacción celular inmediata

A propósito de haberle ocurrido a cierta chica un accidente con su teléfono móvil, para consolarla le dijo una señora:

- No te sintás mal, que no hay mujer a quien no le haya pasado eso.

Se refería a habérsele caído el celular adentro de la taza del excusado.

Yo no entiendo cómo pueden ocurrir esas cosas, porque normalmente llevo el celular bien resguardado en su estuche pendiente del cincho, con el debido cuidado de sostenerlo o retirarlo de allí antes de sentarme en el referido lugar, pero dicen ellas que las mujeres no lo acostumbran.

Volviendo a la conversación iniciada, la mujer contó que a ella misma ya le había sucedido aquello. No obstante, mientras el teléfono de la jovencita aludida tardó dos días en encender y su pantalla quedó inservible (sin que se vean muchas posibilidades de repararlo a un costo razonable), el teléfono de la señora está en perfectas condiciones operativas.

Así, al preguntarse sobre el porqué del diferente desenlace, la señora formuló la siguiente hipótesis:

- Ah, es que vos seguramente lo pensaste demasiado antes de meter la mano para sacarlo de la taza.

O como se decía en tiempos del coronel Molina: hay que actuar "con decisión, definición y firmeza", pero más que todo... ¡rápido!

domingo, 21 de abril de 2013

Una anécdota de “educación” sexual

Esta anécdota tiene un aire cómico, aunque con trasfondo lamentable porque refleja el modo en que se ha "educado" en el campo de la sexualidad en la Guanaxia Irredenta. Los hechos son reales y el relato no tiene intención anticlerical. Conocer este despropósito debería servir para abordar con seriedad y profesionalismo la educación sexual. Por lo demás, como decía Don Macario: "¡ahi saquen ustedes sus propias conclusiones!"

¿QUÉ NOS HABRÁ QUERIDO DECIR?

Corría el año 1983 y a nosotros, efervescentes jóvenes adolescentes en colegio sólo de varones masculinos, se nos daba una charla de educación sexual. El ponente era un cura estándar de la orden que manejaba esa institución educativa. El tema era contra la masturbación, enfatizando en su carácter pecaminoso, pero cuidándose de no incluir ninguna perspectiva médica ni psicológica orientada a aclarar o desmentir los mitos que sobre dicha práctica existen (v.g.: que causa ceguera, que hace crecer gruesos vellos en la palma de la mano, que equivale a perder ocho gotas de sangre, que es asesinato de homúnculos, etc.). Admitamos, no obstante, que conocimos un nuevo vocablo: “onanismo”.

Concluida la prédica y estando en el momento de las preguntas al disertante, uno de nuestros compañeros se animó y le dijo:

- Mire, padre: ¿entonces qué podemos hacer si aunque queramos aguantarnos no podemos?

Luego de poner expresión pensativa durante unos instantes, el clérigo respondió de la siguiente manera:

- Bueno, jóvenes: eso es una gran dificultad, una gran lucha. Hay muchos amigos de ustedes que les recomiendan ir donde una prostituta, pero eso tampoco está bien, hay que contenerse.

El compañero inquirió de nuevo:

- Pues sí, padre, pero entonces ¿cómo nos quitamos las ganas?

Y el sacerdote entonces pronunció una respuesta que aún resuena en mi mente, tratando de descifrar su significado:

- Vean: si el deseo es tan grande que de veras no pueden dominarlo, y el dilema moral está entre masturbarse o ir donde una prostituta, pues... hay que hacer lo que sea más natural.

Entonces salimos a recreo.

Y la educación sexual, ¿para cuándo?

La educación sexual en El Salvador es mínima, prácticamente inexistente. Las dos actitudes predominantes en el hogar y en la escuela son a cual peor: no se habla del tema o, si se habla, es desde la ignorancia y el prejuicio.

El Ministerio de Educación incluye el tema de la sexualidad en el programa de la materia “Orientación para la vida”, que supuestamente se da en bachillerato y es de alcance nacional, pero este suele sufrir recortes y deformaciones, tanto en instituciones educativas confesionales como en el sistema de educación pública, ya sea por censura religiosa, por falta de personal capacitado para impartir la materia o por flagrante desconocimiento del mismo.

En el resto de niveles educativos, las autoridades estatales (olvidando que la educación sexual es un tema de salud pública) han detenido por años la implementación de un verdadero programa educativo en esta materia, porque nunca les parece bien a las iglesias, quienes únicamente aceptan la parte que sus respectivas doctrinas les permite.

La población que está fuera del sistema educativo formal no tiene más opciones que “informarse” en la tradición machista, el puritanismo o el oscurantismo.

De los gobiernos conservadores y moralistas que tuvo el país hasta 2009 cabía esperar tal actitud, pero no del “gobierno del cambio”, supuestamente más progresista en este campo, que no obstante muy poco o nada se ha esforzado para sacar a la Guanaxia Irredenta de su analfabetismo en cuanto a educación sexual.

sábado, 20 de abril de 2013

Sobre religión y buenas personas

En lo que al mundo terrenal respecta, las religiones suelen tener como objetivo explícito que sus adeptos sean buenas personas. Dentro del cristianismo, religión predominante en esta parte del mundo, resuenan las palabras de Jesús, citado por Juan 13, 35: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.”

En el sentir común, se cree que ser una persona religiosa deriva en ser una buena persona, de ahí la insistencia en cultivar y difundir la doctrina desde la más temprana niñez.

Sin embargo, la realidad y la historia han demostrado lo azaroso y a veces falaz que resulta esta aparente relación de causa y efecto.

Es importante reconocer, en primer lugar, que en el mundo de hoy y en este contexto particular, mucha gente es al mismo tiempo religiosa y buena, y ellos mismos relacionan esta última cualidad con su devoción.

Ciertamente, la religión puede ser un método de perfeccionamiento personal y colectivo, una forma de crecimiento espiritual que derive en buenas acciones, en el sentido más amplio que puedan entenderse.

Sin embargo, también es evidente que bastante gente sinceramente religiosa comete acciones objetivamente dañinas en su entorno personal y social, no hallando contradicción entre sus creencias y tales formas de comportamiento, más bien justificándose en ellas.

Pese a la evolución que en la doctrina oficial de algunas iglesias ha habido al respecto, muchas de las más antiguas formas de discriminación y sometimiento de la mujer aún se amparan en la tradición religiosa judeo-cristiana, de la misma forma que se niegan derechos humanos fundamentales a sectores sociales tradicionalmente discriminados, esgrimiendo citas bíblicas.

Aun siendo una flagrante contradicción, personas que viven en el crimen y el delito se encomiendan diariamente a Dios. En esos casos, se dirá -con razón- que esa religiosidad es falsa e inconsecuente, pero el punto es que las creencias de esa gente son, desde su propio punto de vista, auténticas.

El Salvador es un país que se confiesa mayoritariamente creyente, de lo cual no se duda, pero es, al mismo tiempo, uno de los más crueles y violentos del mundo, así como el paraíso de la impunidad.

Militares y políticos señalados en el informe de la Comisión de la Verdad por su participación o encubrimiento de crímenes de lesa humanidad, algunos de los cuales hoy son diputados, siempre se declararon creyentes y andan predicando con su Biblia bajo el brazo. Cómo entienden ellos a Dios y a la religión, y si esta percepción es la “verdadera”, esos son otros temas; el punto importante es que en esos y otros muchos casos la religión en sí no ha producido buenas personas.

Reafirmo y amplío, antes de continuar, una idea ya expresada anteriormente: que ciertas prácticas religiosas pueden ser buenas y edificantes, siempre que se ejerzan como libre opción, propicien un sano discernimiento moral, cultiven valores humanos solidarios, impliquen el compromiso con el mejoramiento del entorno y, sobre todo, comprometan la responsabilidad en el uso de la propia libertad.

Añado y destaco lo siguiente: una práctica religiosa realmente humanizadora requiere de cierta dosis de librepensamiento, jamás de la ciega obediencia y nunca del fanatismo ni la obcecación. Implica además el reconocimiento de sí misma como una opción legítima dentro de muchas otras, incluyendo el ateísmo y la increencia. Esto lleva inevitablemente a la tolerancia y la convivencia pacífica.

De la negación de la relación causal absoluta entre religión y bondad, ya explicada anteriormente, se sigue por simple lógica que las personas no creyentes, sean ateas o agnósticas, tampoco han de ser necesariamente malas personas.

Por supuesto que hay malas personas sin dios ni religión, pero también es claro que hay quienes hacen mucho bien, aunque no crean en entidades sobrenaturales ni participen de cultos religiosos.

Ser no creyente es una opción y no implica automáticamente una mayor o menor estatura moral. Es, en cambio, un pensamiento primitivo, intolerante y promotor de violencia el usar “ateo” como sinónimo de “malvado” y “corrupto”, y como antónimo de “santo”, “justo” y “bueno”.

En el entorno actual, es lamentable que a muchas personas atrapadas en el fanatismo religioso les resulte imposible siquiera concebir esta idea: que una elevada conciencia moral puede desarrollarse desde una perspectiva estrictamente humanista, es decir, sin necesidad de pertenecer a una religión o creer en Dios.

Al menos para entender esto debería servirnos vivir en una época en donde supuestamente ya se ha superado ese terrible oscurantismo.

lunes, 1 de abril de 2013

Del afán de trascender y sus monstruos

Que el ser humano es limitado y que en todas las culturas ha buscado modos de ir más allá de sí mismo es un hecho constatable. El tema seguramente lo han tratado muchos filósofos y antropólogos con amplitud y suficiencia, aunque una de las síntesis más claras que recuerdo es la del personaje Francis Walsingham en la película “Elizabeth” (1998), cuando le hace ver a la reina lo siguiente:

Todos los hombres (y mujeres) necesitan algo más grande que ellos mismos a quien admirar y adorar. Deben ser capaces de tocar lo divino en la Tierra.

No solo las religiones cumplen esa función, sino también aquellas grandes empresas en pos de quimeras y utopías (incluidas, lamentablemente, las guerras mesiánicas y autodenominadas santas).

En tiempos recientes se han sumado a estos afanes las llamadas “religiones seculares”: sistemas ideológicos sin componentes sobrenaturales, pero que se basan en dogmas, se fundamentan en el adoctrinamiento masivo y poseen diversos mecanismos para ocuparse de sus disidentes (por ejemplo, las diversas realizaciones históricas del comunismo).

Y aunque parezca pueril en comparación, también el deporte como apasionante fenómeno de masas tiene un fuerte componente de ilusión de trascendencia: no en vano a las grandes gestas deportivas se les describe como “tocar el cielo” y a los ídolos del fútbol se les venera como dioses.

Las actividades artísticas también les permiten a quienes las desarrollan sentir esa trascendencia: creer que su palabra, su música o su talento expresado en cualquier forma les preservará de la muerte y del olvido eternos.

Quizá todas estas sean maneras válidas de escapar, real o ilusoriamente, de la soledad esencial y su horror, o de la grave responsabilidad que implica, en sentido existencialista, inventarle un sentido a la propia vida, asumiendo la plena libertad y sus consecuencias.

El problema está en los monstruos que se engendran cuando estas doctrinas se absolutizan de tal modo que se cree ciegamente en ellas, erigiéndolas cual verdades absolutas en donde toda dura es espuria contaminación que requiere ser purgada.

A propósito del tema, me viene a la mente este párrafo de Fernando Savater:

Las religiones también son como el vino: hay gente a la que le sienta mal y gente a la que le sienta bien. Hay personas que con dos copas se vuelven locuaces, abiertas y desinhibidas; otros se vuelven brutos y groseros con la misma cantidad. Con la religión, hay gente que mejora y se purifica y para otros es una fuente de resentimiento, mojigatería y condena a los demás.

Eso mismo, en esencia, es lo que puede decirse de las ideologías políticas, así como del arte, del deporte y todas aquellas cosas en que buscamos realizar ese afán de trascendencia, cuando no estamos conscientes de su carácter tentativo, exploratorio y de factura terrenal.

sábado, 30 de marzo de 2013

Señalar

Discrepo esencialmente con quienes enseñan a los niños y niñas que "señalar es mala educación". ¡Que no! Cierto que no es bueno señalar para burlarse, discriminar o endilgar un chisme, que malas costumbres son, pero de allí a generalizar contra todo señalamiento hay mucho trecho. La censura a levantar el índice es parte de la cultura de la represión enquistada por siglos en nuestra idiosincrasia. Por eso, revindico el derecho a señalar cuando es necesario, urgente, imprescindible: desde señalar oportunamente y con elegancia a mi interlocutor con quien debato en el mismo nivel, hasta señalar para reafirmar mi punto cuando la intensidad lo requiere. Y, por supuesto, ¡señalar al ladrón, al corrupto y al mañoso!

jueves, 28 de marzo de 2013

Analizando el "accidente"

Luego del catastrófico 10-1 que nos puso Hungría en el Mundial España 82, la plana mayor del periodismo deportivo se aferró a la tesis de que aquello fue un "accidente futbolístico" y que el marcador no reflejaba la diferencia de nivel competitivo entre ambas escuadras.

Lo que no recuerdo que hayan dicho (o, si lo hicieron, fue con la boca pequeña) es que todo accidente tiene causas perfectamente identificables e individualizables, no viene de la nada.

Veámoslo aquí:

Alineación de El Salvador:

En la portería: Ricardo Guevara Mora. En la defensa: “Imacasa” Recinos, “Chelona” Rodríguez, Paco Jovel y “Macora” Castillo. Volantes: “Cheliz” Rugamas, Joaquín Ventura y “Pájaro” Huezo. Delanteros: Ever Hernández, “Mandingo” Rivas y “Mágico” González.

Primer tiempo

1-0 Minuto 4: tiro de esquina, Nyilasi cabecea totalmente solo en el centro del área chica. Los centrales salvadoreños marcaron a nadie.
2-0 Minuto 11: balón largo por la punta izquierda, el defensor lateral guanaco falla estrepitosamente en la barrida y Poloskei define en el mano a mano frente al portero.
3-0 Minuto 24: Fazekas conduce libre de toda marca por la mitad de la cancha y, ya frente al área, desde veinticinco metros coloca en el ángulo un soberbio derechazo.

Cambio al minuto 27: entra “Pelé” Zapata por “Cheliz” Rugamas, buscando mejorar el ataque.

Segundo tiempo

4-0 Minuto 51: balón largo por la punta izquierda, Toth recibe sin marca y centra, el defensa central falla horriblemente el rechace y la deja nuevamente al húngaro, quien la toca inteligentemente al primer palo del portero.
5-0 Minuto 55: tras un rechace en tiro de esquina, balón filtrado hacia Fazekas, nuevamente por la punta izquierda sin ninguna marca, se interna en el área, dribla y fusila a Mora con tiro pegado al primer palo.

5-1 Minuto 65: “Mágico” González deja varias marcas por la punta izquierda, centra para “Pájaro” Huezo que habilita a “Pelé” Zapata, quien la empuja suave al fondo de la meta. Lo celebra como lo más preciado del mundo.

OBSERVACIÓN: nótese cómo, después de anotar su gol, la selección de la Guanaxia Irredenta recibe cuatro goles en un lapso de seis minutos.

6-1 Minuto 69: tiro de esquina, recibe Kiss solo en el centro del área, gira y tira, bajo y raso, el balón entra rozando la pierna derecha del arquero.
7-1 Minuto 71: jugada por la punta izquierda, el jugador húngaro hace lo que quiere con su marcador, pase al centro del área chica donde Szentes, la empuja al fondo, tras recibir solo sin ninguna marca.
8-1 Minuto 73: tras varios intentos fallidos de rechace en defensa, Kiss recibe completamente solo en el borde izquierdo del área grande, observa al arquero ligeramente salido y “de globito” la coloca en el ángulo contrario.
9-1 Minuto 75: centro desde la izquierda, el portero rechaza hacia el medio del área grande, donde Kiss remata violento, totalmente solo.

Minuto 79: entra de cambio Ramón Fagoaga por Joaquín Ventura, para reforzar la defensa.

10-1 Minuto 83: centro desde la izquierda, Nyilasi cabecea cómodamente entre los dos centrales que le escoltan.

De los diez tantos, dos son golazos húngaros: el tercero (pese a la ausencia de marca, es un trallazo inquitable) y el octavo (aun estando solo, la "vaselina" al ángulo opuesto requiere técnica e inteligencia); el primero y el último son cortesía de la inoperancia de la pareja de centrales Jovel-Rodríguez, mientras que el segundo y el cuarto son errores de bulto en barridas infructuosas. Llama la atención que siete puñaladas nacen de jugadas por la punta izquierda del ataque magiar, donde el supuesto defensa lateral ("Macora" Castillo) estaba completamente descolocado. La marca en el medio campo y la presión de los delanteros para evitar la fácil salida rival fueron, por demás, inexistentes.

¿Y el banquillo...? Si en algún momento alguno de los tres "técnicos" (Pipo Rodríguez, Chamba Mariona y Chepito Castro) salieron a dar algún llamado de atención, se las ingeniaron para hacerlo de modo tal que las cámaras no los captaran, porque en la transmisión lucen tan idos como ausentes.

Como factores que propiciaron este ridículo se han mencionado varios, que van desde los más patéticos (como echarle la culpa a la guerra civil), hasta los más estelares (como decir que los jugadores estaban más pendientes de los contratistas que les conseguirían trabajo en equipos europeos), pasando por los más oscuros (como la confidencia que un ex seleccionado me hizo, en el sentido de que había "mano peluda" de los militares para que no alinearan a ciertos jugadores).

Sin descartar ninguna de las anteriores -y pese a que "después de las batallas, todos son generales"- para mí tengo que fueron tres las causas del desastre:

a) Mal planteamiento técnico, especialmente en defensa (lo cual era una constante en esa selección, como quedó demostrado en la infinidad de partidos previos). Esto fue cortesía de Pipo Rodríguez & Co.

b) Errada preparación psicológica: se les inoculó cual dañino virus la idea de que lo importante era meter un gol y listo. Ya lo he dicho antes: esto fue cortesía de la prensa deportiva, pero (¡sorpréndanse!) ese equipo tenía un psicólogo asignado, con esa misión específica.

c) Desconocimiento o menosprecio del "jet lag" (o descompensación horaria) y la adaptación que este requiere: llegaron con muy poco tiempo de anticipación y, por lo que se sabe, sin un plan para superar esta dificultad, que es de orden fisiológico.

Se dice que quien desconoce (o se resiste a analizar) el pasado está condenado a repetirlo. ¡Que no nos pase algo parecido con la Sub-20 en Turquía 2013!