domingo, 28 de julio de 2013

El plan es hacernos sentir ínfimos

La mala atención que se recibe en los bancos del sistema financiero local es exasperante, especialmente en cuanto a los larguísimos tiempos de espera para hacer operaciones de una u otra índole. Esto ocurre no solamente en los que pudieran considerarse días pico, sino en prácticamente cualquier fecha, en buena parte porque apenas una parte de los puestos de atención al cliente y cajeros humanos están habilitados.

Poco a poco estoy llegando a la conclusión de que todo esto no es casual ni solamente por mezquinos motivos de avaricia (por ahorrarse unos pesos en puestos de trabajo); por el contrario, es parte de un plan siniestro para hacernos sentir a nosotros, usuarios forzosos del sistema, como seres desposeídos de todo poder, ínfimos, inermes, insignificantes e indefensos ante tales corporaciones financieras que tienen y manejan nuestro dinero.

lunes, 1 de julio de 2013

Loor al mal gusto

PRECAUCIÓN: los enlaces colocados en esta entrada conducen a sitios con fotografías que pueden resultar desagradables.

Nota al aviso anterior: tome lo anterior como una prevención, no como un aliciente para ir corriendo a verlas.

En tiempos en que todo (¡todo!) se publica bajo el argumento de combatir tabúes y luchar contra la mitificación, hemos visto fotografías de mujeres menstruando en actividades de la vida cotidiana (lo mismo que el sudor, pero con sangre) y también posando inmediatamente después del parto, con placenta, cordón umbilical y toda suerte de líquidos involucrados.

Si esto es reivindicación de la humanidad o exhibicionismo naturalista de mal gusto, ya verá cada quién. De momento, a quienes están por la labor de regodearse de nuestras excreciones sólidas, líquidas, gaseosas o gelatinosas con fines reivindicativos se me ocurre sugerirles retratos en alta resolución de estas otras cosas:

- Para desmitificar la imagen de la niñez como algo adorable, perfumado y risueño, háganse sesiones de fotos de niños/as pequeños en actividades naturales pero generalmente reprendidas, como comer mocos y untarse de heces en estado no muy sólido.

- Con el propósito de borrar la imagen juguetona pero atractiva de la adolescencia, programen una serie de gráficas macro de chicos y chicas reventándose las espinillas frente al lente.

- A fin de no reforzar la machista idea del Príncipe Azul, documentemos al detalle a un hombre adulto realizando faenas poco públicas, tales como dormir la resaca envuelto en vómito después de una ardua noche de copas o expulsando los restos mal procesados de una cena indigesta.

Ya con esto, pueden pensar en otras sugerencias de dicho calibre.