El mártoles es el día que uno necesita después del martes pero antes del miércoles. Su existencia facilitaría todas las cosas: por ejemplo, si aún es martes casi a medianoche y uno no ha completado los desproporcionados encargos de la vida laboral o académica, mismos que son para entregar inexorablemente el día miércoles, perfectamente podría decir: “Tranquilo: terminaré todo mañana mártoles”.
Eso sí: no sé exactamente a qué organismo dirigirme para solicitar un mártoles. Pensé en el Vaticano pero desistí porque, conforme a lo visto, la respuesta del Hacedor quizá tardaría siglos o, en caso de manifestarse pronto, habría que hacer otro Concilio para interpretar Su Palabra. Por su parte, las Naciones Unidas están un poco de capa caída y tampoco sé si habría acuerdo universal para una Convención Extraordinaria del Mártoles.
Pero de que necesito el mártoles, lo necesito ya. Mi único argumento, con todo el peso posible, es el siguiente: si no se hizo al ser humano para el sábado, sino éste para aquél, entonces ¿por qué no puedo tener un mártoles?
viernes, 5 de diciembre de 2008
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3 comentarios:
*abrazo*
Jajaja!
Supongo que cuando a uno lo abaten ciertos deberes, es necesario hacer estas peticiones :)
Pues supongo que no podemos tener un mártoles porque, al igual que con todas las semillas de horas que se nos caen de las manos día a día... también lo convertiríamos en un precioso barquito de papel... o lo tiraríamos a hacer piruetas como avioncito en una calurosa tarde...
Un mártoles... claro que te apoyo... y yo pediría, además, unas cuantas horas más en nuestros días... y si no se puede... al menos un rabito de miércoles... que al final para algo serviría...
Saludos... y como siempre mis respetos.
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