De un tiempo hacia acá, ciertas películas vienen en una especie de “duo-pack” temático (como “Saving private Ryan” y “The thin red line”, o “The illusionist” y “The prestige”). “Infamous” y “Capote” son, argumentalmente hablando, casi idénticas; no obstante, la segunda fue más premiada que la primera, aunque la primera, a mi parecer, es más interesante que la segunda, pues hay un mejor trabajo teatral, escénico, anecdótico y dramático. No profeso un culto especial hacia la obra o la figura de Truman Capote (de breve y memorable aparición cinematográfica en “Murder by death”); en cambio, me resultó especialmente interesante la personaje Nelle Harper Lee (Sandra Bullock en una, Katherine Keener en otra), vecina, asistente y amiga del peculiar escritor (¿cómo lo soportaba?), tanto así que me encuentro sumergido en la agradable lectura de su única novela, “Matar a un ruiseñor”, de cuya extracción y comentario de citas y estructuras de pensamiento puede que me ocupe al finalizarla.
sábado, 31 de enero de 2009
"Duo-pack" con consecuencias
De un tiempo hacia acá, ciertas películas vienen en una especie de “duo-pack” temático (como “Saving private Ryan” y “The thin red line”, o “The illusionist” y “The prestige”). “Infamous” y “Capote” son, argumentalmente hablando, casi idénticas; no obstante, la segunda fue más premiada que la primera, aunque la primera, a mi parecer, es más interesante que la segunda, pues hay un mejor trabajo teatral, escénico, anecdótico y dramático. No profeso un culto especial hacia la obra o la figura de Truman Capote (de breve y memorable aparición cinematográfica en “Murder by death”); en cambio, me resultó especialmente interesante la personaje Nelle Harper Lee (Sandra Bullock en una, Katherine Keener en otra), vecina, asistente y amiga del peculiar escritor (¿cómo lo soportaba?), tanto así que me encuentro sumergido en la agradable lectura de su única novela, “Matar a un ruiseñor”, de cuya extracción y comentario de citas y estructuras de pensamiento puede que me ocupe al finalizarla.
viernes, 16 de enero de 2009
Extrañezas
Veo la foto, me reconozco ahí (aún con pelo, lentes acrílicos gruesos, menos libras, un aire juvenil..), pero por más que lo repito, no me lo creo del todo: veinte años de jugar, estudiar, competir, enseñar y disfrutar del ajedrez. Veinte años. Veinte...
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