
Pescueceo para un lado y para el otro, nacas-tracas. Resignación y ardor en el bolsillo por la necesaria compra para reponer el ejemplar de biblioteca. Y entonces, cuatro horas después (de regreso en la institución mencionada para el trámite subsiguiente)... ¡misteriosa reaparición! El tal ejemplar me aguardaba sobre la solitaria mesa de la secretaria ausente. Gestión inmediata para traspasar la ventanita corrediza y el ejemplar vuelve a mi poder de nuevo.
¿Hipótesis? Imagino que alguien lo hurtó y luego, al no verle cara de libro interesante o para su gusto, lo dejó tirado por ahí; alguien que pasó tuvo la gentileza de dárselo a la secretaria de turno en espera de que fuese reclamado. ¿Conclusión? Que el hurto culto fue parcial, fugaz, momentáneo, y mi bolsillo no sufrirá la temida erosión. Por una vez, quizá la falta de expectativas literarias de la majada ha resultado beneficiosa. Eso sí: me hubiera molestado ligeramente esperar meses para terminar de leerlo (pues el volumen está agotado en todas las librerías)... ¡faltándome sólo veinte páginas para el final!