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Entretanto -aprovechando que la página web de la Lotería Nacional de Beneficencia publica, además de los respectivos listados, su estadística y recuento anual- me di a la (¿ociosa?) tarea de revisar la frecuencia de los números o bolitas que han constituido los tres premios mayores de los treinta y ocho sorteos de este año.
Así, en 570 tiros el número que menos ha figurado es el 4 (38 veces), mientras que el más frecuente ha sido el 2 (80 veces). Pero más importante que este dato es el de las terminaciones (o el último número del billete premiado, que da derecho al menos a reintegro): la que menos ha salido (o “no ha jugado”, como dicen los billeteros) es la del 3 (sólo 6 veces), mientras que la más afortunada ha sido la del 8 (16 veces).
¿En conclusión? Una de dos:
a) O la bolita del 3 en la tómbola tiene truco y pesa algunos miligramos menos que las demás.
b) O, conforme a la ley de la entropía (y al sabio consejo de los vendedores de estos portadores de suerte), el 3 tiene más chance de salir en los próximos sorteos.
Consideremos también el escenario más probable: que mis razonamientos y expectativas continúen fracasando y permanezca como hasta ahora, es decir, sin sacarme ningún premio. Si es así, con resignación y altruismo diré: "No importa, pues al fin y al cabo... ¡el $1.25 es para beneficencia!"
1 comentario:
Esto es algo que a mi parecer...
Bueno, ya se lo he expresado :/
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