lunes, 15 de agosto de 2011

Eclesiastés 1, 18.

“Mientras más se sabe, más se sufre”

Eclesiastés 1, 18.

Comento aquí tres interpretaciones de sentido.


La primera, incluida como nota a pie de página en la Biblia Latinoamericana, dice así: “La misma inquietud está presente en el mundo de hoy. Los promotores de la ciencia afirmaron que el progreso iba a liberar al hombre de todo mal. Nuestro siglo ha perdido esa seguridad: el desarrollo no es un camino a la vida fácil, el hombre es esclavo de su cerebro y de su ciencia, obligado a asumir las consecuencias cada vez más terribles. No puede detenerse, pero no sabe adónde va.”

En principio, tiene un ligero tinte retrógrado frente al pensamiento laico; sin embargo, lleva parte de razón al desconfiar de las promesas simplistas de redención del positivismo, las revoluciones y la acumulación de conocimientos y -en ellos- de poder.


La segunda expresa el contraste entre las expectativas morales de la persona contra la realidad circundante, vista de modo pesimista en su injusticias, degradaciones y sufrimientos. Conocer de cerca las miserias humanas y saberse radicalmente impotente para cambiarlas lleva inevitablemente al sufrimiento y la angustia. Por tal razón muchas personas prefieren cerrar ojos y oídos como un mecanismo de defensa y preservación de su estabilidad mental.


La tercera es la base de la prohibición de leer –fuera de lo oficialmente autorizado– en el mundo imaginado por Ray Bradbury en la novela "Fahrenheit 451", porque leer implica pensar. El escritor español Ignacio Gómez de Liaño la explica así: no solo es "por el esfuerzo que requiere el conocimiento (...) sino porque el que sabe algo más que los demás, el que es consciente de que sabe algo más, sufre porque los demás no lo saben, y sobre todo cuando descubre que los demás no están interesados para nada en eso."


¡Vaya dilema!

5 comentarios:

Silvia dijo...

Sobre su segunda interpretación, se me viene a la mente una cita de Saramago que dice: “Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo –y esto es cierto -, o bien asumir que, aún cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera”.

Silvia dijo...

Sobre la novela de Ray Bradbury: "Fahrenheit 451", acabo de leerla porque se la dejaron en la asignatura de lenguaje (8º grado) a mi hijo. Definitivamente fue una lectura muy interesante que me atrapó desde el principio; aquí en E.S. sin necesidad de que sea prohibido leer, las personas se comportan como si lo fuera.

Qué gran diferencia con la novela de Alejo Carpentier: "El reino de este mundo", cuya lectura me pareció bastante tortuosa, pero la terminé :)

Cesar Villafuerte dijo...

Que cosas, en mis dias "Farenheit 451" era de 2o año, lo bueno es que al menos no la han sacado de los programas de estudio

Hugo Quintero dijo...

Pues como yo lo veo, las personas que observan y analizan de manera constructiva y objetiva o que ocurre a su alrededor, que estudian los hechos y los enlazan con otros ocurridos antes, no pueden más que angustiarse, que sufrir... Los latinos somos considerados felices, pero esto es debido a que poco nos preocupamos por saber, y mucho menos por tomar partido para cambiar nuestra realidad. Nada nos importa. Nada nos preocupa.

ANA LAURA DE LEÓN MEJÍA dijo...

Todo es porque nuestra naturaleza en el inconsciente, sí contamos con ese mecanismo de defensa,
que nos impide tratar de hacer lo imposible, de saber que los que más saben y que hacen del mundo y de la vida cosas muy buenas maravillosas o cosas malas muy terribles, la velocidad de la vida y el sistema que nos empuja hacia adelante sin tener tiempo de volver atrás nos impide también a que el poco tiempo que nos reste del día, lo empleemos en averiguar los por qués y tratar de resolver o saber misterios, lo oculto, las mentiras, las verdades que quizá nos harán sufrir y dejamos la ardua tarea a los que
sí saben y se atreven y no es por miedo de parte de muchos y ese tiempo libre mejor decidimos emplearlo en tratar de disfrutar, amar, sonreir y ser felices, que quizá viene siendo la más sabia decisión