El final de un cuento onomástico titula este espacio de conversación imaginaria. Las razones, si las hubiere, acaso se sospechen en su mismo desarrollo.
En enero de este año, el alcalde de Santa Tecla, Roberto d'Aubuisson Munguía, inauguró el Paseo de los Ilustres y el Salón de los Ilustres, ambos ubicados respectivamente en el Paseo El Carmen y en el Palacio Municipal Tecleño. En esos sitios hay placas y fotografías de 25 personajes célebres relacionados con la ciudad, para “ratificar la memoria histórica y la identidad cultural del municipio”, según voceros de la alcaldía.
Un ilustre es alguien “conocido y admirado por su excelencia”, y por ello no extraña que entre los elegidos estén los fundadores de la ciudad, cuyos nombres identifican también a lugares emblemáticos tecleños: José Damián Villacorta, José Ciriaco López, Manuel Gallardo, Daniel Hernández, Pilar Velásquez, así como miembros de la familia Guirola (Ángel, Eduardo y Concepción). También están dos expresidentes de la república (Francisco Dueñas y José María San Martín) y los autores del Himno Nacional (Juan Aberle y Juan José Cañas).
Fuera del ámbito político, encontramos personajes que hicieron mucho bien a sus semejantes, como la docente Margarita Durán, la religiosa Clara María de Jesús, el médico Rubén Rochi y el filántropo Walter Soundy, todos de grata y unánime recordación. Destacan también tres artistas: los escritores José Mª Peralta Lagos y Alberto Rivas Bonilla, así como el notable caricaturista Toño Salazar. Por supuesto, no podía faltar el baloncestista José Adolfo “Chorro de Humo” Pineda.
Todos los antes mencionados fueron personas de gran valía para la ciudad y el país. Salvo los expresidentes (que, por su cargo, nunca pueden estar exentos de crítica), nadie habla mal de ellos y cualquier referéndum o consulta popular validaría sus merecimientos.
¿Qué hace entonces el difunto e infame mayor Roberto d’Aubuisson Arrieta entre dichos ilustres?
El cuestionamiento no es porque este personaje haya sido líder de la ultraderecha en la década de los ochentas, cuya expresión política fue (y aún es) el partido por él fundado, Alianza Republicana Nacionalista. Ideologías aparte, ese hecho es legítimo.
Tampoco es que su inclusión en dicho homenaje sea antiética por el solo hecho de que su hijo sea el actual alcalde, pues si de veras lo mereciera no habría por qué quitarlo por causa del parentesco.
Incluso, si nos vamos a lo estrictamente legal, el solo señalamiento de haber sido parte de la conspiración para asesinar a Monseñor Romero (que consta en el Informe de la Comisión de la Verdad), así como la vox populi que lo vincula con las actividades de exterminio selectivo de los “escuadrones de la muerte”… técnicamente no bastarían para quitarle la presunción de inocencia, pues nunca fue encausado formalmente por estos delitos. Otra cosa es el juicio moral de gran parte de la población, que si bien en este caso es extrajudicial deberían haberlo tenido en cuenta.
Y no obstante... lo que sí consta en cientos de testimonios, incluso vertidos judicialmente, son las masivas violaciones a los derechos humanos cometidos por los cuerpos de seguridad de los regímenes militares de Molina y Romero, en la década de los setenta en las cárceles del sistema. Toda esa actividad de terrorismo de Estado fue coordinada por la Agencia Nacional de Seguridad Salvadoreña (ANSESAL), bajo la dirección del finado Mayor.
Así pues... solo en la torpe mentalidad de sus partidarios, quienes al interior de su partido lo veneran casi religiosamente, pudo gestarse la retorcida idea de incluirlo en una lista de tal calibre.
Lo más triste es que la manía de venerar infames trasciende las fronteras partidarias e ideológicas, pues del otro lado también encontramos pleitesías y veneraciones que dan pena, propia y ajena.
¡Hola! Hoy les voy a comentar cinco sinrazones de "Por 13 Razones"
Recientemente se estrenó por Netflix la serie Thirteen reasons why o Por trece razones, basada en el best-seller de Jay Asher, publicado hace una década.
La trama es que Hannah Baker, una estudiante adolescente suicida, grabó 6 cassettes y medio antes de cortarse las venas, en donde culpa específicamente a 12 personas de quitarse la vida. La cuenta de 13 se ajusta porque una de ellas es doblemente responsable.
El paquete de esas grabaciones debe ser escuchado por cada una de estas personas señaladas y luego pasárselo al siguiente de la lista, con la amenaza de que, si no lo hacen, hay otra persona que tiene en custodia una copia de todo ese material, con el mandato de hacerlo público si alguien rompe la cadena.
En este video voy a comentar mis impresiones sobre la serie, que pese a su éxito de audiencia… no son muy favorables. Al igual que las demás opiniones expresadas en mi canal, no tienen la pretensión de que alguien tenga que coincidir a fuerza con ellas, pero sí trato de darles algún fundamento para que no sean tan antojadizas.
Pero antes de enumerarlas, debo decir algo importante a nivel personal. La experiencia del suicidio la padecieron cuatro personas a las que conocí en diferentes momentos de mi vida: un compañero de colegio, un amigo muy querido en la universidad y dos estudiantes adolescentes en diferentes edades. Por eso, por lo que sé y por lo que me afectó, creo que puedo hablar del tema no sólo desde una perspectiva teórica.
Primera sinrazón: culpar a otros del suicidio de alguien.
El suicidio es una decisión íntima, personal, que -por cruel que pueda parecer decirlo- no depende tanto de las circunstancias objetivas como de la imposibilidad subjetiva o psicológica de la persona para lidiar con dichas circunstancias, y eso lo admite hasta la misma protagonista, Hannah, en los capítulos finales.
Claro que hay personas que pueden haberle hecho daño (con o sin intención) a quien se acaba suicidando, pero no hay una relación automática de causa y efecto que establezca que “esta situación o este daño tiene que acabar en suicidio”. Es más: lo que para alguien puede ser una causa para el suicidio, para otra persona puede ser un motivo para fortalecerse y seguir luchando.
De lo que se debería tratar aquí no es de repartir culpas como una venganza personal, o como si el mundo tuviera la obligación de girar a tu alrededor, sino de fortalecer el carácter para poder hacer frente situaciones difíciles.
Segunda sinrazón: da igual cómo sean tus padres
Veamos: mejores padres que los de Hannah, la protagonista, no puede haber. Son dedicados, comprensivos, amorosos, siempre tienen una palabra de ánimo, están dispuestos a escuchar… incluso hasta en las llamadas de atención sanciones son tolerantes, respetuosos y equilibrados.
¿Y de qué sirvió eso? De nada, porque Hannah nunca buscó apoyo, consejo ni ayuda en su papá y su mamá, que son al final los más castigados por la tragedia. Y no es porque ellos no estuvieran dispuestos a dársela, ni porque estuvieran pendientes “sólo del negocio”. ¡No! Es porque ella, al igual que muchos otros adolescentes, los mantuvo siempre al margen y jamás se dejó ayudar.
Tercera sinrazón: banalizar los factores de llevan a un suicidio.
Seguramente este es el punto más débil y más notorio de la serie, y lo que más comentarios negativos ha provocado.
Con una lista de 13 razones, y dedicándole un capítulo a cada una, se les da la misma jerarquía a todas, desde las más serias hasta las más banales. Todas quedan al mismo nivel.
En un rápido recuento, de esas 13 “razones”, está claro que hay 3 situaciones muy graves (dos de abuso sexual y un accidente no reportado que provoca una muerte). Hay otras 3 más o menos graves, relacionadas con fotografías inapropiadas. Pero hay otras 4 bastante triviales, bromas de escuela que si bien son incorrectas también son bastante comunes y para lo único que sirven, en la serie, es para dejar ver un carácter de “drama queen” y de sobrerreacción de Hanna.
Luego, hay otras 2 en donde los supuestos “culpables” (Clay y Mr. Porter) realmente no lo son, pues la situación fue echada a perder por la propia protagonista. E incluso hay otra, la del poema divulgado, que solo ella, en su psique oscura, la ve como negativa.
Claro, alguien puede decir que no son los hechos individuales sino el conjunto de ellos lo que la llevó al suicidio, pero entonces volvemos al punto anterior: la clave está en la capacidad de cada persona para lidiar con esas circunstancia, su inteligencia intrapersonal, su fortaleza espiritual o de carácter.
De hecho, si lo piensan bien, hay otros personajes, como Justin y Jessica, que tendrían tantas o más razones que Hannah para suicidarse… pero reaccionan diferente. Y si seguimos la “lógica” de Hanna, ella vendría siendo la principal culpable de que Alex Standall se pegue un tiro en la cabeza. Y así, no llegamos a ninguna parte.
Por series como esta y por no tener claro este punto es que, cuando hay un suicidio, no faltan titulares sensacionalistas y superficiales como “adolescente se suicida porque la dejó el novio”, “joven se suicida porque discutió con sus padres” o “estudiante se quita la vida porque reprobó una materia”.
Cuarta sinrazón: querer justicia sin denuncia
En el capítulo final, cuando Hannah dice que va a “darle una última oportunidad a la vida”, acude al consejero escolar en busca de ayuda.
No me puedo imaginar a alguien más sensible a los problemas juveniles y mejor capacitado para tratarlos que Mr. Porter. Pese a la reticencia inicial de ella, él logra establecer comunicación y que ella cuente parcialmente lo que le ocurrió, que fue una agresión sexual por parte de uno de sus compañeros de clase.
Mr. Porter actúa muy profesionalmente y además de mostrarse empático y ofrecerle apoyo, le aclara las dos opciones que ella tiene: una, dar el nombre del agresor y denunciar el hecho a la policía, a lo cual él mismo está obligado como consejero escolar; o dos, si no hay suficiente evidencia incriminatoria o si el hecho no está claro, hacerle ver el peligro de una denuncia sin fundamento y que en ese caso es mejor abstenerse de hacerla.
En este punto hay que tener mucho cuidado, porque seguramente van a salir diciendo “¡hey, pero sí hubo agresión!”. Y sí, eso lo sabemos los espectadores porque vimos las escenas que así lo muestran, pero desde el punto de vista legal y en la posición del consejero, en el contexto del sistema de justicia estadounidense, si la propia víctima no aporta la información suficiente (ni siquiera su testimonio “a no ser que se le garantice 100% que el agresor será condenado”), ¿cómo se le puede apoyar o ayudar institucionalmente?
Alguien dirá “es que el consejero debió insistir”, ajá, pero es que Hannah salió molesta y a toda prisa de la oficina, sin dar tiempo a nada más porque esa misma noche procedió a suicidarse.
La lógica de Hannah es: “tengo la firme determinación de suicidarme, y como usted no me detiene, entonces usted es el culpable”. ¿Qué sentido tiene eso?
Quinta sinrazón: mandar al carajo a quien te quiere
Es evidente, desde el primer capítulo, que el chico Clay está enamorado de Hanna y que el sentimiento es recíproco, pero ambos no se atreven a aceptarlo ni a decírselo mutuamente. Y en cuanto a la visión negativa que Hannah tiene del género masculino, también está claro que Clay “es diferente”, pues respeta a Hanna como persona en toda su integridad.
¿De qué sirvió esto? De nada.
Porque en el momento en que se va a realizar el encuentro amoroso de ambos, Hannah sufre un ataque androfobia (es decir, repulsión a los hombres). Entonces empuja y le grita a Clay “vete al carajo”. ¿Y qué hace él? Pues exactamente lo que debe hacer: irse, en atención a la exigencia de Hanna, respetando su rechazo.
Pero cuando ella narra posteriormente la experiencia en su cinta grabada, le dice a Clay “¿por qué te fuiste, por qué no insististe, por qué no te quedaste?”. Y por eso ella lo culpa y lo pone en las cintas.
Así no se puede.
En conclusión, me parece muy bien que se ponga sobre la mesa el tema del suicidio, que se hable y que se debata sobre ello, aunque esto debería hacerse desde una perspectiva un poco más madura y profesional de la que se presenta en esta serie, la cual puede ser, en todo caso, un punto de partida.
Pero si quieren mejores opciones para tratar el tema del suicidio, mejor busquen la novela corta “Werther”, de Goethe, y en cine, “La sociedad de los poetas muertos”, protagonizada por Robin Williams.
Nada más tengan cuidado de que la trágica belleza de estas obras no los vaya a seducir, porque esta vida es lo único que tenemos y hay que aprovecharla sin caer en semejantes depresiones.
Ah, y si necesitan ayuda... ¡búsquenla!
Posdata: Como bien dijo una comentarista en mi "post" de FB, Hannah presenta un comportamiento patológico, y de ahí mi punto con las "sinrazones": que la serie presenta esa visión enfermiza como algo normal, "ok, cualquier chico/a reaccionará de la misma forma". Claro que dentro del esquema de percepción distorsionada de Hannah, todo tiene "lógica", pero lo perjudicial de la obra es que legitima ese enfoque un tanto retorcido.
Una bitácora o blog no es (no debería ser) siempre igual a sí mismo. Buscando en el archivo, brotarán temas anteriores; volviendo en algunos días, nuevos párrafos habrán germinado.
El material textual de esta página está protegido por leyes y tratados internacionales relativos al derecho de autor. No obstante, se permite su reproducción parcial sin fines de lucro, toda vez se cite la fuente y se informe al autor.
Docente, escritor y músico. Libros: "¿Guerrita, no?" (1992) y "Del asfalto" (1994), entre otros, además de algunos textos escolares, el disco de música "No hemos olvidado" (2007) y la propuesta artística "Balada Poética".
Librepensador y algo ajedrecista, el resto consiste en una amplitud de actividades domésticas.