Ese montón de tipos rejuvenecidos por la nostalgia, aunque encanecidos por el tiempo, somos nosotros, los de la promoción Chaleco 84, veinticinco años después de habernos graduado. Esta tarde tuvo lugar un bonito acto conmemorativo que presidió el padre Héctor Cruz, uno de los nuestros. Hubo saludos, abrazos, reconocimientos, palabras emotivas y recuperación de los antiguos cantos de la misa. En lo particular, lo que más quiero destacar de todo este proceso de reencuentro es ese espíritu de unidad, camaradería y colaboración que en todos ha brotado de una u otra forma; todo ello por el simple pero fundamental hecho de haber compartido el tiempo y el espacio preciosos de nuestras juventudes en aquel nuestro querido colegio.
Posdata: en el espíritu jovial que nos caracteriza, no rehúso colocar esta foto de los cantores eclesiásticos, cuyas caras dicen más que las mil palabras que pudieron haber pronunciado