lunes, 6 de junio de 2016

Ausencias

¿Cómo contar el vacío que deja la repentina e inexplicada desaparición de un ser querido? Las solas palabras no bastan: hacen falta imágenes, símbolos que se aproximen al dolor constante, al perenne riesgo de derrumbar toda esperanza de reencuentro y a la necedad-necesidad de aferrarse a algo que no cuadra en la lógica del sinsentido.

Eso es el Ausencias, ganador del Premio Ariel 2016 de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas en la categoría de cortometraje documental.

Con realización y guion de Tatiana Huezo (mexicana de origen salvadoreño, 1972), bajo la producción de Agnaïs Vignal y Julio López, este filme de 26 minutos consigue situar al espectador en un contexto emocional universal, pues aun cuando ocurre en un lugar concreto (Saltillo, Coahuila) con personas específicas (Esteban, Walberto, Brandon), permite adentrarse en esa angustia irresoluta de quienes no saben el paradero de sus familiares arrebatados sin explicación alguna, que puede ser peor que la certeza de saberlos en una tumba.

El testimonio narrado tiene la virtud de ser auténtico sin caer en el melodrama, de dejarse acompañar por tomas sugerentes de espacios vacíos de ilusiones, así como de encarar la vida con una fe laica saludable e inusual.

Inserto en lo cotidiano, el texto sabe además incorporar el debate sobre cómo continuar viviendo por quienes quedan, sin abandonarse al lamento y la inacción, y sin rendirse ante la muerte.

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