viernes, 6 de enero de 2012

Contra el acoso, pero sin bayuncadas.

Hace unos días supe que una prestigiosa institución implementará a partir de este año una política preventiva contra el acoso sexual. Esto me parece bueno, necesario, justo y oportuno. Tal mal de siglos es parte de nuestra así llamada idiosincrasia y su combate no es tarea sencilla, pues toca conductas que se aceptan como naturales, aunque son lesivas a la dignidad. El documento en donde se explican los pormenores de dicha política es bastante claro.

No obstante, hay un par de acciones allí enumeradas cuya inclusión me parece contraproducente porque le quita seriedad al tema y parecieran provenir de la paranoia, la hipersensibilidad y la absurda exageración, antes que del sano afán de defensa de la integridad de la persona.

Sí, “realizar contactos físicos desagradables, inapropiados o innecesarios” en contra de la voluntad de alguien es una conducta evidente del acosador o acosadora sexual. Pero... ¿catalogar como acoso las “miradas lascivas”? Uno no puede menos que preguntarse si quienes redactaron el texto no estarían de broma al creer que se puede establecer objetivamente dicha condición en una mirada, como si fuésemos de aquellas caricaturas en donde al sujeto se le salen los ojos de las órbitas, aúlla y babea con la lengua de fuera, con sus respectivos efectos sonoros de corneta de vehículo antiguo y jadeos.

Incluso si se tomaran estricta observancia algunos de dichos apartados (pocos, eso sí, pero existentes), muchas declaraciones de sana cortesía ¿acaso no podrían ser denunciadas como acoso? Por ejemplo, si a susceptibilidades vamos, decirle a alguien “¡qué bien te queda ese traje!” o "¡te luce ese vestido!" podría ser interpretado como una “observación de naturaleza sexual acerca del cuerpo o la vestimenta”.

El artículo 165 del Código Penal dice así:

El que realice conductas sexuales indeseadas por quien las recibe, que implique tocamiento u otras conductas inequívocas de naturaleza sexual será sancionado con prisión de seis meses a un año.

Pongamos el subrayado en el adjetivo "inequívocas".