La canción “El último beso” es un cover del tema “The last kiss”, escrito por Wayne Cochran y popularizado en inglés por Frank Wilson & The Cavaliers a mediados de la década de los sesentas, tanto como su versión en español que cantó el mexicano Polo y muchos otros.
En su forma original, el protagonista llora la muerte de su amada:
Well: where, oh, where can my baby be?
The Lord took her away from me!
She's gone to heaven, so I got to be good,
so I can see my baby when I leave this old world.
La causa fue un accidente automovilístico descrito así:
We were out on a date in my Daddy's car,
we hadn't driven very far,
there in the road, straight ahead,
the car was stalled, the engine was dead.
I couldn't stop, so I swerved to the right,
never forget the sound that night:
the crying tires, the busting glass,
the painful scream that I heard last!
Nótese que la causa del accidente son puras fallas mecánicas “the car was stalled, the engine was dead, I couldn’t stop.”
En cambio, en la versión en español los hechos se presentan de una manera totalmente distinta. El análisis de la letra circula por internet y vale la pena hacerle una paráfrasis, con el solo fin de mostrar su nivel de estupidez y descaro.
Íbamos los dos al anochecer,
oscurecía y no podía ver.
Yo manejaba, iba a más de cien,
prendí las luces para leer,
había un letrero de desviación,
el cual pasamos sin precaución,
muy tarde fue y al enfrenar
el carro volcó y hasta el fondo fue a dar.
Con semejante confesión, este tipo debe estar en prisión, condenado a muchos años por homicidio culposo. Ir a más de cien kilómetros por hora en la oscuridad y sin luces: ¡vaya conductor temerario!
Considerando la situación, el coro que se repite es un insulto a la inteligencia:
¿Por qué se fue y por qué murió,
por qué el Señor me la quitó?
¡Mira qué descarado!: echarle la culpa a “el Señor” de sus acciones irresponsables.
Se ha ido al cielo y, para poder ir yo,
debo también ser bueno para estar con mi amor.
Bueno: ¡en la cárcel tendrás varios años para hacer méritos, imbécil!
Y pensar que millones de personas han cantado por décadas esta canción como un "himno al amor". ¡Por eso estamos como estamos!
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