El humor de "Los tres chiflados" pertenece a una época en donde uno se reía de cosas bastante más inocentes que las requeridas en la actualidad (un tropezón o algo absurdo como una langosta viva saliendo de la sopa para colgársele de las narices), indisolublemente unido a mi infancia de dos canales de televisión transmitiendo en blanco y negro episodios ya entonces antiguos.
Reencontrar dichos cortos cinematográficos en edades posteriores es, pues, un baño de nostalgia; sin embargo, ver una película actual con actores interpretando en una trama extendida a Moe, Larry y Curly de manera verosímil, tanto que por momentos uno cree que son ellos, es algo más que agradable.
En efecto, la película dirigida por los hermanos Farrelly (de "Loco por Mary" e "Irene, yo y mi otro yo") conserva en su pureza la esencia del trío cómico, recrea muchos gestos y escenas célebres e incluso se toma alguna licencia de humor moderno sin que le vaya mal.
Si uno es fan de los chiflados, sentirá este filme como un natural y largo episodio de aquellos memorables cortos.
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