De acuerdo a diccionario en línea de la Real Academia Española de la Lengua, el vocablo “fonomímica” existe en El Salvador y significa “arte que consiste en fingir que se habla o se canta, mientras suena un sonido previamente grabado”, aunque en televisión y cine se le conoce generalmente como playback.
Obviamente, en las presentaciones y conciertos en vivo se considera deshonesto hacer playback, aunque varios artistas pop lo hacen con el propósito de enfocarse más en otros aspectos del espectáculo: danza, efectos especiales y complicados movimientos escénicos. Sin embargo, en cualquier programa de televisión lo normal es, precisamente, la fonomímica, y resulta excepcional y a veces imposible que sea de otro modo.
Cualquiera que tenga noción de todo lo que se necesita para capturar el sonido de un grupo en vivo, especialmente si es para televisión, sabe que hay muchas horas de pruebas y ajustes previos para que todo suene como es debido. Un MTV Unplugged no se logra con solo poner a los músicos a tocar sus instrumentos frente a las cámaras. Los conciertos de medio tiempo en el Superbowl requieren de un pequeño ejército de técnicos debidamente entrenados. No hay banda ni de pueblo ni de fama mundial que se haya privado del playback como medio para difundir su música.
En las revistas y programas de televisión donde te dan espacio para presentarte, pocas veces están para exclusividades: lo usual es que llegues con tu gente, te ubiquen en el set y se proceda a la transmisión, llámese el "Combo Playero El Tunco" o los mismísimos "Beatles". Lo importante en ese caso es que la teatralización quede bien, sea creíble y logre transmitir mensajes y sentimientos a través del medio audiovisual.
El playback existe desde que se pusieron canciones en películas y se transmitieron en programas de televisión. Todos los videoclips son playbacks, por añadidura.
Si el aspecto a censurar es que hay demasiada diferencia entre el sonido de un grupo grabado en estudio con respecto a sus presentaciones en vivo, eso ya es otra cosa; pero la crítica desfavorable a la fonomímica, por el solo hecho de que se haga, realmente no tiene fundamento.