La educación sexual en El Salvador es mínima, prácticamente inexistente. Las dos actitudes predominantes en el hogar y en la escuela son a cual peor: no se habla del tema o, si se habla, es desde la ignorancia y el prejuicio.
El Ministerio de Educación incluye el tema de la sexualidad en el programa de la materia “Orientación para la vida”, que supuestamente se da en bachillerato y es de alcance nacional, pero este suele sufrir recortes y deformaciones, tanto en instituciones educativas confesionales como en el sistema de educación pública, ya sea por censura religiosa, por falta de personal capacitado para impartir la materia o por flagrante desconocimiento del mismo.
En el resto de niveles educativos, las autoridades estatales (olvidando que la educación sexual es un tema de salud pública) han detenido por años la implementación de un verdadero programa educativo en esta materia, porque nunca les parece bien a las iglesias, quienes únicamente aceptan la parte que sus respectivas doctrinas les permite.
La población que está fuera del sistema educativo formal no tiene más opciones que “informarse” en la tradición machista, el puritanismo o el oscurantismo.
De los gobiernos conservadores y moralistas que tuvo el país hasta 2009 cabía esperar tal actitud, pero no del “gobierno del cambio”, supuestamente más progresista en este campo, que no obstante muy poco o nada se ha esforzado para sacar a la Guanaxia Irredenta de su analfabetismo en cuanto a educación sexual.
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