A propósito de haberle ocurrido a cierta chica un accidente con su teléfono móvil, para consolarla le dijo una señora:
- No te sintás mal, que no hay mujer a quien no le haya pasado eso.Se refería a habérsele caído el celular adentro de la taza del excusado.Yo no entiendo cómo pueden ocurrir esas cosas, porque normalmente llevo el celular bien resguardado en su estuche pendiente del cincho, con el debido cuidado de sostenerlo o retirarlo de allí antes de sentarme en el referido lugar, pero dicen ellas que las mujeres no lo acostumbran.Volviendo a la conversación iniciada, la mujer contó que a ella misma ya le había sucedido aquello. No obstante, mientras el teléfono de la jovencita aludida tardó dos días en encender y su pantalla quedó inservible (sin que se vean muchas posibilidades de repararlo a un costo razonable), el teléfono de la señora está en perfectas condiciones operativas.
Así, al preguntarse sobre el porqué del diferente desenlace, la señora formuló la siguiente hipótesis:- Ah, es que vos seguramente lo pensaste demasiado antes de meter la mano para sacarlo de la taza.
O como se decía en tiempos del coronel Molina: hay que actuar "con decisión, definición y firmeza", pero más que todo... ¡rápido!
3 comentarios:
A mí tampoco me ha pasado, siendo yo misma mujer.. pero ya he oído y temido anécdotas semejantes..
Huy, gracias a mi que nunca me ha pasado... Que terrible, no sé cómo meten la mano a sacarlo...
iiiiiiiiiiiiiuuuuuuuuuuuuuuuu
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