En la última jornada del Torneo Clausura de la liga mayor de fútbol de El Salvador, jugada el sábado 4 de mayo de 2013, se enfrentaron el Santa Tecla FC y el CD Luis Ángel Firpo en la cancha de Usulután, en duelo directo para clasificar a semifinales. La victoria para uno de ellos significaba avanzar, mientras que el empate o la derrota los hacía depender del resultado del Juventud Independiente, el tercer involucrado en la pelea por las dos plazas aún no definidas.
El resultado fue 2-1 a favor del Firpo, quien así clasificó; pero como el Juventud también perdió, hubo necesidad de un partido de desempate entre éste y el Tecla, partido que se jugó el miércoles 8 de mayo en el Estadio Mágico González de la capital, el cual ganó en tiempo extra el Juventud con marcador de 1-0.
En resumen, el Santa Tecla perdió las dos oportunidades que tuvo para llegar a semifinales.
Yo como aficionado tecleño comparto la tesis comentada con varias personas: el equipo perdió ambos partidos por jugar con un planteamiento estrictamente defensivo, renunciando al ataque y especulando con resultados de terceros o incluso la definición por tiros desde el punto penal.
El partido contra Firpo se comenzó perdiendo antes de los diez minutos. Ante eso, los jugadores tecleños se esforzaron por buscar la portería rival, logrando empatar a los pocos minutos y manteniendo el asedio durante todo el primer tiempo. Lo triste y desesperante es que, después de la charla técnica del medio tiempo y habiéndose enterado de que el Juventud Independiente iba perdiendo contra el FAS en Santa Ana, comenzaron la segunda parte paseando el balón de lado a lado, sin esforzarse por atacar, esperando conservar el resultado que los clasificaba, siempre y cuando el Juventud no empatase en Santa Ana. Este error de disposición y mentalidad se pagó caro ya que, a falta de unos quince minutos para terminar el partido, se sancionó un penalti a favor del Firpo, que fue convertido en el contrarremate. Allí vinieron entonces las prisas y el querer remediar en poco tiempo lo que se había dejado abandonado.
La suerte estuvo de cara, no obstante, pues en Santa Ana, el Juventud erró el penalti que pudo darle la clasificación en el último minuto, con lo que se llegó al partido extra contra el Santa Tecla.
El partido de desempate Santa Tecla - Juventud Independiente fue bronco, trabado y aburridísimo, con predominio de la marca por sobre la habilidad, por ratos con ambos cuadros jugando a no perder y con el Santa Tecla FC lanzando pelotazos a ver si Vaquero, único delantero no del todo hábil, pescaba algo.
Y he aquí el mensaje nefasto: al minuto 60, faltando media hora para terminar el tiempo reglamentario, el técnico del Santa Tecla, William Renderos Iraheta, sacó del terreno de juego a Kevin Santamaría, jugador líder, volante ofensivo que tiene mucha claridad de juego hacia adelante, sustituyéndolo por un volante de contención, quizá para amarrar el empate. Pero no para allí la cosa: en el minuto 70 se fue expulsado el mejor jugador del Juventud Independiente por doble amarilla, pero en esos quince minutos restantes el técnico tecleño no movió nada para buscar el partido, teniendo en la banca a William Maldonado, quien es reconocido por su buen manejo del balón y vocación ofensiva.
Se llegó así al tiempo extra, donde se emparejaron las cosas al salir expulsado un jugador tecleño y quedar ambos cuadros con diez. Y luego, la desgracia: cinco minutos antes del final, con la inminente tanda de penaltis a la vista, el Juventud Independiente marcó un gol de tiro libre y fue hasta entonces que Renderos Iraheta metió a Maldonado para buscar con prisas el milagro, que no hubo.
En conclusión: visto lo visto, parece que para el cuerpo técnico del Santa Tecla (Renderos Iraheta y Memo Rivera), atacar es un mal necesario al que sólo se acude cuando se ven abajo en el marcador.
Así pues, quedó demostrado (una vez más) que el conformismo y la especulación no ganan partidos. ¡Lástima por la oportunidad perdida! A ver si la junta directiva del equipo toma nota y hace los cambios necesarios.
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