Escuchar un partido de fútbol bien narrado es una experiencia interesante, tanto desde el punto de vista del aficionado como desde la perspectiva de un narrador de historias. Allí se pone de manifiesto y se puede admirar la capacidad descriptiva del locutor, su economía de lenguaje para adecuarse a la velocidad de los acontecimientos, su exactitud para emplear el vocablo correcto, en fin, su habilidad para convertirse en los ojos del radioescucha.
Narrar y comentar un partido de fútbol es un verdadero arte, que el maestro jalisciense de la narrativa corta, Juan José Arreola, también desempeñó en algún momento de su vida. Entre paréntesis: escucharlo debió ser todo un gusto.
Como se ve, el oficio de narrador deportivo no es algo que pueda prestarse a juego, porque cuando el trabajo se ejerce sin el debido profesionalismo, el resultado es un auténtico suplicio para el oyente.
Narrar y comentar son dos operaciones tan simultáneas como las de aquel jugador que, llevando el control de la pelota, levanta la vista para diagramar en su mente la mejor alternativa, dar el pase correcto o desequilibrar a la defensa contraria. No se trata sólo de describir la jugada, sino también de llegar hasta la estructura del juego, el planteamiento estratégico, descifrar la mentalidad con la que se planta un equipo en el campo de juego y anticipar, con base en los hechos, cuál podría ser el transcurso del partido, es decir, cómo posiblemente evolucionará el juego.
Las características de una buena locución deportiva resultan claras cuando uno escucha otras maneras de narrar, distintas de cierto palabrerío monótono y atosigante. Uno, en cuanto espectador, puede esperar al menos lo siguiente (ejemplificado con transcripciones de la narración del partido Real Madrid Sporting de Gijón, del domingo 7 de abril de 1996, a través del programa español Tablero Deportivo):
a) Ubicación exacta del lugar en donde se desarrolla un hecho importante:
Hay falta ahora, favorable al Real Madrid, frente al vértice derecho del área grande de la portería de Ablanedo.
b) Descripción de la jugada y análisis de la acción y la estrategia del defensa del equipo rival:
El balón en profundidad lo enviaba Laudrup para Luis Enrique, pero con muchísima ventaja para Velasco, que no quiere complicarse en absoluto la vida y envía de pelotazo fuerte la pelota por la línea de banda.
c) Descripción del contexto de la jugada e insistencia en la intencionalidad de los jugadores:
Recuperó Tomás para el Sporting de Gijón, la pelota que viene para la parte izquierda, para el ruso Igor Leriakov; intenta enfriar el partido, perder tiempo. Allí está subiendo Velasco: cuatro jugadores del ataque del Sporting, cuatro defensores del Real Madrid. Velasco para la pelota... no tienen ganas los hombres del Sporting, les basta con ese gol.
d) Descripción en tono moderado, sin dejarse llevar por la emoción de los aficionados y sin perder el hilo de los acontecimientos (principio y final de la secuencia).
Cuarenta y cinco minutos se cumplieron ya en el estadio Santiago Bernabéu. Está jugando Guti por la izquierda, tiene que retrasar, presionado por Tomás hacia Milla, Milla para ahora para la derecha donde está jugando Rafael Alkorta, Rafael Alkorta inicia jugada en solitario, remata con la pierna izquierda y la pelota se perdió ligeramente por encima de la portería de Juan Carlos Ablanedo.
Hay, en el medio local, narradores que procuran no olvidarse de su función de ser los ojos del radioyente. Pero en otros casos, pareciera que su labor se limita a llenar el espacio con palabras, a como dé lugar, y sin atender a un entendimiento global. Uno de estos párrafos lo tomé del partido FAS - ADET, el sábado 13 de abril de 1996:
A jugar pelota Memo Rivera, viene proyectando la centralización, servicio abierto, va el pase, estaba tocando finalmente elemento del cuadro ADET, está saliendo la intervención de Carlos Arévalo, viene en la recepción la zona baja por intermedio de Moncecci, va a cambiar hacia los dieciséis cincuenta, toque de cabeza por parte de Alex Sermeño, recupera el cuadro de los venados del ADET por intermedio del jugador Douglas Vidal Jiménez, que va a la carga.
Aquí, es difícil ubicarse, seguir la secuencia, entender la intencionalidad de los jugadores, en fin.
Otro caso:
Se queda Vidal Jiménez con la pelota está buscando a De Moura, De Moura controla perfectamente, buscando el contraataque el equipo venado, cambia el esférico por la punta derecha con Montes, mete servicio rápidamente para Da Silva, hay rechazo por parte de Abrego.
Es una jugada de ataque y proyección ofensiva en donde nunca se narró lo que pretendían hacer, el comportamiento del equipo, por qué lo hicieron, etc.
En fin, falta mucho más acuciosidad, aparte de que la tonalidad siempre está elevada, sin atender a la relativa peligrosidad de la jugada. Es cierto que los locutores están atados a la intercalación de los mensajes publicitarios, necesarios para el sostenimiento de las emisoras, pero el trabajo puede hacerse bastante mejor de lo que se hace. El fútbol debe superarse y, para ello, todo lo que acontezca a su alrededor debe ir en la misma ruta.
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* Artículo publicado en el suplemento Astrolabio, del diario salvadoreño El Mundo, el 7 de agosto de 1996.
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