jueves, 22 de noviembre de 2007

Juan 8, 32.

“El hombre restablece sus pedazos y vuelve a ser un árbol tranquilo”
Saint-Exupéry, “Piloto de guerra”, cap. I.


De todas las opciones (unas más plausibles que otras), sólo una iba a ser capaz de pacificar tribulaciones: aquella en donde la verdad se erigió cual elemento fundamental. De esa verdad brotó fortaleza para encarar, rechazar, aceptar y crecer. Paciente y constante, antes elegida como tal, ahora fue reafirmada en libertad; luego, a partir de su certeza es posible mantener el equilibro y evitar el abismo. Por eso, hoy hay alivio y paz. ¡Que pueda seguir contando con ella en lo que falta de camino!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que no falte. Aunque a veces del abismo se sale fortalecido y experto (por no escribir «sabio»).