“El hombre restablece sus pedazos y vuelve a ser un árbol tranquilo”
Saint-Exupéry, “Piloto de guerra”, cap. I.
De todas las opciones (unas más plausibles que otras), sólo una iba a ser capaz de pacificar tribulaciones: aquella en donde la verdad se erigió cual elemento fundamental. De esa verdad brotó fortaleza para encarar, rechazar, aceptar y crecer. Paciente y constante, antes elegida como tal, ahora fue reafirmada en libertad; luego, a partir de su certeza es posible mantener el equilibro y evitar el abismo. Por eso, hoy hay alivio y paz. ¡Que pueda seguir contando con ella en lo que falta de camino!
1 comentario:
Que no falte. Aunque a veces del abismo se sale fortalecido y experto (por no escribir «sabio»).
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