martes, 13 de mayo de 2008

Exigencias

No es mi propósito filosofar sobre si para este fin se ha creado esa monumental máquina de trámites llamada Estado, pero hay una buena cantidad de connacionales a quienes, por lo visto y escuchado en sus discursos y alocuciones formales e informales, no les desagrada en lo mínimo desempeñar un papel como el de los polluelos aquí retratados. Una sola curiosidad me viene a la mente: si llegado el momento y ya en el timón, los que ahora señalan sentenciosos "hay que dar esto, aquello y lo de más allá", viendo que los recursos no son ilimitados, aplicarán el dicho aquel de “ante el vicio de pedir, está la virtud de no dar”.

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