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Así es: la película merece el aplauso y la admiración, tanto de las masas amorfas e ignorantes como de los elegidos habitantes del refinado círculo del saber. La clave, como casi todo mundo ha dicho, está en el Joker de Heath Ledger, némesis y complemento necesario de Batman (yo siento que da más o menos igual Christian Bale que George Clooney, Val Kilmer o Michael Keaton).
Por lo visto en pantalla, el prematuramente fallecido Ledger recibió y mejoró la herencia del Joker de Nicholson y Burton (1989), llevándolo a niveles realmente escalofriantes. Uno sabe (menos algún impertinente en la sala de cine, que lo hubo) que este malévolo payaso filósofo no da risa; pero, cuarenta y ocho horas después, todavía no sabe qué sentir ante él: acaso una mezcla alterna y simultánea de terror, lástima, asombro y curiosidad... ¡como ante el mismísimo Demonio!
1 comentario:
Ja ja, y ya me contaron que no queria verla... vv
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