El sábado 6 de Enero no sé si llegaron los Reyes Magos, pero sí seguro que vino un "Plebeyo Vago" a llevarse el contador de agua de la acometida de ANDA, la compañía estatal que distribuye el precioso líquido. Averiguaciones posteriores revelaron que este pillaje es masivo y común en los últimos tiempos y en el vecindario. La consecuencia inmediata fue la salvaje ruptura de la cañería, derramamiento total y sequía dentro de la casa.
Pese a reiteradas y diarias llamadas al número de averías, el pregonado plazo de "veinticuatro a setenta y dos horas" para reparar el daño nunca se cumplió; por lo que, durante casi dos semanas, hemos estado con la solución provisional, es decir, con una gruesa manguera reforzada con abrazaderas en los empalmes de los trozos de tubo que quedaron visibles luego del hurto, puesta allí tras de no poca lucha, empapamiento y algunos raspones por la incomodidad de llegar hasta los lugares clave.
Finalmente, este mismo día notamos la presencia de un par de tipos (sin ninguna clase de distintivo, carné o uniforme) que ni anunciaron su llegada ni su retirada, reparando velozmente la fuga. Las siguientes sólo son suposiciones:
a) Son personas particulares contratadas por ANDA para este tipo de trabajos.
b) La velocidad de la reparación (diez minutos) no perjudicará su durabilidad.
c) No nos van a cobrar (o en el próximo recibo oficial vendrá un cargo por la labor).
Noto en todo este asunto cierta despersonalización del trato humano en una sociedad cada vez más veloz, lo cual impidió agradecimientos, por haber venido al fin, o reproches, por haber tardado tanto. Por último, es posible que este anonimato haya sido lo mejor.
jueves, 18 de enero de 2007
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