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Junto conmigo, que soy muy aficionado al tema, muchos se preguntarán por qué personas tan “inteligentes” como para ostentar un título de "gran maestro" se han comportado durante tanto tiempo como niños tan caprichosos e inmaduros. El origen y explicación de tales desaciertos está seguramente en el hiper-desarrollado ego de algunos de estos pensadores, así como sus alarmantes carencias de otras inteligencias distintas de la lógica-matemática y espacial. Es irónico que las vidas de varios de los grandes campeones hayan sido una colección de serios transtornos de personalidad: desde manías indeseables hasta obsesiones perniciosas, pasando por cierta misantropía: un triste inventario.
No obstante lo anterior, cabe decir también lo siguiente en honor a la justicia: el padecimiento de esos males no es exclusivo de los ajedrecistas, basta para ello examinar las miserias de otras celebridades en diferentes áreas intelectuales, artísticas y deportivas. También es verdad que la inmensa mayoría de seres humanos que practican el juego son personas normales e incluso felices. Particularmente, de mi gusto por la práctica y enseñanza del ajedrez tengo muchos recuerdos, la inmensa mayoría dentro del plano positivo. Es más: luego de algunos años de experiencia por el mundo de los cuadritos blancos y negros, con sinceridad y pleno convencimiento recomiendo la práctica del juego-ciencia como una forma de sano entretenimiento, desarrollo de la capacidad analítica y refuerzo de la voluntad y el carácter... ¡siempre y cuando los y las practicantes tengan como propósito llegar a ser personas integrales y cuiden que su ideal de vida esté a salvo y bien lejos de los "egodrecistas"!
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