martes, 4 de septiembre de 2007
Sísifo es lavandero
El mito de Sísifo es real, yo lo vivo a diario. Me explico: dentro de la distribución de tareas domésticas, una de las que me corresponde es la lavandería, cosa que evidentemente no podría hacer sin la lavadora eléctrica, cuya carcasa aún se resiste a desvencijarse por completo. El ciclo (la piedra) comienza al ver las cestas llenas de ropa esperando atención, sigue con las convulsiones jabonosas que provocan en el aparato, continúa con la cuidadosa labor de tenderla optimizando todo el espacio posible, casi concluye con el doblado de las prendas que no necesitan plancharse y finaliza del todo con el hierro caliente aplanando algunas camisas y pantalones. Pero justo enconces, cuando una especie de fanfarria debería ocupar todo el espacio auditivo y una ilusoria satisfacción por el deber cumplido asoma en el horizonte... ¡ahí están de nuevo las cestas repletas de ropa!
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