No, no me refiero a la vida misma, sino a “In Bruges”, una buena película de este año que (sin la menor extrañeza) no recuerdo haber visto en cartelera. Trátase de un par de sicarios refugiados en la ciudad belga de Brujas -medieval, tranquila, artística- quienes parecen, el uno, un apacible filósofo como no puede haberlo y, el otro, un manojo de culpas por expiar (anotación trivial al margen: Colin Farrell tiene una cara de Deco que no puede con ella). De Ralph Fiennes en el papel de contratante sólo puedo decir que es la primera vez que no bostezo ante su presencia escénica, quizá porque aquí sí hace algún gesto emotivo coherente.
Cargada de ese humor tan fino y escaso como lo raro y minúsculo, merece armónicas sonrisas más bien existenciales, por lo irónico y absurdo de nuestra condición (la escena de los dos tipos en el parque, sendas pistolas en mano y apuntando a la misma cabeza, acaba con cualquier argumento en su contra).
En cuanto al género, emulo las anotaciones ajedrecísticas que apuntan en sentidos contrarios en donde prevalece el último signo ("¿!" es algo así como "interesante, quién quita, déle", mientras que "¡?" puede traducirse como "parece buena, pero es dudosa, quién sabe"); por eso, digo "come-tragedia" y no "tragicomedia". Y aunque mi ilustre cónyuge me critique tanto por acudir previa e invariablemente a la clasificación de Imdb.com, debo mencionar que la alta expectativa creada a partir del prometedor 8.1 allí colocado no ha sido de ningún modo defraudada.
sábado, 19 de julio de 2008
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