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He aquí, entonces, mi punto: yo pido quitarle los seis tornillos de la cubierta, abrirla para asegurarme que no es la misma pieza la que tiene dañada la mía, así entre aquélla y ésta armo una que funcione. Mi petición es tan sensata... que me la deniegan. ¿Pues qué oferta, qué gran remate es este? Absurdo o inescrutable. ¿Quién les va a comprar una máquina arruinada, sin posibilidad de devolución ("luego de la venta, no lo conocemos"), sin que el cliente siquiera sepa si le va a servir o no? Por esta no-venta, señores, no irán a la quiebra y ya veré yo de qué forma reconstruyo la ruedita dentada en cuestión. ¡Pero -oh, sí- les auguro que esa máquina de su “remate” la tendrán ahí arrinconada por los siglos de los siglos!
2 comentarios:
Amen, Don Gochez. A mi me hicieron lo mismo con un ventilador. !Lo mismo!.
Y pregunteme si lo vendieron: NO, ahi sigue la babosada.
Ya sabe usted como los llamaria el difunto Napo...
Dios!
¿Qué clase de absurdas ofertas son esas?
¿Se supone que alguien quiera comprar eso ya arruinado?!
:@
enfurece un poco...
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