domingo, 22 de febrero de 2009

Un enorme eufemismo

No creo posible comentar “Pretty baby” (1978) únicamente en cuanto producto artístico. Si así fuera, bastaría con decir que es una película común, que cuenta la historia de Violet, una niña de doce años que acepta como normal el mundo en el que vive, de donde ha obtenido sus expectativas de vida y dentro del cual ansía por desarrollarse. Los detalles perturbadores vienen en cuanto uno considera, primero, que ese mundo es la prostitución; segundo, que la actriz es una niña real de doce años y, tercero, que hay un par de escenas en las que uno duda incluso si habría lugar para debatir su carácter de pornografía infantil, por más amplitud de criterio que tenga el espectador. Ni me va ni quiero asumir el papel de puritano, pero la película me pareció un enorme eufemismo, pues apenas si menciona de forma superficial el maltrato y la degradación humana que sufren las mujeres que se ven forzadas a ejercer este antiquísimo oficio. Allí no parece que nadie sufra de veras, los momentos dramáticos y traumatizantes son suavizados mediante el soslayo e incluso la sublimación y, a la larga, la razón de la existencia cinematográfica de esta obra viene siendo presentación de la mercancía: las poses que fueron y son el motivo de la polémica y, paradójicamente, la razón por la cual este filme ha dado tanto que hablar.

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