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b) Que esa es la peor manera de malbaratar nuestra ya de por sí devaluada nacionalidad, pues tal vejación fue cometida por los mismísimos diputados/as en su calidad de autoridades legalmente constituidas.
SOLICITO a cualesquiera abogados/as de la república, especialmente a aquellos conocidos/as compañeros o exalumnos (Efraín, Tahnya, Misael, Tatiana, etc.), que presenten un recurso de inconstitucionalidad contra el o los decretos que dieron la nacionalidad a tales personas amparándose en el artículo 92 de nuestra Constitución Política, que en su numeral 3 establece que pueden ser salvadoreños por naturalización "los que por servicios notables prestados a la República obtengan esa calidad del Órgano Legislativo", siendo evidente que en el momento en que se les concedió tal condición aún no habían prestado ningún servicio a la patria, además de ser sumamente discutible que pueda considerarse un "servicio notable" al país el ocupar una plaza que normalmente le correspondería a un connacional de nacimiento, tortilla y frijol, con lo cual éste y no el otro hubiera ido por lo menos de viaje a conocer otros países y culturas.
Ya después, si el implicado o implicada siempre quiere ser salvadoreño, pues que lo haga conforme a los procedimientos que establece la ley, a partir de los años de residencia que tenga en el país.
Para mayor amplitud y argumentación, anexo los enlaces para las entradas anteriores relacionadas con el tema: "Mercenarios del deporte" y "De medallas y orgullos".
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