Como soy fan de la teleserie y las películas originales de "Star trek", las subsiguientes producciones nunca me resultaron satisfactorias, pues sin las personalidades del capitán James T. Kirk (William Shatner) y su tripulación estelar, los nuevos inquilinos de la nave Enterprise ocupaban un espacio que nunca acabó de pertenecerles, pese a que al capitán Picard (Patrick Steward) no le queda mal un puesto en el que, no obstante, luce demasiado solo.
El mérito de la producción de 2009 (dirigida por J.J. Abrahms) está precisamente en haber recuperado la esencia de los personajes originales, desde el paciente, sutil y bien elaborado pensamiento estratégico ajedrecístico de Kirk (sin dejar de lado su particular mezcla entre arrogancia y liderazgo), hasta la dualidad lógico-emotiva de Spock, pasando por los temas y paranoias del Dr. McCoy y las características exclamaciones del ingeniero Scottie en la sala de máquinas, más parecida a la de un transatlántico que a la de una nave espacial.
Así pues, más allá de las innovacioens tecnológicas cinematográficas y el ritmo más acelerado propio de esta época, a uno que tiende a quedarse con lo originalmente bueno no le queda más que aplaudir... ¡y disfrutar!
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