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Ante la acefalía, deriva y desconcierto de la institución encargada del cuido y desarrollo de la cultura nacional, escucho voces artísticas clamando por la urgente implementación de una verdadera política cultural. Es entonces cuando vengo yo y me hago preguntas retóricas de este calibre:
- cuántos de los que tanto hablan en todo tipo de poses en reuniones kilométricas en célebres antros culturales locales son realmente artistas y cuál es el criterio para asumir tal condición.
- si tienen algún plan o propuesta concreta, específica y viable, más allá de generalidades idealistas o concreciones totalitarias; o bien, sólo están “esperando que San Juan baje el dedo”.
- si en su concepción del arte éste es o no una mercancía; es decir, si en nuestro contexto cultural debería funcionar o no bajo la lógica de la competencia por un mercado de espectadores-consumidores a partir de calidad del producto.
- si los y las suplicantes realmente quieren una verdadera política cultural o nada más algún tipo de subvención estatal para sus ocupaciones particulares.
- si entre el alborotado mar de propuestas hay alguna para que la Asamblea Legislativa emita un decreto-ley que obligue a doblar todas las películas “joligudenses” al náhuat, subtitulándolas en español (digo yo, para ser consecuentes con el discurso anti-imperialista).
1 comentario:
yo ya dije, tu y yo conocemos al candidato perfecto!...MB
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