Sarita es una niña nacida en 1993 que hace algunos años fue mi alumna en Lenguaje y Literatura. Tímida como ella sola, me sorprendió cuando la escuché cantar por primera vez en 2007 y bastante más con la evolución que tuvo en los años posteriores. Es un talento natural que, aún sin lecciones de canto, se oye tan bien que su aptitud musical debería llegar a ser algo más que una simple afición. Ayer capturamos su voz en el estudio Pro Art (¡muchas gracias, Tito!) para una canción que tenía veinte años de existir y, no obstante, sólo habia podido oírla en mi mente: "Con las rosas de mi suerte", que ahora gracias a Internet puede escucharse, descargarse y compartirse dando clic aquí. Yo la oigo y la oigo y digo que la espera de dos décadas... ¡valió la pena!
sábado, 31 de julio de 2010
viernes, 30 de julio de 2010
¡Cachiporristas, a la porra!
La Secretaria de Inclusión Social y el Ministro de Educación, entre otros funcionarios, se han pronunciado por suprimir a las cachiporristas en los desfiles escolares, esas señoritas a quienes los finos humoristas argentinos “Les Luthiers” describieron como “jóvenes y hermosas bastoneras (que van) marcando el paso con sus doradas botas y sus brevísimas faldas”. La prohibición, según declaraciones, se vuelve urgente ante la inminencia de los actos conmemorativos de la independencia nacional, amparándose en dos argumentos: primero, que dicha práctica es inmoral y denigra la imagen de la mujer; segundo, que puede servir de escaparate frente a las redes de prostitución infantil infiltradas en el sistema.
Acerca del segundo argumento y a partir de las investigaciones realizadas, la Policía Nacional Civil aclaró que no vincula ese delito con el tema de las mencionadas porristas; así pues, el análisis ha de hacerse alrededor del primer punto.
Los desfiles con bandas militares y cachiporristas femeninas al frente han sido una tradición de décadas en muchísimos países, si bien su antigüedad no las blinda contra cuestionamientos a la luz de las creencias y teorías contemporáneas. En nuestro país y hasta donde se sabe, las adolescentes que allí participan lo hacen voluntariamente y con el consentimiento de sus familiares, ponen mucho entusiasmo y dedicación, invierten decenas de horas en los ensayos y financian muchas veces con recursos propios la confección del vestuario. Desde el punto de vista operativo, esta actividad es toda una disciplina que les da orgullo y fortalece su autoestima a partir del cumplimiento de ciertas expectativas que se han formado dentro de su contexto sociocultural, si bien hay muchos y muchas moralistas que se indignan precisamente por ese hecho.
En esa línea, quizá la intención de la titular de la SIS no haya sido tildar de prostitutas potenciales a las escolares en cuestión, pero sí se excedió en severidad y cierto fanatismo feminista al afirmar sin más que esas chicas participan en actos inmorales y denigrantes. En contraposición, el alcalde de la capital manifestó su apoyo al mantenimiento de la tradición, bajo el argumento del necesario “colirio” para los ojos, con lo que no hizo sino darle algo de razón a sus opositoras.
En cualquier caso, nadie niega que entre el público que acude a presenciar los desfiles hay ojos morbosos que miran a estas señoritas como objetos sexuales y no como animadoras que “dan belleza, gracia y colorido” a estos eventos, como se dice comúnmente. No obstante, cabe preguntarse si esta clase de espectadores son la mayoría, si el problema está en las chicas mismas o en la mente de quienes las ven con lascivia en cualesquiera situaciones, si eliminar a las cachiporristas por esta causa es realmente concederle la victoria moral a estos jayanes y su visión de mundo, si de ahora en adelante estas chicas deben sentirse mal porque así lo dictamina un particular enfoque moral o de género, etc.
Cuando lo que se busca con sensata razón es evitar el exhibicionismo y proteger la imagen de las niñas, lo justo, correcto y adecuado en este caso es elaborar una normativa de consenso en cuanto al vestuario y dar orientaciones claras con respecto a las coreografías. Si en lugar de eso se imponen decisiones radicales desde una presunta elevación moral, religiosa o intelectual, emulando el camino tomado por fundamentalistas de otros órdenes y lugares, lo único que se logra es provocar malestares y frustraciones entre las personas afectadas.
Acerca del segundo argumento y a partir de las investigaciones realizadas, la Policía Nacional Civil aclaró que no vincula ese delito con el tema de las mencionadas porristas; así pues, el análisis ha de hacerse alrededor del primer punto.
Los desfiles con bandas militares y cachiporristas femeninas al frente han sido una tradición de décadas en muchísimos países, si bien su antigüedad no las blinda contra cuestionamientos a la luz de las creencias y teorías contemporáneas. En nuestro país y hasta donde se sabe, las adolescentes que allí participan lo hacen voluntariamente y con el consentimiento de sus familiares, ponen mucho entusiasmo y dedicación, invierten decenas de horas en los ensayos y financian muchas veces con recursos propios la confección del vestuario. Desde el punto de vista operativo, esta actividad es toda una disciplina que les da orgullo y fortalece su autoestima a partir del cumplimiento de ciertas expectativas que se han formado dentro de su contexto sociocultural, si bien hay muchos y muchas moralistas que se indignan precisamente por ese hecho.
En esa línea, quizá la intención de la titular de la SIS no haya sido tildar de prostitutas potenciales a las escolares en cuestión, pero sí se excedió en severidad y cierto fanatismo feminista al afirmar sin más que esas chicas participan en actos inmorales y denigrantes. En contraposición, el alcalde de la capital manifestó su apoyo al mantenimiento de la tradición, bajo el argumento del necesario “colirio” para los ojos, con lo que no hizo sino darle algo de razón a sus opositoras.
En cualquier caso, nadie niega que entre el público que acude a presenciar los desfiles hay ojos morbosos que miran a estas señoritas como objetos sexuales y no como animadoras que “dan belleza, gracia y colorido” a estos eventos, como se dice comúnmente. No obstante, cabe preguntarse si esta clase de espectadores son la mayoría, si el problema está en las chicas mismas o en la mente de quienes las ven con lascivia en cualesquiera situaciones, si eliminar a las cachiporristas por esta causa es realmente concederle la victoria moral a estos jayanes y su visión de mundo, si de ahora en adelante estas chicas deben sentirse mal porque así lo dictamina un particular enfoque moral o de género, etc.
Cuando lo que se busca con sensata razón es evitar el exhibicionismo y proteger la imagen de las niñas, lo justo, correcto y adecuado en este caso es elaborar una normativa de consenso en cuanto al vestuario y dar orientaciones claras con respecto a las coreografías. Si en lugar de eso se imponen decisiones radicales desde una presunta elevación moral, religiosa o intelectual, emulando el camino tomado por fundamentalistas de otros órdenes y lugares, lo único que se logra es provocar malestares y frustraciones entre las personas afectadas.
miércoles, 28 de julio de 2010
No más Dr. Merengue
Desde hace algunos días ya no aparece más la tira cómica del Dr. Merengue en el periódico que solía publicarlo. En su momento, llamé a este personaje -creado por el humorista argentino Guillermo Divito (1914-1969)- un "digno modelo de la inconsecuencia estratégica", típico del Jekyll & Hyde que somos un poco todos. Admito que la esencia del humor de este cómic es algo machista y un tanto cruel, cosas que hace cuarenta años pasaban por normales y ahora quizá ya no tanto... aunque quién sabe si hemos cambiado lo suficiente como para no sentirnos tan identificados con él y sólo así reírnos de aquello que no somos (que quizá, después de tantos años, sí lo somos). En fin: pese a las justas susceptibilidades que quizá contribuyeron a su extinción editorial local, no puedo evitar reírme con agrado cada vez que lo recuerdo. ¡Hasta siempre, Doctor Merengue!
sábado, 24 de julio de 2010
Apuntes sobre "The King Flyp"
INTRO Y ACLARACIONES
Detesto pocos géneros musicales en cuanto tales. La música vernácula de tríos (cuando es cantada por tríos), la bachata de cantina y la música "disco" de los tardíos 70's gozaban de mis máximas antipatías, hasta que vino el "reguetón" y su sarta de vulgaridades.
Aclarado lo anterior, observemos que aún este sub-género tiene sus códigos de elaboración: hablar todo lo que se pueda sobre un ritmo bastante monótono, rimas fáciles, contenido agresivo y chicas contorneándose como lombrices en los video-clips.
Pero, sea por lo que sea, es el "reguetón" y no la música "de protesta" lo que se oye en las barriadas populares y aun en los recónditos caseríos más miserables de El Salvador. En ese contexto, esa es la cultura estándar y desde allí hay que comprender que a un muchacho de un perdido cantón de Morazán se le haya ocurrido intentar progresar justamente por esa vía y ponerse de nombre "The King Flyp".
LAS CANCIONES EN YOUTUBE
Auditivamente, al "Terremoto" (traca-traca-traca-traca) no le encuentro grandes diferencias con los "reguetoneros" foráneos. Es, además, sobre un tema local y (admitámoslo) bastante pegajoso.
El "Abandonado", en cambio, sí tiene una grave deficiencia en la parte que va cantada ("solo me dejastes, beybi..."): la molesta desafinación y destemple, con el daño añadido que es justamente el principio de la pieza, lo que de inmediato da algo de pena ajena. No obstante, aún eso se infiltra en la memoria y queda allí como habitante indeseable. Luego, en cuanto el bicho comienza a hablar al ritmo de los tambores, todo suena muy normal, es decir, puro "reguetón".
Considerando que los temas y los vídeos subidos a Youtube fueron producidos con bajos recursos y sin mucha dirección artística, y que el cipote está comenzando, no veo en esto grandes pecados: es cosa de que le den buenos consejos y lo asesoren para irse puliendo.
VALORACIÓN POSITIVA
Objetivamente, el proyecto "The King Flyp" y sus resultados hasta el momento son excelentes. Para bien y para mal, todo mundo habla de él: no olvidemos que incluso la "publicidad negativa" es publicidad. A la fecha, cuenta con más de 300,000 visitas en Youtube, ha tenido entrevistas y programas en los principales medios escritos, radiales y televisivos; le han ofrecido "remixes", clases y asesorías; y dejó plantados a los de TCS "porque el carro se molestó" (sic). Si suprime el cantadito inicial de "Abandonado", creo que tiene cuerda para rato.
QUÉ DE MALO HA REVELADO ESTE MUCHACHO
La parte triste del asunto es todo lo que el fenómeno mediático "The King Flyp" nos ha revelado de nosotros mismos, cosas que ya estaban y se sabían, pero no habían aflorado de manera tan evidente como en esta ocasión. Veamos:
Si a este incipiente King Flyp lo apoyan, lo asesoran, lo pulen y, sobre todo, lo convencen de que no cante... ¿quién puede asegurar que en un par de años pudiéramos verlo en Telehit o MTV?
Contra la amnesia colectiva, a Álvaro Torres le dijeron gritón e imitador sin talento allá por 1976 y se fue resentido con el país y su falta de apoyo. Ya cuando lo vieron cantando con orquestón en vivo en los "yunais", ahí si era salvadoreño.
Por último, quienes dicen "¡qué vergüenza, rebajás nuestra nacionalidad, no digás que sos de aquí!" acusan una supina ignorancia de las verdaderas vergüenzas nacionales. Francamente, elijo ver y estar pendiente de la lucha que hace "The King Flyp" en lugar de recordar la decena de goles que nos hizo Hungría en el Mundial España 82 y contemplar la grotesca imagen del "Pelé" Zapata celebrando jubiloso el único gol que nos puso 5-1, a la espera de los otros cinco que vinieron. Y a aquellos... ¡hasta documental onomástico les han hecho!
Detesto pocos géneros musicales en cuanto tales. La música vernácula de tríos (cuando es cantada por tríos), la bachata de cantina y la música "disco" de los tardíos 70's gozaban de mis máximas antipatías, hasta que vino el "reguetón" y su sarta de vulgaridades.
Aclarado lo anterior, observemos que aún este sub-género tiene sus códigos de elaboración: hablar todo lo que se pueda sobre un ritmo bastante monótono, rimas fáciles, contenido agresivo y chicas contorneándose como lombrices en los video-clips.
Pero, sea por lo que sea, es el "reguetón" y no la música "de protesta" lo que se oye en las barriadas populares y aun en los recónditos caseríos más miserables de El Salvador. En ese contexto, esa es la cultura estándar y desde allí hay que comprender que a un muchacho de un perdido cantón de Morazán se le haya ocurrido intentar progresar justamente por esa vía y ponerse de nombre "The King Flyp".
LAS CANCIONES EN YOUTUBE
Auditivamente, al "Terremoto" (traca-traca-traca-traca) no le encuentro grandes diferencias con los "reguetoneros" foráneos. Es, además, sobre un tema local y (admitámoslo) bastante pegajoso.
El "Abandonado", en cambio, sí tiene una grave deficiencia en la parte que va cantada ("solo me dejastes, beybi..."): la molesta desafinación y destemple, con el daño añadido que es justamente el principio de la pieza, lo que de inmediato da algo de pena ajena. No obstante, aún eso se infiltra en la memoria y queda allí como habitante indeseable. Luego, en cuanto el bicho comienza a hablar al ritmo de los tambores, todo suena muy normal, es decir, puro "reguetón".
Considerando que los temas y los vídeos subidos a Youtube fueron producidos con bajos recursos y sin mucha dirección artística, y que el cipote está comenzando, no veo en esto grandes pecados: es cosa de que le den buenos consejos y lo asesoren para irse puliendo.
VALORACIÓN POSITIVA
Objetivamente, el proyecto "The King Flyp" y sus resultados hasta el momento son excelentes. Para bien y para mal, todo mundo habla de él: no olvidemos que incluso la "publicidad negativa" es publicidad. A la fecha, cuenta con más de 300,000 visitas en Youtube, ha tenido entrevistas y programas en los principales medios escritos, radiales y televisivos; le han ofrecido "remixes", clases y asesorías; y dejó plantados a los de TCS "porque el carro se molestó" (sic). Si suprime el cantadito inicial de "Abandonado", creo que tiene cuerda para rato.
QUÉ DE MALO HA REVELADO ESTE MUCHACHO
La parte triste del asunto es todo lo que el fenómeno mediático "The King Flyp" nos ha revelado de nosotros mismos, cosas que ya estaban y se sabían, pero no habían aflorado de manera tan evidente como en esta ocasión. Veamos:
- La enorme dosis de clasismo y alienación de amplios sectores de la sociedad salvadoreña, que lo critican y se burlan de él principalmente por su origen humilde, su aspecto autóctono, las chicas que bailan en sus vídeos, etc.; como que si los propios criticantes fueran unos Apolos o las salvadoreñas promedio fueran 90-60-90, cara y cuerpo de Barbies. Dicho de otra forma: lo atacan y lo putean por grencho, sin reconocer que así es nuestra raza nacional y, además, que estos mismos injuriantes poseen, participan y reproducen varias de tales características, comenzando por el acento y la estampa jalvadoreños.
- Lo hechos mierda * que somos con cualquiera que, entre nosotros, quiera salir del hoyo. En vez de hacer crítica constructiva, darle algún consejo para mejorar o siquiera decir "no me gusta pero seguí adelante"; en vez de eso, ahí está la tanatada de insultos (en la página de Youtube, especialmente) de un montón de bocones que, para más joder, generalmente se escudan tras el anónimo; ahí están los DJ de importantes radios que han gozado con ridiculizarlo y han dicho que "aquí en esta radio somos clase" como justificación para no ponerlo.
- Las pésimas condiciones culturales del país en cuanto a educación y pobreza: por una parte, que sea un sub-género tan rudimentario el que haya elegido como tabla de salvación; segundo, que Marvin Ulises haya abandonado la escuela porque el instituto para seguir su bachillerato le quedaba muy lejos y no tenía dinero ni para el bus.
Si a este incipiente King Flyp lo apoyan, lo asesoran, lo pulen y, sobre todo, lo convencen de que no cante... ¿quién puede asegurar que en un par de años pudiéramos verlo en Telehit o MTV?
Contra la amnesia colectiva, a Álvaro Torres le dijeron gritón e imitador sin talento allá por 1976 y se fue resentido con el país y su falta de apoyo. Ya cuando lo vieron cantando con orquestón en vivo en los "yunais", ahí si era salvadoreño.
Por último, quienes dicen "¡qué vergüenza, rebajás nuestra nacionalidad, no digás que sos de aquí!" acusan una supina ignorancia de las verdaderas vergüenzas nacionales. Francamente, elijo ver y estar pendiente de la lucha que hace "The King Flyp" en lugar de recordar la decena de goles que nos hizo Hungría en el Mundial España 82 y contemplar la grotesca imagen del "Pelé" Zapata celebrando jubiloso el único gol que nos puso 5-1, a la espera de los otros cinco que vinieron. Y a aquellos... ¡hasta documental onomástico les han hecho!
* Nota lingüística: la expresión vulgar, "lo hechos mierda que somos" tiene una dimensión semántica de tal calibre que no se puede sustituir por otros adjetivos ("mezquinos", "ruines", "miserables", "roñosos", "viles" o "infames"); de ahí que no se trate de una "mala palabra" gratuita, sino de la necesaria, justa y correcta frase para este caso.
domingo, 18 de julio de 2010
Ponderando penas y orgullos
Varias veces a través del tiempo he escuchado eso de que "no, yo no cambiaría mi nacionalidad" y "es que es lindo El Salvador", más como frases vacías y carentes de significado que como auténticos motivos de amor a la patria, contradicción palpable con la realidad de la emigración continua y la depreciada imagen que proyectamos, ya retratada hace 40 años en el célebre "Poema de amor" de Roque Dalton y, según dicen, con bastante menos cariño en "El asco", de Castellanos Moya.
La reflexión de fondo es, entonces, qué tiene de bueno nuestro país (pregunta como sinécdoque), para amarlo y cantar henchidos de orgullo el himno nacional, o qué tiene de malo, como para preguntarnos qué pecados de las vidas anteriores estaremos pagando para haber nacido aquí.
Por puro afán de equilibrio, pongo aquí el cinco y cinco, en orden de "según se me fueron ocurriendo" y sin considerar todo lo que se refiera al clima ("fértiles campiñas, ríos majestuosos, soberbios volcanes, apacibles lagos, cielos de púrpura y oro", que no es mérito humano aunque esté en la "Oración a la Bandera" que escribió el Dr. David J. Guzmán). Son aquellas cosas, las primeras, de las que a cualquier extranjero, así sea chapín, daría pena contarle; son las segundas aquellas que hasta nos pararíamos más erguidos al mencionarlas.
EL "BOTTOM 5" O LA ESENCIA DE LA VERGÜENZA
- La basura en cualquier parte
Un mal hábito nacional, una de cuyas máximas escenas es el lanzamiento de desperdicios a través de las ventanas de vehículos particulares y colectivos en marcha, y una de sus peores tragedias la inundación de las zonas bajas de la ciudad cada vez que llueve, gracias a que las alcantarillas están obstruidas por desperdicios plásticos. Las calles de cualquier país son más limpias que las nuestras.
- El 10 a 1 que nos metió Hungría en el Mundial España '82
Un poco envidiable récord, muestra de la incapacidad, indisciplina y falta de planificación colectivas de dirigentes, entrenadores, prensa deportiva y jugadores, ridiculizados por algo tan obvio como el "jet lag". Eso sí, es de reconocerles que dieron la cara presentándose a jugar partidos aceptables contra Bélgica y Argentina.
- Los diputados (en promedio y en sentido genérico)
Suele decirse que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece" y, en este caso, bastante mala gente debemos ser para elegir, soportar y -peor aún- permitir que se reelijan diputados del calibre de los que tenemos, aunque haya alguno respetable -y, si cabe, inteligente- tan solo para confirmar la regla. Lo peor es que toda reforma para limpiar y mejorar el sistema de representación es imposible, porque requiere del aval de los legisladores, o sea, los mismos a quienes habría que quitar de allí.
- La maliantada de exportación
Si todo comenzó "de aquí para allá" o fue cosa "de allá para acá", el fenómeno delincuencial de las pandillas es algo que, a nivel regional y desde fuera, ya se asocia con la nacionalidad misma. Un verso más para el inventario de epítetos denigrantes.
- El beso de Duarte a la bandera gringa
No bastándole con prestar su figura de "demócrata" para tapar las graves violaciones a los Derechos Humanos en el contexto de la guerra civil de los años ochenta, Duarte protagonizó (creo que en 1986) uno de los actos más vergonzosos de servilismo al "amontonarse" a la bandera de las barras y las estrellas durante una visita oficial, cuando el presidente del "imperio" era Ronald Reagan.
EL "TOP 5" O LAS BASES DEL ORGULLO NACIONAL
- Monseñor Oscar Arnulfo Romero
Poco puedo añadir a lo que ya se ha dicho sobre la valentía de su voz, la magnitud de su palabra y la dimensión de su sacrificio. Su santidad está fuera de duda, pese a las demoras vaticanas.
- Los Acuerdos de Paz de 1992
Sea por presión interna o externa; sea por pragmatismo, por cansancio, por vergüenza o sencillamente porque no se pudo de otra manera, el hecho es que se terminó con la guerra civil por la vía del diálogo y la convivencia política de los hasta entonces enemigos acérrimos fue posible, demostrando al final que ninguno era tan fanático ni intolerante como parecía su caricatura antagónica. Eso sí: la base sobre la que se cimentó dicho acuerdo no fue el pretendido protagonismo de los líderes firmantes, sino las vidas segadas de la gente que aportó su sacrificio creyendo en una causa.
- El Mágico González
Ídolo nacional, dotado con habilidades extraordinarias para el fútbol, logró encandilar a propios y extraños con sólo una pierna buena (el resto de él era enclenque, ver fotos de la época), todo ello a pesar de ser como era. Yo digo que tiene mérito.
- Los cortometrajes "Cinema libertad" y "Cuentos de cipotes"
Hay que verlos, mostrarlos y divulgarlos. Lo dije antes y lo repito: ¡qué bonitos!
- Roque Dalton
Dice un epígrafe de "Pobrecito poeta que era yo...", citando a un personaje de L. Durrell: "Es una obligación e todo patriota odiar a su país de una manera creadora". Pues sí: Dalton fue patriota en muchos sentidos, tanto así que regresó al país para hacer la lucha en la que creyó, camino contrario al de tantos otros bocones.
La reflexión de fondo es, entonces, qué tiene de bueno nuestro país (pregunta como sinécdoque), para amarlo y cantar henchidos de orgullo el himno nacional, o qué tiene de malo, como para preguntarnos qué pecados de las vidas anteriores estaremos pagando para haber nacido aquí.
Por puro afán de equilibrio, pongo aquí el cinco y cinco, en orden de "según se me fueron ocurriendo" y sin considerar todo lo que se refiera al clima ("fértiles campiñas, ríos majestuosos, soberbios volcanes, apacibles lagos, cielos de púrpura y oro", que no es mérito humano aunque esté en la "Oración a la Bandera" que escribió el Dr. David J. Guzmán). Son aquellas cosas, las primeras, de las que a cualquier extranjero, así sea chapín, daría pena contarle; son las segundas aquellas que hasta nos pararíamos más erguidos al mencionarlas.
EL "BOTTOM 5" O LA ESENCIA DE LA VERGÜENZA
- La basura en cualquier parte
Un mal hábito nacional, una de cuyas máximas escenas es el lanzamiento de desperdicios a través de las ventanas de vehículos particulares y colectivos en marcha, y una de sus peores tragedias la inundación de las zonas bajas de la ciudad cada vez que llueve, gracias a que las alcantarillas están obstruidas por desperdicios plásticos. Las calles de cualquier país son más limpias que las nuestras.
- El 10 a 1 que nos metió Hungría en el Mundial España '82
Un poco envidiable récord, muestra de la incapacidad, indisciplina y falta de planificación colectivas de dirigentes, entrenadores, prensa deportiva y jugadores, ridiculizados por algo tan obvio como el "jet lag". Eso sí, es de reconocerles que dieron la cara presentándose a jugar partidos aceptables contra Bélgica y Argentina.
- Los diputados (en promedio y en sentido genérico)
Suele decirse que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece" y, en este caso, bastante mala gente debemos ser para elegir, soportar y -peor aún- permitir que se reelijan diputados del calibre de los que tenemos, aunque haya alguno respetable -y, si cabe, inteligente- tan solo para confirmar la regla. Lo peor es que toda reforma para limpiar y mejorar el sistema de representación es imposible, porque requiere del aval de los legisladores, o sea, los mismos a quienes habría que quitar de allí.
- La maliantada de exportación
Si todo comenzó "de aquí para allá" o fue cosa "de allá para acá", el fenómeno delincuencial de las pandillas es algo que, a nivel regional y desde fuera, ya se asocia con la nacionalidad misma. Un verso más para el inventario de epítetos denigrantes.
- El beso de Duarte a la bandera gringa
No bastándole con prestar su figura de "demócrata" para tapar las graves violaciones a los Derechos Humanos en el contexto de la guerra civil de los años ochenta, Duarte protagonizó (creo que en 1986) uno de los actos más vergonzosos de servilismo al "amontonarse" a la bandera de las barras y las estrellas durante una visita oficial, cuando el presidente del "imperio" era Ronald Reagan.
EL "TOP 5" O LAS BASES DEL ORGULLO NACIONAL
- Monseñor Oscar Arnulfo Romero
Poco puedo añadir a lo que ya se ha dicho sobre la valentía de su voz, la magnitud de su palabra y la dimensión de su sacrificio. Su santidad está fuera de duda, pese a las demoras vaticanas.
- Los Acuerdos de Paz de 1992
Sea por presión interna o externa; sea por pragmatismo, por cansancio, por vergüenza o sencillamente porque no se pudo de otra manera, el hecho es que se terminó con la guerra civil por la vía del diálogo y la convivencia política de los hasta entonces enemigos acérrimos fue posible, demostrando al final que ninguno era tan fanático ni intolerante como parecía su caricatura antagónica. Eso sí: la base sobre la que se cimentó dicho acuerdo no fue el pretendido protagonismo de los líderes firmantes, sino las vidas segadas de la gente que aportó su sacrificio creyendo en una causa.
- El Mágico González
Ídolo nacional, dotado con habilidades extraordinarias para el fútbol, logró encandilar a propios y extraños con sólo una pierna buena (el resto de él era enclenque, ver fotos de la época), todo ello a pesar de ser como era. Yo digo que tiene mérito.
- Los cortometrajes "Cinema libertad" y "Cuentos de cipotes"
Hay que verlos, mostrarlos y divulgarlos. Lo dije antes y lo repito: ¡qué bonitos!
- Roque Dalton
Dice un epígrafe de "Pobrecito poeta que era yo...", citando a un personaje de L. Durrell: "Es una obligación e todo patriota odiar a su país de una manera creadora". Pues sí: Dalton fue patriota en muchos sentidos, tanto así que regresó al país para hacer la lucha en la que creyó, camino contrario al de tantos otros bocones.
Pido un favor a los amigos/as abogados
CONSIDERANDO:
a) Que ya va más de una década desde que varios atletas fueron nacionalizados por decreto legislativo, para que pudieran jugar bajo la bandera de nuestro país, siendo los casos más conocidos los de futbolistas a quienes, como era previsible, una vez pasada la exigua cantidad de partidos oficiales pertinentes ya no se les vio ni el cacho por estos lares olvidados del Señor.
b) Que esa es la peor manera de malbaratar nuestra ya de por sí devaluada nacionalidad, pues tal vejación fue cometida por los mismísimos diputados/as en su calidad de autoridades legalmente constituidas.
SOLICITO a cualesquiera abogados/as de la república, especialmente a aquellos conocidos/as compañeros o exalumnos (Efraín, Tahnya, Misael, Tatiana, etc.), que presenten un recurso de inconstitucionalidad contra el o los decretos que dieron la nacionalidad a tales personas amparándose en el artículo 92 de nuestra Constitución Política, que en su numeral 3 establece que pueden ser salvadoreños por naturalización "los que por servicios notables prestados a la República obtengan esa calidad del Órgano Legislativo", siendo evidente que en el momento en que se les concedió tal condición aún no habían prestado ningún servicio a la patria, además de ser sumamente discutible que pueda considerarse un "servicio notable" al país el ocupar una plaza que normalmente le correspondería a un connacional de nacimiento, tortilla y frijol, con lo cual éste y no el otro hubiera ido por lo menos de viaje a conocer otros países y culturas.
Ya después, si el implicado o implicada siempre quiere ser salvadoreño, pues que lo haga conforme a los procedimientos que establece la ley, a partir de los años de residencia que tenga en el país.
Para mayor amplitud y argumentación, anexo los enlaces para las entradas anteriores relacionadas con el tema: "Mercenarios del deporte" y "De medallas y orgullos".
a) Que ya va más de una década desde que varios atletas fueron nacionalizados por decreto legislativo, para que pudieran jugar bajo la bandera de nuestro país, siendo los casos más conocidos los de futbolistas a quienes, como era previsible, una vez pasada la exigua cantidad de partidos oficiales pertinentes ya no se les vio ni el cacho por estos lares olvidados del Señor.
b) Que esa es la peor manera de malbaratar nuestra ya de por sí devaluada nacionalidad, pues tal vejación fue cometida por los mismísimos diputados/as en su calidad de autoridades legalmente constituidas.
SOLICITO a cualesquiera abogados/as de la república, especialmente a aquellos conocidos/as compañeros o exalumnos (Efraín, Tahnya, Misael, Tatiana, etc.), que presenten un recurso de inconstitucionalidad contra el o los decretos que dieron la nacionalidad a tales personas amparándose en el artículo 92 de nuestra Constitución Política, que en su numeral 3 establece que pueden ser salvadoreños por naturalización "los que por servicios notables prestados a la República obtengan esa calidad del Órgano Legislativo", siendo evidente que en el momento en que se les concedió tal condición aún no habían prestado ningún servicio a la patria, además de ser sumamente discutible que pueda considerarse un "servicio notable" al país el ocupar una plaza que normalmente le correspondería a un connacional de nacimiento, tortilla y frijol, con lo cual éste y no el otro hubiera ido por lo menos de viaje a conocer otros países y culturas.
Ya después, si el implicado o implicada siempre quiere ser salvadoreño, pues que lo haga conforme a los procedimientos que establece la ley, a partir de los años de residencia que tenga en el país.
Para mayor amplitud y argumentación, anexo los enlaces para las entradas anteriores relacionadas con el tema: "Mercenarios del deporte" y "De medallas y orgullos".
Publicadas por
Rafael Francisco Góchez
Archivado en:
Futbolito,
Variadas circunstancias
jueves, 8 de julio de 2010
De estas aguas no beberé
Me han bastado tres capítulos de "La subasta del lote 49", de Thomas Pynchon, para suspender su lectura. El cuerpo y ciertos preceptos no mienten: si uno -en cuanto lector medianamente iniciado- lucha por no dormirse a los pocos minutos de contacto con las páginas de un autor reconocido, es suficiente prueba de que no hay comunión con el universo imaginario... y punto. Culpo fundamentalmente a la construcción basada en retorcimientos sintácticos un tanto libres (aparentemente característicos del misterioso demiurgo), pero no descarto que quizá leído en su idioma original pudiera tener algo de gracia (para lo cual esa habría de ser también mi lengua nativa, supongo que algún japonés leyendo una traducción de García Márquez opinaría igual, pero no me interesa verificarlo). En otras épocas habría continuado, por aquello de "la disciplina" (no abandonar algo iniciado), pero juzgo más noble y digno -y, por lo tanto, moralmente superior- emplear mi tiempo de lectura en textos que de veras me agraden.
En cuanto a la obra de Roberto Bolaño, he leído algunos cuentos de "Llamadas telefónicas" y "Putas asesinas", mismos que juzgo menores y algunos hasta triviales, aparte de que desespera su particular uso de las comas y, sobre todo, el hecho constatable de que el autor parece un especialista en crear la exposición y desarrollar el nudo para llegar a ningún desenlace; de ahí que no esté excesivamente entusiasmado por acceder a sus dos novelas presuntamente mayores, "Los detectives salvajes" y "2666".
Admito que esta mi reticencia bolañesca se ha visto atizada por dos elementos del contexto desde el cual uno lee y existe; en primer lugar, el demérito inicial que le concedo a un escritor cuyo universo literario se centra demasiado en el mundillo literario ("sombras de sombras" como en la caverna de Platón, como un poeta que escribe mil poemas a la poesía, como una canción cuya letra repita una y otra vez "quiero hacerte una canción como esta que te estoy haciendo"); en segundo lugar, la decepción posterior a las altas expectativas alentadas desde la postura maximalista de quien me lo recomendó: "este es el más grande autor latinoamericano después del boom". Pues si es así...
En cuanto a la obra de Roberto Bolaño, he leído algunos cuentos de "Llamadas telefónicas" y "Putas asesinas", mismos que juzgo menores y algunos hasta triviales, aparte de que desespera su particular uso de las comas y, sobre todo, el hecho constatable de que el autor parece un especialista en crear la exposición y desarrollar el nudo para llegar a ningún desenlace; de ahí que no esté excesivamente entusiasmado por acceder a sus dos novelas presuntamente mayores, "Los detectives salvajes" y "2666".
Admito que esta mi reticencia bolañesca se ha visto atizada por dos elementos del contexto desde el cual uno lee y existe; en primer lugar, el demérito inicial que le concedo a un escritor cuyo universo literario se centra demasiado en el mundillo literario ("sombras de sombras" como en la caverna de Platón, como un poeta que escribe mil poemas a la poesía, como una canción cuya letra repita una y otra vez "quiero hacerte una canción como esta que te estoy haciendo"); en segundo lugar, la decepción posterior a las altas expectativas alentadas desde la postura maximalista de quien me lo recomendó: "este es el más grande autor latinoamericano después del boom". Pues si es así...
sábado, 3 de julio de 2010
Tres referencias
A lo largo de los años y ante diferentes circunstancias de la vida, tres frases de la cultura popular regresan a mi mente una y otra vez, como una tríada de referencias antropológicas en su nivel básico explicativo, como un "loop" etno-histórico, un círculo vicioso en el que estamos desde tiempos inmemoriales, quizá no exclusivamente en cuanto pueblo, pero sí con un énfasis tan particular que pareciera cosa del ADN.
Posdata: a propósito del próximo estreno del documental "Uno: la historia de un gol" (que, a juzgar por las entrevistas previas hechas a sus productores, tiene de fondo el patético argumento de "chis, ve, pero por lo menos fuimos" al Mundial de España '82), sobre aquel ridículo histórico bien cabe aplicar... ¡las tres frases de un solo!
¡Habís perdido l'onra, que era l'único que traibas al mundo!Esta frase la consignó Salarrué en el cuento "La honra". Se la dice el tata a la Juana luego de penquearla por enterarse de que ésta se entregó a "el de a caballo" en el ojo diagua. Me resuena cada vez que constato que hay padres, madres y todo tipo de parientes que aún siguen valorando a las mujeres únicamente por la posesión de su virginidad antes del matrimonio. Eso remueve toda la estructura de prejuicios y creencias enquistada en nuestra idiosincrasia, pero también genera dudas sobre las convenciones anglosajonas y hippies al respecto. Ni qué decir de lo babosas que son las bichas que se creen la casaca previa a la entrega.
¡Es que uno, de cipote, es tonto!Esta otra frase es uno de los clichés del recordado cómico Aniceto Porsisoca y, ciertamente, no requiere mucha explicación ni más contexto que ver hacia los tiempos de la niñez y la adolescencia, esas edades adonde uno a veces quisiera volver, pero armado con la sabiduría empírica que, supuestamente, ya hemos adquirido.
No, como país El Salvador dijo quitá de allíFinalmente, esta otra brota a propósito de cada nuevo hecho de violencia que se conoce y comenta, y que pareciera explorar nuevos límites de crueldad y salvajismo. Uno entonces recuerda y relee crónicas de brutalidades añejas, no digamos de la conquista y colonia, sino de la historia del último siglo nacional (donde se ve la alta escuela). En el contexto de las barbaries amparadas en las circunstancias políticas de finales de 1960, Roque Dalton en su "Pobrecito poeta..." (capítulo IV, "Mario, la destrucción", entrada del 10 de noviembre) consigna esta frase común que suele aplicarse cuando uno cree que puede hacer algo mejor que otro, este famoso "quitá diay", que incluye también connotaciones sarcásticas en situaciones grotescas, conforme al recto uso de esa locución verbal coloquial malsonante registrada en el diccionario de la RAE y con perdón de los espíritus sensibles u ortodoxos.
Posdata: a propósito del próximo estreno del documental "Uno: la historia de un gol" (que, a juzgar por las entrevistas previas hechas a sus productores, tiene de fondo el patético argumento de "chis, ve, pero por lo menos fuimos" al Mundial de España '82), sobre aquel ridículo histórico bien cabe aplicar... ¡las tres frases de un solo!
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