miércoles, 24 de diciembre de 2014

Carta a los Reyes Magos

Estimados Reyes Magos:

Reciban un atento saludo desde la Guanaxia Irredenta.

Es la primera vez que les pido algo, pues mis cartas de infancia iban dirigidas a Santa Claus; sin embargo, como he leído en redes sociales que esa costumbre es imperialista, alienante o hasta satánica, mejor me atengo a la tradición de sus regalos, pese a que encuentro alguna contradicción en eso del oro.

Pero no nos metamos en berenjenales religiosos y pasemos a mi wish list.

Son diez regalitos, pero no vayan a creer que ando de abusivo. Lo que sucede es que a uno se le abre el apetito si a la par están comiendo, y uno ve y oye que las cosas solicitadas se les dan a ciertas personas por estos lares. Digo yo que nada se pierde con caer en el vicio de pedir, allá ustedes cómo administren la virtud de no dar.

Así pues, para el próximo año me gustaría lo siguiente:

Una columna permanente en un periódico de gran circulación, para publicar como si fueran temas de interés nacional las efusiones más febriles de mis íntimos fanatismos religiosos y políticos (o sus respectivas antítesis).

Un cargo de concejal en un municipio donde yo pueda autorizar eventos extremos (algo así como la versión tecleña de "Fast and furious"), aunque no esté facultado por la ley para hacerlo y sin que me quite el sueño la seguridad ciudadana, sólo para cumplir mis caprichos o los de mis cheros.

Un juez (en lo posible, con nombre de marca de jeans) que me garantice arresto domiciliario y permanentes controles de salud institucionales, en el nefasto e improbable caso de que se me acusare de algún delito que, por supuesto, declararé solemne y sonriente no haber cometido jamás.

Un look de chico guapo, mesiánico y que enamore multitudes con un discurso inspirado en Arjona, Coelho y Gloria Estefan. No incluyo en el combo “la boda del año” porque la mía fue hace muchos años y no fue parte de ninguna campaña polìtica.

Un grupo de patrocinadores para un documental (de preferencia, trilogía fílmica) sobre hechos históricos, presentados a mi conveniencia ideológica pero haciéndolo pasar por objetivo y equilibrado, a ver si así logro engancharme a alguna gente incauta.

Un hábito de ahorro tan constante y disciplinado como el de un diputado que, sobre esta base, pudo comprar en efectivo unos terrenitos de una institución estatal, que se los dio en rebaja “por ser usted”.

Una imaginación retorcida y truculenta como la del candidato que no ganó la presidencia, para escribir libretos de conspiraciones y fraudes electorales, con testigos falsos y encapuchados incluidos. Con suerte, tal vez algún productor de teleseries baratas o películas "B" las lleva a la pantalla.

Una expresión histriónica, desorbitada e indignada, como la de aquel joven plagiario literario cuando se defendió, atacando con su supuesta performance artística.

Un redondel, calle, auditorio, cuartel, monumento o parque al que pueda bautizar con el nombre de algún personaje siniestro de nuestra historia, sólo por molestar.

Y por último, un bajo perfil público, como de expresidente a quien todos quieren olvidar, pues no ha de ser ninguna gracia que a uno le anden ventilando sus intimidades, menos si son de aquellas que... ve'á.

Atentamente,

RFG

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Posdata: si no se puede nada de lo anterior, aunque sea regálenme un banner como el de Bonner.