Seguramente la mayoría de lectores/as de la novela corta “Ardiente paciencia” (1985), de Antonio Skármeta, llegamos a ese simpático libro impelidos por la película “Il postino” (1994), si bien su primera realización cinematográfica había corrido a cargo del propio autor-director en 1983.
La trama esencial del libro es la que conocimos a través del laureado filme de Michael Radford, aunque hay importantes variaciones no sólo de época sino de contexto, pues la ficción originalmente se desarrolla en la pequeña Isla Negra chilena, durante los últimos años de vida del poeta Pablo Neruda (1969-1973) y la represión posterior al golpe militar.
De la narración plagada de ingeniosas metáforas skarmetianas y nerudianas, podemos decir que es dulcísima, por momentos hilarante y en un par de ocasiones tan hábilmente erótica que consigue llevar el primer encuentro amoroso entre los fogosos adolescentes Mario y Beatriz hasta una idealizada apoteosis lúbrica de la que, no sin razón, bien se puede culpar a la poesía.
Por otra parte, el retrato del poeta nos lo hace parecer cercano, verosímil, cordial y entrañable; mientras que la sombra del convulso trasfondo histórico abre el espacio para la meditación reflexiva.
Queda la sensación del equilibrio justo en ese sabor agradable remanente en el paladar emotivo.
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