A casi todo personaje público -ya sea del mundo del espectáculo, de la política y hasta de la literatura- suelen aparecerle una o varias cuentas falsas en redes sociales, especialmente en Facebook.
El expresidente salvadoreño Mauricio Funes no es la excepción y seguramente los varios perfiles falsos que hay no los ha mandado a hacer él: son iniciativas espontáneas de gente anodina que necesita sentir que es alguien, así sea suplantando o fingiendo una identidad ajena, como hacía el siniestro personaje de la película “Talented Mr. Ripley” (1999), aunque en estos casos con mucho menos talento.
Asomarse por esas cuentas en “una vejación para el espíritu”, en términos de Max Ehrmann.
No sé qué es más patético: si tan solo imaginar a quienes están detrás de esos perfiles apócrifos o quienes escriben allí una sarta de adulaciones y despropósitos, creyendo que hablan con El Elegido.