Reseña de:
“Manual del perfecto idiota latinoamericano”.
Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa.
(Barcelona, Plaza & Janés, 1996)
Evacuemos rápido las tesis de este “opúsculo de carácter agresivo” (“panfleto”, según ellos mismos y la RAE):
- En Latinoamérica, desde el nacimiento de sus países hasta finales del siglo XX, prácticamente no se aplicó el esquema liberal; por el contrario, lo que hubo fueron estados corruptos, populistas, demagogos, oligárquicos, etc., que causaron grandes desastres económicos y políticos.
- No se puede culpar al capitalismo del atraso y pobreza de los países latinoamericanos, pues estos han sufrido debido, principalmente a sus propias malas decisiones.
- Las propuestas de solución marxistas, socialistas, centralistas, etc., que han fracasado en todas partes del mundo, vienen a ser remedios peores que la misma enfermedad, como lo demuestran los desgraciados países en donde se han aplicado (énfasis y dedicatoria especial para la Cuba de Fidel).
Por lo tanto y en conclusión:
- El único camino hacia el desarrollo es el liberalismo económico.
Hasta ahí, nada extraordinario.
Pero el propósito del libro no es dar una explicación serena, tranquila, mesurada y académica; por el contrario, explícito es su objetivo burlón, cáustico, provocativo: de ahí el título y el estilo; de ahí el cientos de veces reiterado sustantivo “idiota” (ojo: nombre, no adjetivo) para aludir a quien aún se empeñe en creer lo que ellos entienden como patrañas pseudo-redentoras de la izquierda, en todas sus variantes.
Con todo, quizá lo más interesante no sea entrar en un estéril debate entre sordos, sino reflexionar sobre esta pregunta: “¿a quién está dirigido realmente el libelo?”.
No, por cierto, al “idiota” revolucionario allí definido: éste lo acribillaría al menor contacto o respondería ladrando descalificaciones de todo calibre.
Tres son, a mi criterio, los tipos de lector que hallarán algún interés en deglutir este repetitivo mamotreto:
1. Quienes no necesitan leerlo para creer en sus tesis, puesto que ya las sustentan aún sin saberlo: políticos, empresarios, ideólogos y votantes “neoliberales” o “de derecha”.
2. Los “ex de izquierda”: apóstatas, renegados, evolucionados, reciclados, etc. (de todos los cuales hay muchísimos ejemplares en el tinglado local).
Y, por supuesto:
3. Los ilustres librepensadores, como este que escribe, interesados (o que se divierten) en escuchar los argumentos de uno y otro bando, para extraer de ahí sus propias conclusiones (o, aburridos de escuchar sus fútiles diatribas, cambiar de canal).
Por lo tanto, si Ud. no se halla ni se imagina contenido en alguna de estas categorías y, por contra, se considera (o se imagina) como “gente de izquierdas”, va por ahí manifestándose puño izquierdo en alto (o ve con mayor simpatía y aun cierta nostalgia que otros vayan), habla mal de la Coca-cola y el McDonald's (incluso o especialmente cuando almuerza ahí), no mueve un dedo (o no deja de moverlo) sino hasta que la comandancia o comisión política del partido revolucionario se lo indica, tiene la colección completa de artículos del Che Guevara (boina, arete, collar, camiseta, pulsera y hasta portalápices, todo copyright) y, en época de elecciones, es de los que conmina a sus amigos con frases cerradas (“no votar por nosotros, incluso no ir a votar, es votar por el enemigo”)... ¡mejor ahórrese un buen disgusto y ni se le ocurra leerlo!
martes, 5 de diciembre de 2006
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1 comentario:
Iba a reseñar esta reseña en un meta-párrafo post-moderno falo-céntrico y onto-plástico, pero nada más lo felicitaré por su sabia decisión de comenzar a escribir reseñas, que es para lo único que estos blogs sirven.
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