sábado, 25 de noviembre de 2006

Para arriba y para abajo



Haré de "viejo" señalando una buena costumbre perdida: el arte de dar bien las direcciones a cualquier persona que nos pregunte por la ubicación de este o aquel lugar.

La parte antigua y original de nuestras ciudades heredó el tradicional diseño ortogonal o de cuadrícula, en donde calles y avenidas son perpendiculares y están numeradas, a partir de su centro teórico (normalmente un parque), en nones hacia el norte y el oriente, y en pares hacia el sur y el occidente. Con esto y la numeración lógica de las casas, no hay lugar a pérdidas: “3ª calle poniente 4-12” o “intersección de 6ª calle oriente y 3ª avenida sur”.

El crecimiento urbano de las últimas décadas rompió esta armonía cartesiana y así aparecieron una multitud de colonias que, por diseño o imposibilidad práctica, no respetaron la tradición: calles y avenidas comenzaron a llevar nombres bonitos pero arbitrarios (¿Por qué la avenida “Las azaleas” de la colonia “La Floresta” está después y no antes de la avenida “Las margaritas”? ¿Cuál es el límite entre “Jardines de la sabana y Jardines de La Libertad”?).

Así, la gente tendió a orientarse por lugares conocidos como referencia, pareciéndonos mucho al sistema descriptivo de los hermanos nicaragüenses: una cuadra al norte de rotonda “El Güegüense”, media cuadra al lago, frente a Librería “Bolívar”.

Yo no tendría mayor objeción... ¡de no ser por la desesperante manía de sustituir los puntos cardinales por los benditos “arriba” y “abajo”!

Perdidos en cualquier colonia contemporánea, una amable tendera nos puede ubicar fácilmente el destino requerido: “en esta calle sigue derecho y, en la esquina, agarra para abajo tres cuadras y después sigue para arriba hasta la gasolinera... y allí es”.

Lo bonito es que estos “arriba” y “abajo” nunca corresponden regularmente a ningún punto cardinal, tampoco a la izquierda o la derecha, ni siquiera a un criterio físico de mayor o menor elevación, como en una calle descendente. En realidad... ¡dependen de cómo cada quien se imagine que está parado!

Así, lo de "seguir derecho" está clarísimo y hasta es mejor que el sugerente “dele recto”, pero ya en la mencionada esquina, nos hallamos en un dilema: ¿deberíamos cavar un agujero de trescientos metros, buscando el centro de la Tierra? Y después, ¿acaso tendríamos que ascender directo hasta la mencionada gasolinera celestial?